¡Hola a todo el mundo!
Estamos entrando en unas fechas
en las que, entre otras cosas, solemos hacernos regalos y de más. Si entre las
personas a las que tenéis que regalar hay algún ciclista os aseguro que es súper
fácil hacernos un regalo que nos encaje a nada que nos prestéis un mínimo de
atención entre ruta y ruta.
Espero que mi gente vaya a leer
esta entrada porque hoy trata acerca de lo que quiero yo que me regalen. Ya no
digo ellos. Me da lo mismo quién lo haga. Son cosas fáciles de regalar, de
verdad que sí. Cualquier fiel lector generoso puede agasajarme con cualquiera
de estas cosillas.
Por ejemplo, así lo que se me
ocurre de primeras. Quiero ganar la Etapa 16 de La Vuelta a España de este año nuevo, 2019. Y lo quiero hacer dando una exhibición de altura. Quiero atacar
nada más empezar a subir La Cobertoria. Según se ve esa curva a la izquierda en
la que comienza la subida, dar a todos los gallos un estacazo del demonio.
Coronar con dos minutos, hacer la bajada hasta Pola como un loco y comenzar la
subida a La Cubilla con tres minutos de ventaja. Subir el coloso a plato y,
justo antes de cruzar la meta, bajarme de la bici y cruzarla a pie.
Así para empezar mi lista de
regalos, yo creo que tampoco es tan complicado, no sé. Porque ahora que lo
pienso, el segundo regalo puede que sea algo más rebuscado.
Quiero que en todas las rutas que
hagamos los héroes del CLUB CICLISTA ASFALTO LEÓN, cuando levantemos la mano, aparezca de la nada un coche de
equipo, por supuesto, personalizado con los colores de ASFALTO, y nos de
barritas, geles, agua, instrucciones, soporte técnico y toda la parafernalia. Y
que también nos cambien la bici si notamos alguna cosa rara, como puede ser en
nuestro caso, que la bici tenga seis años o detalles de esos.
El tercer regalo que, si tenéis a
bien, podéis regalarme, sería, por ejemplo, tener las patas de Alejandro Valverde, que son incombustibles, ganan del orden de diez etapas del máximo
nivel al año y que, si te descuidas, te impulsan a colgarte el oro en un
campeonato del mundo con treinta y ocho castañas. Además, también mola porque
se te puede partir un hueso y que todo el mundo piense que te vas a tener que
retirar y, no conforme con no hacerlo, lo que haces es volver más fuerte que
nunca.
Yo creo que son unos regalines
bastante fáciles de conseguir, no sé cómo lo veréis vosotros. Tengo muchas más
ideas de regalo, la verdad pero me las voy a guardar para cuando cumpla años o
cosas así, a ver si os estiráis.
A parte de contaros lo que quiero
que me traigan los Reyes o Papá Noel, también aprovecho para felicitaros la
Navidad, el año y todos esos rollos. Muchas gracias por leerme de nuevo después
del parón que tuve, compañeros y compañeras. A ver si en 2019 nos respetan las
lesiones y nos vemos en la carretera, ¿vale?