¡Hola a todo el mundo!
Para muchos, la temporada de btt
nunca acaba, pero para mí, que soy un carretero de pura cepa, la temporada de
bici de monte empieza más o menos por estas fechas, coincidiendo con algunas
marchas que se hacen por aquí y a las que me suelo apuntar, con lo que para no
despeñarme por cualquier terraplén, procuro salir a entrenar algo con la bici
de montaña.
Y la verdad es que si me paro a
analizar lo que es ese mundillo del btt, pues a priori no puedo decir otra cosa
más que está muy bien. ¿Qué puede salir mal si mezclas una bici, campo, subidas,
paisaje, aire libre y cosas de esas? Pues en principio nada malo, desde luego.
Pero vuelvo a recordar que soy un
carretero de corazón y espíritu y tengo muchísimos sentimientos encontrados con
la bici gorda.
Para empezar, la bici es muy
gorda. Es una evidencia, sí, pero para mí, además también es un problema. Como
a mí lo que me mola es la ligereza de la bici de carretera, el fácil rodar y
todas esas mandangas, pues “pujar” por ese mastodonte mío de 29 pulgadas, con
todos esos tacos que se aferran al suelo embarrado y de más, se me hace “pesao”,
“pesao”.
Otra de mis taras con la btt. Las
caídas. Me da la sensación de que, a diferencia de la bici de carretera, en la
que, a grandes rasgos, te subes, das pedales y comienzas a pensar en tus
movidas, en la bicicleta de montaña, a cada metro tienes que luchar por tu
supervivencia, intentando evitar que si esa piedra, que si ese charco, que si
cuidado con esa rodera, que si cuidado con la bajada y un largo etcétera. No
son pocos los castañazos que me he “endiñao” a cuenta de algún obstáculo de
esos. Y, ¿sabéis qué es lo peor de todo? Que en los lugares complicados no me
suelo escoñar. Me meto los guarrazos, por ejemplo, en pleno carril bici, donde
unos chicos fueron a ver qué tal estaba y me trataron de usted….”¿Se encuentra
bien?”…eso me dolió más que la caída.
Y hablando de caídas, resulta que
prefiero caerme con la bici de carretera que con la de monte. Con la flaca he
llegado a partir el casco en una ocasión. En realidad, tampoco es que me haya
caído muchas veces con la de carretera (creo que tres o así), pero aparte de
las abrasiones del asfalto y algún golpe fuerte que casi me rompe la clavícula,
poca cosa más. Sin embargo, con la de monte, como casi siempre caigo en parado,
pues me hago daño, joder.
Tampoco llevo muy bien la
cantidad de mierda que atropas siempre que sales al monte. Sé que hay
diferentes sitios por los que ir y poder escapar del barro, pero si el terreno
está embarrado, da igual que sea más o menos arcilloso el suelo. Te llenas de
mugre y punto. En verano es más limpio, claro, pero es que yo en verano me
entrego por completo a la de carretera, entonces…
Ya veis que le tengo un cariño
extraordinario a la bicicleta de montaña, ¿verdad? Pero bueno, tendré que
sacarla a pasear estos meses fríos y oscuros, porque voy a destacar algo bueno,
venga, que si no los beteteros se me van a echar encima.
Los días de viento y que están un
poco marranos para salir con la de carretera, un buen método para escapar de
esas condiciones es refugiarte en un bosque con la bici de monte. Eso no está
nada mal, mira.
También está guay el hecho de que
con la de monte, despejas un poco la mente de tantos meses de carretera. Sigues
entrenando algo y recargas pilas. Eso también está estupendo, mira.
Bueno, y seguro que hay un montón
de cosas fantásticas dentro del mundo “pisapraos”, seguro que sí, pero es que a
mí me cuesta encontrarlas. Y mira que lo he intentado, eh.
Hace un par de años o más bien
tres, a penas toqué la bicicleta de carretera por falta de tiempo y la que
cogía era la de monte porque me daba la sensación de que me quitaba menos
horas. Hice un montón de rutas, pero no le acabé de sacar el gustillo. Sobre
todo cuando me hice fijo en la consulta del fisio al estar absolutamente
descolocado debido a los castañazos que me endiñaba. Pero como yo no soy de los
que se achican y dicen “como me caigo, pues dejo de salir” pues hice lo
contrario. Salir más aún. Me caía menos, pero más fuerte, en fin, yo qué sé.
En resumen. Que a mí lo que más
me gusta es la bicicleta de carretera como creo que he dejado sobradamente
explicado en esta entrada que va a encantar a los amantes del btt. Un saludo a
todos ellos.
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