jueves, 28 de febrero de 2013

Sólo tenemos una.

¡Hola a todo el mundo!

Hay veces que salir a hacer ejercicio con olas de frío polar es emperrarse en sufrir pero ¡qué queréis que os diga! Al fin y al cabo, el deporte es uno de los principales motores de mi vida, así que no me puedo quejar, pero sí intentar describiros las sensaciones.

Debido al mayor enemigo del cicloturista medio, esto es, la falta de tiempo, estos días ha tocado salir a correr. Ayer hacía frío sin más, pero hoy el frío parecía estar intentando arrancarte el alma a cada bocanada de aire congelado que inhalabas. 

Puede parecer un sufrimiento innecesario del todo, pero no creo que lo sea. Ese era uno de los principales pensamientos de la sesión de trote de hoy. Al fin y al cabo, ¿hubiese sido mejor quedarme en casa viendo por la tele o el ordenador cómo otra gente vive la vida por mí? 

La conclusión es que si hay que pasar un poco de frío, pues se pasa, que tampoco ocurre nada. Por lo tanto, y a pesar de que la entrada de hoy resulte muy corta, el mensaje que quiero transmitiros es que no permitáis que nadie viva la vida por vosotros. Jamás.

Muchas veces escucharéis a gente diciéndoos que no hagáis eso o aquello, o simplemente que ellos en tu lugar harían esto o lo otro. ¿Sabéis qué pienso cuando escucho eso? Pues que lo hagan, porque yo, como dueño de mis propios actos (buenos o malos) tomo mis propias decisiones. Vivo mi vida.

Insisto. Que nadie viva vuestra vida, que sólo tenemos una.

martes, 26 de febrero de 2013

Carril bici de la Carretera de Santander.

¡Hola a todo el mundo!

Iba yo soltando piernas por la carretera de Santander de camino a mi casa tras un entrenamiento corto pero intenso. Decidí meterme por el carril bici que discurre de manera paralela a esta carretera. Pensé que sería lo mejor. Al ir en bici, quieras que no, es el lugar natural, ¿verdad?

Bueno, pues voy a seros sincero. Paso muchas veces por aquí en bicicleta y rara es la vez que circulo por este carril. Y la razón es que me parece extremadamente peligroso.

La idea del Ayuntamiento de Villaquilambre, al cual voy a remitir un enlace de esta entrada, por cierto, era no buena. Buenísima. Un carril bici de unos 4 km que nos separase a los ciclistas del tráfico, por una carretera que nunca tuvo arcén. Genial. La solución definitiva.

Sin embargo, una vez que se terminó, había dos cosas muy mal pensadas porque me imagino que no se pediría opinión a usuarios de bicicleta. Total, para qué....uy, ¿un segundo? ¡Si son los que lo iban a usar! Bueno, ya está hecho....

Como digo, hay dos cosas que convierten este carril en una trampa. Si se va de paseo, es algo que te puede dar lo mismo, pero si sales con la bici de carrera a entrenar, circular por aquí es una locura.

  1. Los dos sentidos de la marcha para el carril bici están en el mismo lado de la carretera, así que si tienes que cruzar de lado, y recuerdo que esto es una carretera nacional, te la estás jugando y mucho.
  2. Hay varias rotondas en esta carretera. Si se sigue por el carril bici de manera cívica, al llegar a éstas rotondas, dicho carril se corta de manera súbita y termina en un bordillo de 15 cm de alto, con lo que si no quieres caerte, te tienes que meter en la carretera, con coches que de circular a 50 km/h por ahí nada de nada.
Conclusión. Los ciclistas que salen a entrenar, no usamos el carril bici. Consecuencia. Los conductores de los coches se creen con razón para pasarte a 30 cm, de mala manera y sin educación ninguna. Total, aquí hay carril bici y no lo usan los ciclista "ergo" aquí podemos atropellarles sin problema.

Hoy mismo, como decía, decidí recorrerlo de principio (Villarrodrigo de las Regueras) a fin (Villaobispo de las Regueras). En las rotondas tenía que incorporarme a la circulación y en una ocasión, una conductora, que yo sabía que me había visto de sobra, me pasó cerca (y estoy hablando de 30 cm) y con el claxon a tope, por supuesto, braceando y diciéndome cosas bonitas. Tras unos cuantos pardieces por mi parte y gritándole que era una asesina, porque este tipo de gente es lo que es, no sé a qué diablos juegan, cada uno se fue por su lado.

Como tampoco hay muchos pasos ciclistas para cambiar de carril (por no decir que no hay ninguno), tuve que invadir todo carril habido y por haber para cambiar de carretera. 

Y todo esto sin mencionar que el carril bici en cuestión discurre por las entradas de un montón de casas unifamiliares con sus respectivas cocheras, así que si sale un coche despistado, pues susto del otro lado.

¿Acaso es imposible crear un carril bici útil y eficiente y que, además, sea barato? Pues este mismo Ayuntamiento, en el tramo que discurre por su jurisdicción, en la carretera de Matallana, tiene otro tramo de carril para las bicis que es perfecto y que yo uso sin problema. Tiene un tramo en cada lado de la calzada, uno por sentido, y es de 1'5 metros. Digamos que sería el arcén, pero bien señalizado, para el uso de las bicicletas. Aquí, sólo se han gastado pintura blanca. Es perfecto.

La conclusión que extraigo de esto es que la idea del carril de la carretera de Santander es inmejorable, pero la utilidad de la misma es discutible. La solución la tienen bien cerca. Espero que el Ayuntamiento de Villaquilambre lea esto y quiero que sepan que lo escribo de manera constructiva.

Sin ningún otro particular, se despide por hoy un cicloturista más.

lunes, 25 de febrero de 2013

Nieve, viento, lobo.

¡Hola a todo el mundo!

Hay veces que parece que el mundo del cicloturismo, de la bici o como lo queramos llamar, te manda determinados mensajes, como si se tratase de un ente muy vivo, y hoy me ha mandado el siguiente mensaje: "Querido Dani. Como hacía días que no sacabas la bici, hoy te tengo preparado un día para que te acuerdes de él" Y tengo que decir que sí que me voy a acordar durante mucho tiempo del entreno de hoy. ¡Vaya que sí!

Esta mañana quería hacer kilómetros. Últimamente no he podido entrenar con la bici mucho, así que hacer unos 80 km estaría genial. Como no me tocaba currar, no tenía prisa ninguna, con lo que desayuné y me puse a enredar en internet, trastear con la guitar y cosas por el estilo. 

A eso de las 11:30, ya me empecé a plantear el inicio del ritual. Culote, pulsómetro, camiseta térmica y toda la parafernalia. El sol brillaba, con lo que me imaginaba un día más que aceptable. Con un frío intenso ya contaba, pero en cuanto puse un pie en la calle, me di cuenta de una cosa. De una cosa que no me gusta nada...

...Y es que el primer detalle por el cual, el día de hoy se iba a quedar en mi memoria por un tiempo considerable, era que soplaba un viento muy pero que muy fuerte. Digamos que soplaba viento a la corellana. ¡Madre mía! A parte de impedirte avanzar, conseguía que la camiseta térmica no sirviese de nada. 

