lunes, 15 de octubre de 2012

Tesoros del cicloturismo. Puerto de Pajares.

¡Hola a todo el mundo!

En los últimos años ha sucedido algo muy curioso. Se ha intentado menospreciar lo que para mí siempre fue un mito. El Puerto de Pajares. Me refiero al puerto de toda la vida. Desde Campomanes hasta el parador, al límite con León.

Y es que desde que en La Vuelta se sube o bien hasta el Brañilín o bien hasta El Cuitu, parece que se está pasando por alto el pequeño detalle de un puerto de 19 kilómetros.

Para mí este coloso representa el paradigma de puerto de montaña. Será por proximidad, será porque he pasado por ahí cientos de veces. Será por lo que sea, pero es un puerto a la altura de los grandes colosos del ideario ciclista sin lugar a dudas.

Mi puerto favorito de siempre fue el Tourmalet, pero todo puerto de montaña que se precie, en mi mente ha de ser comparado previamente con Pajares. "Pero con respecto a Pajares, ¿cómo es de dura la subida?" Eso es lo que siempre pienso antes de subir algo importante. Incluso el Tourmalet paso previamente esa criba.

Es una ascensión muy especial. ¿La más dura? Pues no. ¿La más bonita? Pues tampoco. Pero quien afronte Pajares sin estar preparado, sufrirá, y quien piense que es una subida fea por el hecho de ser una carretera nacional con muchísimo tráfico, se equivocará.

Nada más salir de Campomanes, no es que haya rampas ni mucho menos, pero estás subiendo. El Coloso parece invitarte a que le subas. Es más. Con ésta parte inicial, a lo que te está invitando es a que cargues plato grande y tires de desarrollo. El señor Pajares utiliza esta táctica para ir minando tus fuerzas.

Sigues avanzando como hipnotizado por el pedalear. Contemplas el precioso paisaje y, sin darte cuenta te sorprendes subiendo algún piñón. "No es muy duro. Hasta el final no hay nada que rascar" Esto es lo que puedes pensar. Pero si lo haces, entonces el señor Pajares te tendrá donde quería. Habrás pasado Puente los Fierros y te habrás dejado unas fuerzas valiosísimas.

Entonces Pajares comienza a probarte. La primera prueba, para testar el punto de maduración del ciclista, se produce entre los kilómetros 7 al 9. Un porcentaje, tampoco para asustar y que te dejes alguna corona en la recámara. El 7% está bien. Aquí es donde comienzas a replantearte la subida. "La cosa es que quedan 10Km y pensaba que estaba más fresco" Si piensas esto te aseguro que estás en un lío. Te recuerdo que esta es la 1ª prueba.

Consigues superar esto y nuestro coloso te suelta un poco la soga para que recuperes pero ya poniendo sobre la mesa sus cartas. Desde esta nueva posición se puede contemplar parte de la subida. "¿Pasa por allí la carretera?" Sí querido amigo. Tienes que subir hasta allí arriba. ¿Por dónde? Pajares es un ejemplo de encerronas constantes.

Llegamos a un pueblo que se llama La Romia. Hemos recuperado algo y casi no recordamos la 1ª prueba. De hecho ese es el plan del señor Pajares. Que te vayas olvidando del castigo al que te está sometiendo para que cargues desarrollo. Pero ahora va a hacer que te enfrentes a su segunda prueba. De esta ya te vas a acordar. 2Km al 10% son como para no olvidarse.

En este punto comienzas a recordar los primeros kilómetros en los que tenías metido el plato grande y piñones tirando a pequeños, poseído claramente por el ansia viva. Aquí es donde parece que escuchas a Pajares riéndose y diciendo: "¡Te vas a acordar de mí el resto de tu vida, humano!" 

Tras superar la dura 2ª prueba a la que te ha sometido nuestro coloso, estás esperando unos kilómetros de relax como en el anterior test de madurez. Si bien te vuelve a soltar la soga, no te la suelta tanto como antes. Hasta llegar al pueblo con el que el Coloso comparte nombre, el "descanso" son 3Km al 4%. Tiempo suficiente para que recuperes algo y, si eres lo suficientemente insensato, te confíes de nuevo. "Lo duro ya habrá pasado. La rampa famosa seguro que era alguna de las de antes". Tranquilo compañero. Como todo mito del ciclismo, la traca final esta precisamente ahí. Al final.

El señor Pajares, una vez que has entrado en los últimos 4Km, ya no sólo te tiene don él quería, es que simplemente, te tiene. Te tiene atrapado y eres plenamente consciente de que estás en un lío. Subes, subes y subes durante esta parte final y no hay descanso. Llegas a un precioso mirador desde el que la panorámica es un espectáculo y piensas: "pues no es tan soso como pensaba".

Y vas pensando esto hasta que te encuentras con una rampa al 10%. Dejas de pensar y te pones sobre bielas. Haces bailar la bici y aseguras mentalmente: "esta es la rampa famosa". Sigues avanzando tras superar esta rampa. Ya casi lo tienes. Casi has conseguido superar al señor Pajares.

Pero el señor Pajares tiene una 3ª y definitiva prueba para saber de qué estás hecho. Y esta prueba final es la rampa famosa que ya pensabas superada. Y es que si le llaman "la curva del 17" no es porque se te ocurran 17 formas de poner pie a tierra de manera digna. Le llaman de ésta forma porque la rampa famosa tiene 200 metros al 17% de desnivel. Después de casi 20Km e innumerables encerronas, ¿sigues menospreciando al señor Pajares? 

Llegas al parador y tras todas las duras pruebas a las que te ha sometido el coloso, te da el visto bueno. "Después de mí, puedes enfrentarte a cualquier otro coloso". Te muestra el camino en dirección al Brañilín y al Cuitu pero le dices que mejor te bajas hasta Villamanín a tomarte unas cañas en Ezequiel. "Nunca volveré a  menospreciarle señor Pajares".

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