¡Hola a todo el mundo!
Pues sin comerlo ni beberlo, estamos a punto de terminar un 2020 que sin duda vamos a recordar todos. Vaya que sí. Hemos tenido normalidad, confinamiento, nueva normalidad, nuevos tipos de confinamiento y un largo etcétera de situaciones personales que nunca pensamos nadie que íbamos a poder llegar a vivir.
Hace unos cuántos meses que no escribo aquí. Cuando estábamos encerrados a cal y canto mantuve una buena regularidad de publicación. ¡Joder! Como en los viejos tiempos, maldita sea. Luego es que nos abrieron y yo no he parado de hacer cosas (andar en bici fundamentalmente, qué si no) y también he estado entretenido en el tema este de recuperarme del coronavirus.
En efecto, soy de esa gente que se ha visto afectada por el dichoso virus que nos está dando una paliza a toda la sociedad. La verdad es que en mi caso y en el de mi mujer que también lo pilló, hemos sido muy cuidadosos en cumplir todas las reglas para evitar ser contagiados y contagiar. Reducir contactos a la mínima expresión, distancia social, evitar aglomeraciones...toda la parafernalia. Y aún así, nos hemos infectado. Además de todo, nos atacó bastante fuerte. No hemos sido de los asintomáticos ni mucho menos.
Afortunadamente ya estamos bien y aparentemente sin secuelas más allá de alguna cosa curiosa como que se nos olvidan algunas palabras y yo en concreto tengo la cabeza, como diría mi abuela, un poco volada, pero nada alarmante. Yo siempre he tenido una muy buena pedrada, así que casi no se me nota. Todo bien.
La bici me ha ayudado a comprobar a ver qué tal está la maquinaria por dentro y he vuelto a darle fuerte al pedal y todo OK. Ahora mismo el mayor problema son los dos o tres kilillos que he ganado y la proximidad del turrón y el roscón de Reyes.
No sé qué tal os ha ido vuestro año ciclista pero del mío no me puedo quejar. He hecho rutas muy guapas y salvo los momentos en los que no se podía salir y en los que yo tuve que estar aislado por el tema de la enfermedad, no me puedo quejar. La pega es la cancelación de las marchas a las que tenía pensado ir. El Soplao y la TransBizkaia, que eran en días consecutivos. Ese reto me motivaba un montón y no pudo ser.
Pero como hay que mirar para adelante, lo bueno es que estas marchas en el 2021 también son en días consecutivos, así que el reto vuelve a estar ahí, con lo que la motivación la tengo por las nubes. Ahora sólo se tienen que disputar y poder gozar de Urkiola, Piedrasluengas y todas las demás subidas y kilómetros.
Por otro lado, como novedad del 2020, en el tiempo en el que no he publicado por aquí, vendí la bici de monte (espero que estén disfrutando de ella más que yo) y me compré una flamante bici nueva de carretera. Una Nueva Americana a la que llamo “California”. Aún está buscando su propia personalidad la nueva máquina, pero de momento nos estamos haciendo buenos amigos.
Por lo demás, gozando del ciclismo de competición. Viendo carreras en épocas del año poco comunes. A mí La Vuelta en otoño me ha parecido genial. Puede que llevarla a lo más profundo de noviembre no sea lo mejor, porque el frío que han tragado los ciclistas en alguna etapa no fue normal, pero si se celebrase entre septiembre y octubre a mí no me disgustaría. En cuanto a otras carreras, la mayor pena que me queda en el corazón es no haber visto la París-Roubaix con lluvia, barro y frío. Hubiese vuelto a ser el verdadero “Infierno del Norte” y mi apuesta clara era Mathieu van der Poel. ¡Cómo me gusta este ciclista y qué alegría me dio verle ganar el sprint de Flandes!
Lo cierto es que este año he visto muchísimas carreras y gracias a RTVE he revivido carreras de la década de los '80 y '90 que yo ya viví en su día y que me han hecho vibrar igual o más que en directo. ¡Cómo ha cambiado todo el mundo del ciclismo! Y como apunte personal después de ver las carreras con solera y comparándolas con las de este año, ¿no os parecen almas gemelas tanto Rominger como Roglic?
En fin. En lo que estaremos todos de acuerdo es que 2020 ha sido un año muy particular, aunque yo no diría que sea para olvidar. De hecho, deberíamos de sacar muchas cosas en claro como sociedad. En mi opinión, el virus ha dejado al aire muchas costuras deshilachadas que tenemos tanto en lo personal, como en lo colectivo, en lo económico, como en los servicios públicos que creíamos a prueba de bombas. Si nos olvidamos de lo sucedido puede que no solucionemos los problemas.
Por lo demás, aprovecho para desearos a todos los que leáis esto unas felices y comedidas navidades por este año, por favor, y que lo paséis lo mejor posible. Ya sabéis, compañeros y compañeras ciclistas. Os deseo salud, kilómetros y metros de desnivel para el nuevo año que, a nada...A NADA...seguro que es mejor que el 2020.