Para rematar todo esto, a los cinco minutos de empezar a rodar, comenzaron a caer copos de nieve. El día seguía con sus "cositas para recordar". "Mi gozo en un pozo", pensé. Tenía que reestructurar la ruta. Con ese viento y la continua amenaza de la nieve, no iba a hacer 80Km ni de coña, así que, como si de un vikingo se tratase, alcé la vista al cielo, analicé las nubes, recordé las carreteras con posibilidades de cruzarse con otras que sirviesen de escape rápido y la conclusión fue tomar la carretera de Matallana.

Inicié la marcha por ésta carretera y de inmediato, el enfrentamiento con el viento se presentaba duro. Plato pequeño, agachar la cabeza y sujetar bien el manillar para evitar sustos. Así se presentaba esta primera parte.

Igual que llegó, la nieve se fue de manera sorprendente, pero se notaba claramente que unos kilómetros más adelante estaba arreando duro el temporal. Dado que tenía una carretera de escape, la de Manzaneda, confiaba en que la nieve me respetase, al menos, hasta ese punto.

Cada pedalada era un esfuerzo titánico, cada metro un triunfo, cada kilómetro una aventura. El viento no podía ser ni más frontal ni más gélido. Bebí un sorbo de agua del bidón y se me pasaron todos los dientes. Hasta ese punto hacía frío hoy.

Llegué a Garrafe y los copos de nieve hicieron acto de presencia una vez más. Parecía que estaban siendo arrastrados por el viento, más que caer de alguna nube justo encima de mí, así que, como todo pintaba muy chungo, apreté el ritmo para llegar cuanto antes a Manzaneda de Torío por donde huiría en dirección León.

Y, efectivamente, al llegar a ésta carretera, la cosa estaba muy oscura y complicada, así que no me paré ni tan siquiera a hacerme una frikifoto. Pero una vez que tomé esta nueva dirección, tuve que engranar el plato grande ya que, al ser el viento tan fuerte, ahora que entraba a favor, me puse a 40 km/h con facilidad.

Y a los pocos kilómetros me topé con otro de los momentos que iban a hacer de este día algo especial. En primer lugar, me gustaría comentar que no he estudiado biología, ni soy zoólogo ni nada parecido, pero me crucé en media de la carretera con lo que, sinceramente, creo que era un lobo. Sí, sí. Lo que estáis leyendo. Un lobo. Estaba en medio de ninguna parte, parecía muy huidizo y no tenía pinta de perro doméstico. Conclusión no experta. Un lobo. Además, se marchó corriendo a través del puro monte.

Así que con la imagen de este animal en mi mente, llegué al final de esta carretera donde tenía tres opciones. Tirar ya para casa, coger el carril bici o subir por Castrillino. Opté por ésto último para rematar el entreno porque la verdad es que muchos kilómetros no he hecho. 

Al final me quedé en 50 km, pero ojo. De los que no se olvidad. Nieve, viento, lobo...¡qué cosa!

sábado, 23 de febrero de 2013

Grupeta Cicloturista León: Sección Jamelgos vs Sección Flacuchos

¡Hola a todo el mundo!

Siempre que hago referencia a la Grupeta Cicloturista León podéis observar que el buen rollo predomina por doquier y somos fácilmente reconocibles por las risas que emite el grupo. Eso no tiene discusión.

Sin embargo, como en todas las familias, existen tiranteces. En nuestro caso, éstas no son demasiado importantes, pero existen. Vienen dadas por dos temas fundamentales:
  1. La inclinación de la carretera.
  2. Nuestras diferentes complexiones físicas.
En nuestro grupo hay un poco de todo, pero más o menos estamos bien diferenciados, pudiendo desglosarnos en dos. Los JAMELGOS y los FLACUCHOS. Como podéis comprender, según la ruta por la que vayamos, ésta puede favorecer a unos o a otros.

Dentro de los JAMELGOS hay que incluir a Juanjo, al Buka, a David, a Félix, a Sergio, qué duda cabe que a mí y seguro que se me escapa alguno. Dentro de los FLACUCHOS están Óscar Caimán, Manuel, el intrépido JR o el mismo Elías1.

Luego, en terreno de nadie, se encuentran otros compañeros como son Elías2, Jorge, Jose, Rafa y otros tantos pájaros. Estos hacen daño en todos los terrenos.

Como decía, existen tiranteces e intentamos encontrar el terreno oportuno en dónde crujirnos los unos a los otros. Tengo que decir que como siempre estamos haciendo el mambrú, acabamos llegando a la subida del día y los FLACUCHOS nos acaban cepillando de lo lindo a los JAMELGOS. Hay veces que no, ojo. Y suele deberse a que los compañeros que se encuentran entre dos tierras, se decantan o por un lado o por otro.

Pero creo que en pos de una rivalidad sana y justa, los JAMELGOS deberíamos de unirnos e intentar que, por lo menos, llegasen los FLACUCHOS un poco fatigados a pie de puerto.

Por tanto, y sin intentar crear desavenencias, ¡QUE VIVAN LOS JAMELGOS UNIDOS!

jueves, 21 de febrero de 2013

Reflexiones duatléticas.

¡Hola a todo el mundo!

No sé exactamente por qué, pero el día de ayer, tras tres duros entrenos de carrera, lo marcaré como uno de los días en los que más cansado recuerdo haber estado.

Cierto es que me había machacado, pero en alguna otra ocasión, por no decir muchas veces, lo había hecho en mayor medida. Algo tendría que ver en todo esto el dichoso catarro que me castigó duro durante una semana, pero el hecho es que, como digo, ayer estaba roto del todo.

Cuando llegué a casa después de currar me pasó algo muy curioso. Me senté en el sofá para estirar un poquito las piernas y no recuerdo nada de lo que pasó desde ese momento hasta que me llamaron por teléfono una hora más tarde. ¡Me quedé fritísimo!

Así que hoy no he hecho nada por prescripción del sentido común. Tocaba recuperar un poco. Mañana espero que me dé tiempo a hacer algo, seguramente correr otra vez, dado que tengo la mañana, a partir de las 11, completa y la tarde destinada a producir un poco, así que, de hacer algo, toca enfrentrarse a las zapatillas de running un día más.

Un colega me dijo hace un tiempo que si no me había planteado el tema duatlón. Respondí con un no, sin más. Ahora pienso que si la pisapraos supone ya un problema para mí, ¿qué pinto yo haciendo una transición? No la hizo bien España, como para hacerla yo.

Sin ningún otro particular, voy a continuar regenerando las piernas que aún están tocaditas.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Un entreno cualquiera a la carrera.

¡Hola a todo el mundo!

Con mucha gracia y donaire, de buena mañana, hoy salí a correr. Y fue una decisión a vida o muerte porque llevaba dos días seguidos haciéndolo y como no soy un peso pluma precisamente, tres días supone jugármela. Pero decidí hacerlo por dos motivos. Uno, la amenaza de lluvia. Dos, supondría hora y media todo el proceso, incluyendo la higiene personal, así que hablé con la bicicleta y le hice entender que hoy se quedaba en casa.

Para comenzar la sesión, saqué la basura, por lo que los primeros 100 metros troté con una bolsa de basura a cuestas, lo que supuso la mirada curiosa de un par de vecinos. "Cómo está el patio", parecían pensar. Pero como el miedo al ridículo lo perdí hace ya mucho tiempo, proseguí con mi misión, que era, reciclar.

Justo al lado del contenedor había un señor fumando un farias, lo que hizo que una de las bocanadas de aire que inhalé fuese acompañada con bien de humo del cigarro de este buen hombre..."Su p_t_ madre", pensé para mis adentros. 

A partir de aquí, comencé a correr intentando adquirir rápidamente un ritmo constante. Siempre procuro acompasar las zancadas con la respiración aunque bueno, supongo que todo el mundo que sale a correr. La cosa es que esto me costó muchísimo y no se debía a la respiración. Las piernas estaban tocaditas de los dos últimos días. Además de correr, también he estado haciendo ejercicios varios como zancadas, sentadillas y tal, con lo que las tenía cargadas. 

15' después de comenzar el entreno, parecía que patas y pulmones habían llegado a una "entente cordiale" pero sin mi consentimiento, estaban llevando un ritmo muy alegre. Quizás demasiado. Tras parar y realizar alguno de los ejercicios que comentaba antes, proseguí el trote.

Ya llevaba unos 30' de carrera y entre los tutes de días pasados y el ritmo de hoy, ya notaba que el día estaba siendo duro. Me di cuente que también que estaba tirando de brazos para mantener el ritmo, signo sin duda de que me estaba calentando.

Por fin vi a lo lejos la entrada de mi calle. Sólo me quedaban unos 200 metros y al girar para cruzar la carretera, alguna parte de la camiseta toco mi cuerpo y descubrí que la tenía totalmente calada. "¡Menudo día!", dije esta vez en alto. Pero como ya me quedaba nada y menos para terminar, decidí entrar en la calle de mi hogar haciendo un spring de los buenos, para que los vecinos que me vieron con la bolsa de basura y pensaron que estaba chiflado, sigan pensando lo mismo pero que al menos, estoy en forma.

Tras un par de pardieces, me puse a estirar. La cosa marcha.

martes, 19 de febrero de 2013

La cosa es hacer algo.

¡Hola a todo el mundo!

Para seros sincero, creo que la pequeña salida en bici del otro día, salvo por el chute de moral, no me vino muy bien porque recaí un poco en mi catarro 5.0, con lo que guardé reposo un día más.

Pero hoy volví a retomar la actividad y, en este caso, salí a correr, cosa que hoy sí que me ha venido excelentemente bien. Sudé todo lo sudable porque me di un poco de caña, así que el catarro creo que ha capitulado y parte en retirada a otro cuerpo.

Para los que no soláis hacer ejercicio, a parte de recomendároslo de forma general, para los días en los que estéis un poco regular, lo recomiendo muy especialmente. Os parecerá una locura, pero no lo es. Tampoco estoy diciendo que el día que tengáis la fiebre a 38'5ºC y con lluvia, pues que salgáis. Eso no. Pero si os sentís, como digo, un poco regulín regulero, y sacáis fuerza para hacer algo, comprobaréis que el cuerpo os lo agradecerá muchísimo. A parte de esto, el mero hecho de hacer ejercicio de forma habitual, impedirá que enferméis tan a menudo.

Dicho esto, hay veces que un catarro se hace fuerte en tú interior y comienza a realizar de forma eficiente su trabajo, que es tocar las narices. El mío en particular me ha dejado hecho harina. Después de venir de correr me he sentido como un pulpo después de que le quiten el nervio a base de palos. Este constipado ha sido de los buenos de verdad.

Pero creo que lo he superado, así que ahora toca recuperar. Por lo pronto, mañana espero sacar tiempo para salir a rodar, si hay suerte con la Grupeta Cicloturista León, o si no hay tanta suerte, pues en solitario. O si no a correr, ¡qué demonios! La cosa es hacer algo.

¡Os mantendré informad@s!

domingo, 17 de febrero de 2013

Y al tercer día resucitó...

¡Hola a todo el mundo!

Tras los últimos días de enfermedad y con la perspectiva de ver que aún me queda alguno, ayer no aguanté más y salí a dar una pequeña vuelta con la bici. He aguantado tres días enclaustrado en casa, ¡¿qué queréis?! No aguantaba más.

Puede que a muchos les parezca una locura, pero no lo fue tanto. Ya no me encontraba tan mal, la temperatura no era muy fría y al fin y al cabo hice 40Km. Una miseria.

Es impresionante cómo transforma tu cuerpo un catarro fuerte. Bien es cierto que antes del catarro estaba lejos de estar en mi mejor estado de forma. Este año estoy retrasando ese momento. Pero al rodar hoy, comprobé que este virus me ha dejado como si un camión me hubiese pasado por encima.

Comencé asentándome en la carretera, cogiendo confianza y todo eso. Como la costumbre es mucha, todo este proceso me llevó unos 3 minutos. Después de esto tenía que encontrar sensaciones como diría un profesional.

Lo primero que me sorprendió fue que el pulso no me subía demasiado. Esperaba que al empezar a calentar, el pulso se me pusiese rápidamente en 125ppm o algo así, pero no. Se mantenía en 110 más o menos. Me pareció fenomenal, así que mantuve el ritmo. Lo que pretendía era llevar una cadencia muy alta y, sobre todo, sudar lo malo que tenía dentro. Estos dos objetivos los cumplí perfectamente. Al final de la rutilla, la media de cadencia fue de 96 y llegué con la camiseta térmica empapada. Como no me detuve para sacarme friki-fotos ni nada, no me enfrié, que era uno de mis miedos.

Cosa distinta fue afrontar el repecho del día. El puerto "primera-especial" era una subida de 300 metros. Ahí noté que a las piernas les faltaba ese toque de potencia. Al fin y al cabo sigo malo, por lo que creo que será normal.

Lo mejor de la salida fueron los 10 últimos kilómetros que los hice por llano. Ahí me calenté y mantuve una media de 35 km/h todo ese trozo. Esto me hizo llegar plenamente satisfecho. "¡Cómo la he petao!", pensé. Aunque luego recordé lo que estaba haciendo el año pasado por estas fechas y me vine abajo...Por estas fechas, pero hace un año, ya estábamos sacando rutas de 120Km y con ritmos y subidas buenas. Mejor no pensarlo.

Por lo demás, todo correcto. Como me gusta tanto andar en bici, las mejores sensaciones de la tarde fueron tener el sol otra vez sobre la cabeza, notar el viento en la cara...ya sabéis. Todo eso que hace del ciclismo algo tan genial.

Os seguiré contando. ¡Nos vemos!

sábado, 16 de febrero de 2013

Cuaderno de bitácora. Día 2 en compañía del virus.

¡Hola a todo el mundo!

En capítulos anteriores, estaba sufriendo un catarro terrible que me había impedido desarrollar ningún tipo de actividad físico-deportiva.

En el capítulo de hoy, el trancazo se ha hecho fuerte y, yo no sólo no me ha permitido salir a correr ni a rodar con la bici, no. Hoy no me ha dejado salir de casa. Ha mutado y, como digo, se ha hecho fuerte en mi interior.

Es frustrante ver cómo todos los colegas de la Grupeta Cicloturista León quedan para mañana con el objetivo de pasarlo genial con un más que probable buen día en lo meteorológico. No voy a ocultar que en algún momento he pronunciado en voz gutural y con un acento más propio de cualquier exorcismo del S.XVIII..."malditos sean todos ellos". Pero sólo fue un par de veces...o cuatro...Bueno, la cosa es que espero que lo pasen bien, ya está.

Por lo demás, hoy no tengo mucho que contar que no sea referido a pañuelos, medicinas contra el catarro y cosas así. Para intentar meterme un chute de CICLOTURISMO lo que sí hice fue repasar fotos de mis tiempos en Los Pirineos. ¡Qué ganas de volver! Este año lo voy a tener complicado por falta de tiempo, pero algún día será.

Sin ningún otro particular, mis virus, mi dolor muscular, mi dolor de cabeza, mis sudores fríos y yo nos despedimos. Espero que tengáis todos un gran día de bicicleta...de verdad...de corazón...grrrrrrr

viernes, 15 de febrero de 2013

El CICLOTURISMO y THE WALKING DEAD.

¡Hola a todo el mundo!

Desde ayer me encuentro librando una batalla contra uno de los mayores enemigos del cicloturista y que pasa por ser uno de los males más comunes de estos tiempos que nos toca vivir. Un catarro del demonio.

¿Qué implica esto para un cicloturista? Pues de entrada hace que mires a la bici, "La Americana" en mi caso, con algo de recelo. Tienes ganas e incluso por tu mente se pasea la ambiciosa idea de dar una vuelta, aunque sea corta, para eliminar toxinas y encontrarte mejor, pero en cuanto te quieres desembarazar de la batamanta y compruebas que eres un "telar humano" que no puede ni mantenerse completamente erguido, desistes de tus patéticos intentos por entrenar un poco.

Cada uno de mis músculos es un punto de malestar y una nube cubre por completo toda la parte frontal/superior de mi cara. ¡Qué mal!

Por momentos me volví a plantear hacer algo. Salir a correr o algo así. La temperatura no era mala y estaba convencido de que, al sudar, me encontraría mucho mejor. Pero la batamanta volvió a ganar la partida.

El siguiente objetivo fue encontrar alguna sustancia que me aliviase. "Cosa fina" contra los síntomas del trancazo. "Buenas tardes, ¿Qué desea?", me comentó la farmaceutica. Me quedé con ganas de responderle, "un euromillones y un par de botes de café", pero lo pensé mejor y retomé mis buenos modales. Parecía que el catarro estaba ganando la partida psicológica, o al menos lo estaba intentando.

La batalla física la había ganado ya hacía varias horas. Verme caminar por el pequeño pasillo de mi casa era como ver un capítulo de "The Walking Death". Al menos me lo pasaba bien soltando chorradas con ese acento único que te concede la mucosidad y el dolor de garganta: "cereeeebroooo...." repetía una y otra vez con la consiguiente carcajada, sólo interrumpida por un profundo dolor pulmonar. Nunca hay que perder la risa.

Así que aquí me tenéis. Escribiendo una entrada con los efluvios de la "cosa fina" para el catarro, el dolor muscular e intentando que al menos el costipado no me venza psicológicamente hablando.

Os seguiré contando....no somos nadie....

jueves, 14 de febrero de 2013

BICICLETA vs COCHE. Combate final.

¡Hola a todo el mundo!

Alguna vez ya lo he comentado, pero para refrescar memorias, hasta hace unos meses, no me era muy necesaria la bicicleta para desplazarme por la ciudad. No es que cogiera el coche. Simplemente iba a todos los lados andando. Ahora sí que me hace falta y la uso siempre que puedo.

A día de hoy, sigo escuchando de vez en cuando comentarios del tipo: "¿¡Pero has venido en bicicleta!?", "Yo la bici no la veo para desplazarme por ciudad", "Con el frío que hace..." Y podría seguir escribiendo comentarios que yo mismo he escuchado y que seguro que vosotros, si sois asiduos ciclistas urbanos, habréis tenido que escuchar en algún momento.

A toda esta gente le quiero decir que está inmersa en la borágine del error, del desconocimiento y de una visión de las ciudades totalmente desfasada. Y no sólo lo digo por ser un amante convencido de este medio de transporte, si no porque los números cantan. Me explico.

Durante todo el día de hoy he tenido que estar haciendo recados, papeles, etc. Para que veáis. Mi primera cita era a las 10:30 de la mañana. Entre unas cosas y otras me enredé en casa y salí algo justo de tiempo. Por algo justo, me estoy refiriendo a que salí a las 10:20 pasadas (muy pasadas). Pues llegué al centro de León, que era donde había quedado, a las 10:30 pasadas, esto es, tarde pero no mucho. ¿Os imagináis si hubiese sacado el coche a pasear? Enfréntate al tráfico, llega a la zona 15 minutos más tarde, encuentra aparcamiento, echa monedas a los gorrillas (servicio de la O.R.A.) y llega a pie hasta el punto de reunión. ¿No os da pereza? Y a parte de esto, hubiese llegado como 20' tarde.

Bici-1 // Coche-0

Segundo aspecto a destacar de mi mañana. Seguía teniendo que hacer gestiones y había quedado con algún colega para tomar un coffee y cosas así. Cada uno de estos puntos, como comprenderéis, no estaban todos en la misma zona. Pues al tener la bici, mis pasos fueron, primero, ir a la Plaza de Santo Domingo a tomar un café, luego hasta el final del Barrio de El Egido, seguidamente volver a la zona centro para seguir con alguna gestión en la zona. Si no sois de León, no entenderéis el gasto de tiempo que esto supondría yendo a pie, pero para que os hagáis una idea, supondría como una hora y media, tirando a dos. Pues gracias al uso de la bici, lo dejé todo hecho en cuestión de tres cuartos de hora o una hora. En este caso, ni planteo el hecho de hacerlo en coche, porque si no, el tiempo sería mucho mayor.

Bici-2 // Coche-0

Lo siguiente que me quedaba, era volver a casa. Desde el centro hasta mi hogar, en bici tardo 10' haciendo el gañán. En coche, primero tendría que ir a buscarlo, comprobar que no me hubiesen puesto una multa los gorrillas, enfrentarme al tráfico de las 13:00, esto es, colegios. Resumiendo. En tres cuartos de hora llegaría a casa. Esto hubiese supuesto comer a la carrera, porque había quedado de nuevo a las 17:00 en el centro otra vez.

Bici-3 // Coche-0

Como voy a volver a coger la bici para mi cita de la tarde, puedo dormitar un poco en el sofá, ensallar un poco con la guitarra, enredar algo en Internet y cosas así. El resultado es que salgo a las 16:50 de casa y llego a la hora. Bueno, en realidad llego tarde porque tengo que explicarle un par de cosas a un conductor algo retrasado, pero llego tres minutos tarde. En coche tendría que salir a las 16:30 mínimo y debería de tener suerte para aparcar cerca, a parte de echar más dinero a los gorrillas.

Bici-4 // Coche-0

Sigo toda la tarde de gestiones, pero como estoy con la bici, no tengo que estar pendiente del ticket de la O.R.A. Como he de ir a diferentes puntos de la ciudad, en bici no tardo nada en absoluto, con lo que vuelvo a ahorrar tiempo y llego mucho antes a casa para escuchar el partido de Champions del Ademar.

Bici-5 // Coche-0

Como he llegado pronto a casa y estoy de noches, puedo echar un sueño tranquilamente. Si hubiese llevado el coche, habría llegado a casa sobre las 21:00 ó así, me tendría que haber preparado la cena y de dormir algo me tendría que olvidar.

Bici-6 // Coche-0

Voy al curro en bici, así que me permito el lujo de salir a las 22:50 de casa, con lo que tengo más tiempo para descansar. En coche, como digo, entre aparca y todo el tema, debería de salir a las 22:30 y al haber llegado tarde antes, pues casi habría sido, cenar, tomar café y marchar al trabajo.

Bici-7 // Coche-0

El gasto que me ha supuesto a lo largo de todo el día salir con la bici han sido dos cafés, es decir, 2€. En coche hubiesen sido unos 6€ para los gorrillas, algún euro de gasolina, y siendo por ciudad seguro que unos 4€, porque Klaus es de carbración y es un adicto a la gasolina. También me hubiese tomado un par de cafés, así que 2€. Total de la broma en coche. 12€.

Bici-8 // Coche-0

Como podéis comprobar con datos muy cotidianos encima de la mesa, la bici a bapuleado al coche sin compasión. Conclusión. En una ciudad como León, usar el coche es un atraso muy muy muy importante.

UTILIZA LA BICICLETA.

P.D. No pasé nara de frío.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Los entresijos del mundo de la bicicleta.

¡Hola a todo el mundo!

Tras unos días de desconexión, he vuelto tanto al blog como al deporte. No ha sido posible sacar la bicicleta a pasear, salvo la de ciudad, mi vieja BH, pero he sacado tiempo para trotar tres cuartos de hora, que no está nada mal.

Una de las muchas cosas a las que me he dedicado estos últimos días está relacionada con el mundo de la bicicleta. Un curso de mecánica en el Rabal de BCN. He aprendido un montón de cosas y, sobre todo, he perdido el miedo a abrir partes que nunca se me hubiese ocurrido.

De hecho, hoy por la tarde, y tras una larga charla con mi amiga BH, hemos llegado al acuerde de que sería mi conejillo de indias. Si a la pobre ya le he perdido el respeto en este sentido, en el de abrirla, ahora se lo he perdido aún más.

Desde hace una temporada, cuando limpio a fondo la bicicleta, suelo incluso desmontar toda la dirección. Ahora y gracias a mis nuevos conocimientos, más partes están expuestas para mí. Sin ir más lejos, hoy me he quedado con los rodamientos del eje de la rueda trasera en la mano. ¡Qué momento tan especial! Y he de reconocer que dramático, porque no esperaba encontrármelos tan pronto y tuve que correr por media casa detrás de una pelotilla de acero que se quería escapar.

Superado este trance, la bici se ha convertido, a parte del evidente reto deportivo, en un reto mecánico, ya que hay zonas que aún no soy capaz de abrir. Debe de ser por falta de alguna herramienta en concreto, pero ya investigaré, porque si a ciertos ejes y a sus respectivos rodamientos, les das un buen baño de aguarrás y posteriormente procedes a engrasarlos, sólo esto hace que tengas, como quien dice, bici nueva.

Os seguiré informando....Cualquier día empiezan a sobrarme piezas y tendré un problema...

viernes, 8 de febrero de 2013

Sentir que no sientes nada.

¡Hola a todo el mundo!

Hay días en los que tienes la percepción especialmente alerta para detectar momentos únicos. No me preguntéis por qué, pero esto es así. Y lo aseguro de manera firme porque hoy, que tocó salir a correr, tuve un momento único.

Creo que para llegar a este estado, el frío ayudó muchísimo. Poca gente, por no decir nadie, osó a salir a correr a la hora que yo lo hice. Además, como eran sobre las 21:15, había pocos coches en la carretera de Santander, por la que suelo ir a correr. No había luna, así que se podían ver un montón de estrellas. Todos estos ingredientes generaron unos momentos de paz y tranquilidad enormes. 

Mientras iba avanzando, me metía más y más en mis divagaciones. Sin darme cuenta, llegó un momento en el que era como si no existiese nada más. Sólo estaba corriendo y no me daba prácticamente ni cuenta del hecho mismo de correr.

Hay muchas ocasiones que haciendo deporte te sucede esto. En la mayor parte de las ocasiones, no te das cuenta. Pero lo extraordinario del día de hoy es que en un momento concreto, fui consciente de todo. Fue alucinante. Sentir que no sientes nada fue muy especial.

Todo sucedió muy rápido. Tan sólo pasaron unos tres segundos, pero han sido de los más especiales que he vivido. Después de eso, volví a la normalidad, pero empecé a disfrutar más del "paseo". Todas las estrellas del cielo, el aire helado entrando en los pulmones, el corazón palpitando de manera constante. Insisto. Ha sido genial.

Tenéis que hacer deporte para sentir todo esto amig@s.

jueves, 7 de febrero de 2013

Esas extrañas situaciones.

¡Hola a todo el mundo!

Llevo un par de días parado por falta de tiempo. Creo que empiezo a tener espasmos, diosanto. Necesito moverme y disfrutar de la bici o de salir a correr.

Y qué sensación esa de querer salir a rodar y no poder. Miras por la ventana del trabajo, de clase o de donde sea y nunca pasan bicis, pero da la puñetera casualidad que hoy  pasan pelotones enteros, ¿verdad? Reconocedlo amigos. Esto os ha pasado.

O también ocurre que lleva toda una semana con viento, lluvia, amenaza continua de nieve y el día que tú no puedes salir....sí, eso es. Un día de espatarrre. Esto os ha pasado también. No mintáis y reconocedlo.

O esa situación en la que no puedes salir en toda la semana por el motivo que sea y dispones de todo el finde para hacerlo. Lo tienes todo preparado e incluso has consultado a Maldonado y te ha dicho que sol radiante y buena temperatura. Para más inri, los del tiempo de la tele apostillan estas predicciones con un "disfruten del fin de semana" o algo así.

Y piensas: "claro que lo voy a hacer". Llevas todo el día con un poco de dolor de garganta, pero no le das importancia....hasta el sábado. El que tenías marcado para salir con los colegas. 39ºC de fiebre. Es igual. Tú sales....hasta que te dice la parienta o el pariente..."¡pero tú donde vas!". Con resignación y empapado en sudor febril, regresas a la cama. También os ha pasado esto seguro alguna vez, ¿eh?

La conclusión de todo esto es que mientras podamos salir a rodar, hay que disfrutar al máximo y cuando no podemos salir, pues aguantar con resignación, cristiana o atea, y esperar a que amaine el temporal. Siempre nos quedará el rodillo. Preguntarle a Elías1 que él os puede dar algún consejo al respecto.

martes, 5 de febrero de 2013

La falta de tiempo del día a día.

¡Hola a todo el mundo!

Hoy ha sido el típico día en el que si hubieses podido contar con dos horitas más, hubiese sido genial. Tenía varios planes en mente de lo más normales. Es más, eran cosas propias del día a día pero que tenía que hacer, como hacer la compra y cosas así.

Pero dos eran obligatorias. Una era salir a rodar un poco y la otra dormitar todo lo posible ya que tengo turno de noche y todo lo que duermas por el día, facilita la noche.

A media mañana me salta el aviso del "uasap". El grupo de la Grupeta Cicloturista León. "Yo salgo a las 15:45, ¿quién se apunta?". En menos de cinco minutos ya nos apuntamos como unos 5 ó así. Seguro que lo pasaríamos bien, de eso no había duda.

Pero a mí, todo esto me pilló con pijama y dormitando. Miré el reloj y pensé "¡pero si aún son las 12!". Ahora reconozco que fui un insensato. Me dejé atrapar por el sofá como un principiante.

Tenía que ir a hacer la compra, así que me desperecé. No miré ni la hora porque estaba totalmente seguro de que me daría tiempo a ir a la cita con los compañeros. Que si unos yogures, que si unos plátanos, que si unas birras, que si leche...Así se iban pasando los minutos en el "super".

De repente me dio por mirar el reloj. "¡Pero cómo que las 15:00!" Me quedaba comer, llegar a casa, vestirme y acudir a Sanyrés. Conclusión. Tenía que comunicar a los chicos que yo causaría baja.

Como mi intención era la de salir a rodar, tras esta imprevisión temporal lo más seguro era que lo haría en solitario como así resultó ser. La ruta por la que circularía tenía que ser lo suficientemente atractiva para motivarme. Hoy quería castigarme un poco. Al fin y al cabo ya estamos en febrero y hay que empezar a ponerse un poco serio.

Decidí ir por la carretera de Santander, subir Castrillino, meterme en la Sobarriba dar unas vueltas por esa zona, llegar hasta el Condado, para volver a rodar por la Sobarriba y volver a casa. Me encanta ir por aquí. A parte de ser una zona pegajosa para andar en bici, con asfalto rugoso y continuos repechos, la circulación no es muy elevada, así que te permite hacer unos entrenos bastante curiosos.

En todo momento fui muy bien y, como digo, apretando el ritmo siempre que podía. Subiendo me sentí fenomenal. Seguramente, esto se debió a que yendo solo, podía respetar más las pulsaciones a las que debía de ceñirme y no pasarme de vueltas como ocurre siempre con la Grupeta, que en algún momento siempre la preparamos y nos revolucionamos demasiado.

Entre otras razones, el día fue genial porque  rodé por una de las carreteras rectas que más me gustan. La del Condado. Por ahí hice como 10Km. Es una vía con un asfalto en perfectas condiciones, un arcén amplio y limpio, no demasiado tráfico. Vamos, que lo tiene todo para acoplarse y disfrutar de la bici como así hice yo.

Llegué a casa con la sensación del trabajo bien hecho, con aún mucho tiempo para dormitar y con una llamada perdida del Buka, que no escuché, para ir al encuentro del resto de Grupeta.

Hoy no pudo ser, pero hay más días que sandías.

lunes, 4 de febrero de 2013

Entrenamiento sobre rodillo (por Elías Bayón Canseco)

¡Hola a todo el mundo!

Hoy tengo el gusto de contar con un nuevo colaborador. Forma parte de uno de los dúos de moda en el panorama cicloturístico nacional. Salido de los"ZipiZape" o más conocido por sus extraordinarias facultades para la orientación, os presento a Elías1, el GPS humano.

En el capítulo de hoy, el compañero de la Grupeta Cicloturista León nos cuenta sus experiencias a lomos de una "pisapraos" por un paraje inigualable.

Al leer esto mostrar el respeto necesario que Elías1 es uno de los grandes...shhhhhhh

"Hola a todos, soy Elías, gran aficionado al cicloturismo.  

Como ésto es una cosa que la pruebas y ya estás enganchado, cada vez te propones más retos y esto, te exige un mayor entrenamiento, así que metidos en harina y por prescripción facultativa de los compis de la Grupeta Cicloturista , decido comprarme un rodillo (pa rodar como un galgo) y no perder la forma durante el invierno. 


Como mi bici de carretera es de eso que llaman Carbono y no es tan fuerte como el carbón de León, decido enganchar ese aparatejo a la BTT (pisapraos) , compro una goma lisa y preparo mi zona de entrenamiento en la terraza (lugar muy acogedor y ventilado), coloco el portátil con una sesión de spinning para darle más ambientación a la ruta.


Me preparo con la equipación  ciclista de las clásicas y, a dar pedales al molinillo. Empiezan las primeras sensaciones: sudores y esas cosas.Nada mas ponerme de pie noto que me estoy desplazando por la terraza como si realmente estuviera por la carretera, pero comiéndome el portátil así que no me quedó más remedio que colocar una alfombra para que el cacharro no se moviera. Cojo la toalla me seco la cara y veo que se ha quedado negra, pienso me estaré descomponiendo. Miro para atrás y la cubierta  desprende unas virutas como una sierra de calar; ¡Me estoy comiendo la cubierta! Entra mi hijo y dice papá “estás tociclao” que esa rueda hecha humo, “me toy intoxicando por dios”, ¿será esto bueno? traguito de agua y “pa lante” hasta que mi monitor virtual de spinning me dice que llegamos a la calma. Bajo de pulsaciones, miro a mi alrededor, toda la terraza llena de virutas negras y el pañal del culote negro como un día de lluvia. ¡Sorpresa!  Si no veo la calle entre el vaho y los puntitos negros “ me va a tocar sesión de “cristasol” pues está todo hecho un cisco.


Como podéis comprobar, esto es una sesión doble de entrenamiento. Se lo aconsejo a cualquiera que se precie como cicloturista y tenga previsto realizar alguna de las clásicas anuales 50 minutos de spinning sobre el rodillo más una hora y media de cristasol y aspirador más menos 120 Km con un desnivel acumulado de  2120 m."

Elías Bayón Canseco

domingo, 3 de febrero de 2013

Los verdaderos pasos para crear tu propio blog.

¡Hola a todo el mundo!

A algunas personas ya se lo he contado de viva voz, pero la mayoría de vosotros no sabéis cómo me dio por hacer un blog y contaros mis cosillas.

Todo se fraguó haciendo un estudio acerca de qué temas interesan más a la gente, cual era la mejor plataforma para poder contarlo...JA JA JA... No fue así. Se debió a un puro accidente.

Un día decidí apuntarme a un curso de posicionamiento en buscadores. No por nada, si no por pura curiosidad. "¿De qué tratará todo eso?", pensé. Dado que era gratuito, no perdía nada, así que era un buen plan para un día en el que no tenía otra cosa que rascar.

Una vez allí había gente muy variopinta. Desde locos de Internet, hasta emprendedores con negocios en la red. Yo me encontraba un poco a medio camino de todos, pero tenía mucho interés. Uno de los locos de Internet, tenía un blog. No me preguntéis de qué porque no lo recuerdo, sin embargo era el que hacía preguntas más interesantes. La persona que impartía el curso, lo cierto es que era un gran docente y te lo explicaba todo de una manera muy amena.

El curso me encantó y salí de él con más idea de lo que era el posicionamiento en buscadores, de cómo funcionan éstos, etc, pero sin intención de crear un blog ni mucho menos.

Pasados unos cuantos días de todo esto, no sé ni cómo ni por qué, empecé a mirar blogs de todo tipo. Sólo me interesaba cómo eran, de qué manera escribía la gente y cosas así. Miraba la forma, no el fondo. Si os dais cuenta, en casi todos los blogs hay un botón en el que pone "crea tu blog" o algo así...

La cosa es que yo lo pulsé, pero simplemente para ver qué aparecía. No tenía un plan. Era de blogger y como yo ya tenía cuenta de gmail, pues accedí a la plataforma. Comencé a rellenar algún formulario, pero seguía sin tener un plan.

De repente, me saltó una pantalla en al que salía un desconcertante..."ya tiene creado su blog". "¡Madre! ¡La mangué!", me dije. Estuve a punto de salir de todo y cerrar la pestaña, pero pensé que como hasta ese momento me mantenía con vida, pues no parecía pasar nada.

Ahí ya me empecé a plantear acerca de la temática del blog. "¿Hablar de mi vida a secas? Menuda chapa. ¿Por qué no de cicloturismo?". Ahí ya empecé a tener un plan y comencé a aporrear el teclado dando como resultado la primera entrada de CICLOTURISMO EN LEÓN.

Más de 350 entradas después, muchas historias, pero sobre todo, mucha risa, aquí sigo. Os puedo asegurar que hay veces que mientras redacto las entradas tengo unas sensaciones increíbles. Desde ganas de reírme a carcajada limpia, con alguna historieta de la Grupeta Cicloturista León, hasta verdaderos viajes en el tiempo como con la entrada de ayer.

Hasta el momento está siendo una experiencia fenomenal y lo más grande de todo es cuando alguien me comenta que ha leído alguna de mis entradas y le ha gustado. ¡Me parece lo más!

A todos vosotros GRACIAS. Amenazo con seguir al pie del cañón escribiendo mis cositas. Y eso que el inicio fue un accidente...

sábado, 2 de febrero de 2013

Mi GAC azul que todo lo podía.

¡Hola a todo el mundo!

¡Qué grandes recuerdos tengo de mis veranos de la infancia! Lo que más me gustaba de todo era poder montar en mi pequeña GAC azul con ruedines. Era genial.

No recuerdo muy bien por qué, supongo que por algún cumpleaños o algo así, pero mi padrino Jaime me regaló esta bicicleta a los 5 años como muchísimo. Yo creo que incluso con menos años. Mis padres decidieron que la bicicleta se quedaba en el pueblo y que sólo podría andar con ella durante el bien tiempo, en verano, vacaciones y cosas así.

Con esta bicicleta, a parte de pasarlo extraordinariamente bien, lo que conseguí fue ir superando los primeros retos de mi corta existencia.

El primero de ellos fue desprenderme de los ruedines. Era curioso pero por algún azar de la vida (seguramente haciendo el burro) uno de ellos lo perdí (me lo cargué) Mis abuelos, con los que pasaba toooodos los veranos, pensaron que como tarde o temprano acabaría quitándolos, ¿para qué comprar otro? Así que durante bastante tiempo fui con un solo ruedín. La consecuencia más directa era que, en realidad, nunca apoyaba el que me quedaba, así que estaba rodando con todas las de la ley...a no ser que alguien me lo dijera. Entonces me ponía nervioso y rapaz al suelo.

De hecho, los veranos infantiles para mí son una mezcla de felicidad y rodillas llenas de heridas. Pero algún día tenía que quitar los patines. Así que fuimos al mejor mecánico de bicis de Boñar. Pito. Se llamaba así, qué le vas a hacer. Este gurú de la mecánica, voy la situación y, con una llave, me desprendió del lastre con el que andaba en mi GAC azul. Fuera ruedín. Tengo a fuego grabado el primer trayecto que hice. Taller de Pito, Plaza del Negrillón. Los 75 metros más intensos que recuerdo. Esa fue la primera barrera que conseguí superar.

La segunda también la viví a lomos de mi fiel GAC azul. Mis abuelos no me dejaban andar en bici más allá de lo que ellos consideraban seguro. Así que ir hasta la.....GENERAL....era como galopar a lomos de un corcel llamado muerte por el infierno. Estaba prohibidísimo para mí...pero un día desobedecí.

Fui hasta el puente del reguero. Un pequeño puente que se suponía que era romano, y que era una de las fronteras del territorio permitido. A partir de ahí, dragones. Pues me paré. Miré mil y una veces a ambos lados y me lancé. No podía pasarme nada porque sino se enterarían mis abuelos y me la iba a cargar. Todo tenía que salir a pedir de boca. Para más inri, aproveché las últimas luces de la tarde para que no me viese nadie. Ahora me intento imaginar. Un chavalín, con cara de nervios y sospecha por igual, con más miedo que vergüenza. Pero con un objetivo. Superar un reto. Esa es la más poderosa arma con la que cuenta el ser humano y lo que ha movido el mundo desde siempre. El espíritu de superación.

Mientras pedaleaba como un poseso para que nada ni nadie pudiese verme, llegué hasta "el cruce". Donde el estanco. Esa era otra de las fronteras, pero ese día estaba entrando en mi GAC azul victorioso. Nada había pasado y nunca nadie se enteró. Segunda barrera superada.

Otra de las pruebas a superar por todos los niños de Boñar, era subir la cuesta de "Valles". Era y es una subida de unos 50 metros que realmente está empinada. El reto era subirla sin poner el pie en tierra. A esto había que sumar que también era otra frontera del espacio de confort, con lo que el reto era doble. Recuerdo que un día quedé con un amiguete y dijimos..."¿y si vamos a "Valles"? En el argot de la época eso significaba: "¿y si la liamos parda y, a parte de desobedecer a la autoridad, al bajar la cuesta nos caemos?"

Obviamente, decidimos ir. Nuestra estrategia era coger carrerilla. A balón parado no daríamos ni tres pedales. Para los más jóvenes, les comento que los cambios no se introdujeron hasta los 90'. Todas estas historias son ochenteras, así que si pensáis: "Va hombre! Poner un piñón grande!" Pues el tema es que no había más opción.

Nada nos podría parar. Teníamos una motivación y habíamos practicado. El más difícil todavía era que esta acción se desarrollaría justo delante de mi casa, así que las posibilidades de que mi abuela me pillase y "me corriese con la zapatilla" eran muy altas. Empezamos a acelerar desde "la cabina", justo al lado de "la estatua del tratante". Empezamos a dar pedales como dos pequeños posesos. Nos metimos de lleno en la cuesta y la cadencia de pedaleo se desplomó.

Empezamos a ponernos en bielas y a retorcernos sobre las bicis que, por otro lado, yo creo que pesaban más que nosotros mismos. Los últimos metros fueron dramáticos pero lo conseguimos. Ahora quedaba bajar como dos locos esa cuesta e ir al kiosko a comprar un par de "flashes" de 15 pesetas. Nos los habíamos ganado.

Y otra cosa que descubrí gracias a mi GAC azul fue a valorar las cosas. Un día noté que mi pequeña compañera, más que de juegos, de experiencias, estaba teniendo un extraño comportamiento. La notaba diferente. Se lo comenté a mi abuelo. "¡Abuelo! ¿¿¡¡Qué le pasa a la bici!!??" Mi abuelo, que era pragmático, sereno y muy serio, pero sobre todo rezumaba cariño, entendiendo mi agobio, se puso a analizar la GAC azul. Uno de los tubos se había roto por la zona de una soldadura. El desastre.

Pero al día siguiente mi abuelo la llevó a un taller a que la soldasen. Eran otros tiempos y si un hombre de la talla de mi abuelo, lleva a un taller la bici de su nieto, se la sueldan en ese momento sí o sí.

Pero yo esa mañana no tenía bicicleta. Me notaba perdido. No sabía qué hacer. Toda la mañana sentado en la puerta de casa acompañado por el perro de la señora Emilia. No estaba mal, pero no tenía bici. Yo pensaba que la había perdido para siempre...hasta que apareció mi abuelo con la bici soldada. ¡SÍÍÍÍÍÍ!

Hoy, ya he crecido, la GAC azul no me entra ni en un muslo y a la cuesta de "Valles" voy desde León y la subo sin darme cuenta, pero las experiencias que viví con aquella fiel compañera nunca jamás las volveré a vivir y fueron las más intensas de mi vida.

Algún día de estos iré a Boñar y te restauraré. Te lo prometo amiga.

viernes, 1 de febrero de 2013

Muchas gracias Maldonado. ¡Qué salao eres!

¡Hola a todo el mundo!

Como ayer tocó bicicleta y el día tenía muchísima pinta de acabar remojado, hoy decidí salir a correr. Y la cosa pintaba, ya no sólo por el tema lluvia, sino por el tema alerta por viento y nieve, muy mal.

Tras mi momento desayuno y posterior momento zen en el sofá (uno de mis mejores momentos del día) empecé a estudiar la situación. La bici quedaba descartada, pero algo de deporte sí que iba a hacer. Dos cosas me apetecían. O salir a caminar por el monte a ritmo alto, como si fuese Uruk-Hai, o salir a correr sin más ni más.

La alternativa de ir a correr ganó peso rápidamente, habida cuenta de que megusta, así que sólo era cuestión de tiempo que me preparase. Pero iba pasando el tiempo y no acababa de decidirme, hasta que me dio el siroco y me enfundé todo el equipo en menos de lo que canta un gallo.

"Menudo frío tiene que hacer fuera", pensé. No había salido a la calle, pero las informaciones de todos los partes meteorológicos me resultaban muy creíbles. Salvo el pantalón corto, el resto era material de invierno 5.0

Me puse mi música y venga. A correr. Nada más empezar ya noté que no hacía tanto frío como parecía. "Será en esta calle que está resguardada", presumí. Ya una vez en la carretera por donde suelo trotar, ya me di cuenta de que efectivamente, no hacía frío. Es más. La perspectiva del entrenamiento empezaba a ser dramática, con 14ºC y abrigado hasta los dientes.

Empecé a notar cómo una pequeña gotita de sudor me resbalaba por la espalda. A ésta le siguió otra y luego la sensación era de "a chorro". Qué calor. Me sentía en plena ola de calor sahariano en pleno 1 de febrero.

Resumiendo. Cuando llegué a casa, además de literalmente churrear, abrí el grifo y me acoplé a él como un mejillón cebra.

Moraleja de todo esto. No os fiéis del todo del bueno de Maldonado. Buenas noches.

Grupeta Cicloturista León: ¡al final nos calentamos!

¡Hola a todo el mundo!

Jueves. 16:15. Lugar habitual. Muchas ganas. Y para ser jueves, bastante gente. Ocho motivados cicloturistas componían la Grupeta Cicloturista León. Las condiciones no eran las más oportunas, había niebla, pero la temperatura no era del todo mala y no "meaba" mucho, así que había que empezar a rodar.

Íbamos en dirección a La Robla y una vez allí ya veríamos. Hoy no llevábamos un plan concreto. A mí me apetecía subir El Rabizo, pero primero debíamos llegar, como digo, a La Robla. La sensación de niebla al ir comiendo kilómetros era cada vez mayor.

Los primeros kilómetros los dedicamos a ir conociendo un poco a nuestros nuevos compañeros de grupo. David y Luis. Hoy probaron con nosotros. Yo creo que les gustó aunque el tiempo lo dirá. Como bien dijo Juanjo, en nuestro grupo, la gente entra y luego no suele salir. 

Los primeros kilómetros nos sirvieron también para ir colocándonos todos en las posiciones habituales. En mi caso particular, suelo ir de mitad para abajo, no suelo ir el último. Desde aquí consigo soltar chorradas y que todos me oigan. Es genial. Otro que se colocó en su sitio fue Elías1 (al 2 le tenemos malo). En cabeza de grupo, cabeceando y empezando a animar el tema. Fue en ese momento cuando yo hice un comentario clásico: "¡Elías! ¿Sólo tiras eso?"

Total. Que la preparé. Elías tirando a muerte, Jorge siguiéndole, Juanjo atacando...¡y llevábamos 8 kilómetros! Reagrupamos y volvimos a la calma. Esto parecía haber durado sólo un poco...parecía.

Ya estábamos en la carretera de Cuadros. Desde aquí se puede ver la zona de la carretera de Asturias por donde volveríamos en caso de subir el Rabizo, aunque debería de precisar que se puede ver, pero un día normal. Hoy la niebla cubría todo aquello, con lo que la idea de subir algo se esfumaba. De común acuerdo decidimos, una vez llegados a La Robla, dar media vuelta y para casa. Salen unos 60Km más o menos, así que no estaba mal.

La niebla que presidía la salida de hoy, sin dejar mucha agua, estaba convirtiendo la carretera en una marranada de barro, aceite y suciedad en general. Te mojabas por detrás con tu rueda y por delante con la de algún compañero. Y aquí fue donde empezaron a ocurrir cosas curiosas.

La primera posición del grupo suele ser el puesto más odiado y menos querido salvo hoy, que se cotizaba muchísimo. La razón era que, al menos, no te ponía la rueda del de delante como un cirineo. Así que era curioso ver cómo la gente intentaba colocarse ahí.

Ya estábamos de vuelta y empezamos a apretar el ritmo de manera un poco más seria. Después del calentón de los primeros compases estábamos un poco tranquis, sin ir parados, pero sin forzar. No sé por qué, pero en la carretera, en los compañeros, en la atmósfera en general se respiraba ambiente de clásicas de primavera. Pero de las de antaño. Estábamos llenos de suciedad de la carretera, rodando fuerte, éramos tipos grandes en general. Como digo, había algo en el ambiente. Esto me encantaba dada mi afición a ese tipo de carreras. Me sentía como si estuviésemos yendo desde Amberes a Brujas.

Tras todas estas ensoñaciones, pasamos Cascantes y yo ya veía a Juanjo con ganas de prepararla. Al final del año pasado, se convirtieron en clásicos nuestros ataques a la altura de Villaquilambre. Ya conozco sus tretas y, efectivamente, lanzó un ataque fulminante. Yo me encontraba un poco encerrado, pero en cuanto conseguí espacio, me lancé a por él. Conseguí atraparle, no sin esfuerzo, y cooperamos unos pocos cientos de metros hasta llegar a una fuente donde esperaríamos a los demás.

Pero no fue el único hachazo ya que una vez que el grupo nos readmitió, no sin alguna mirada de desaprobación, Jorge se puso al frente del grupo, de manera sobria, y mantuvo un ritmo de los que pican. Juanjo tenía el día alegre y atacó otra vez. Yo le seguí. Tras nosotros Jorge y David. Esta vez no nos dejaron escaparnos. El ritmo, como comprenderéis, ya era rápido. Nada más que el grupo nos atrapó, otra vez,...¡otro ataque de Juanjo! ¡Y yo otra vez detrás! No le llaman el peleón por nada. Y después de esto, otro ataque más y después otro y otro y otro.

Llegamos a Lorenzana como pudimos y con la amistad intacta. Ahora, de camino a León, nos lo tomamos en plan soltar piernas. Menos mal. Había sido un día bonito e intenso. La guinda la debían de poner unas buenas friki-fotos en condiciones, cómo no. Además, para sacarlas echamos como 10 minutos y 10 millones de neuronas...

Se entrevén David, Juanjo, Jorge, Luis y yo mismo
David, Jose, Elías1, Juanjo, Jorge, Bigote y Luis al aparato.
Y tras este momento "ejército de Pancho Villa", y no lo digo por mi bigote, que está mutando a modo Fumanchú, nos fuiomos cada uno por su lado a sus respectivos hogares, que ya tocaba. ¡Nos vemos!