martes, 11 de junio de 2013

La falta de argumentos no es la razón.

¡Hola a todo el mundo!

Podría deciros que mis últimos días de ausencia se deben a que no tengo nada acerca de lo que escribir. No es cierto ya que he subido el puerto de San Isidro con unos amigos que buscaban una buena ascensión con la que quitarse los miedos y he salido a entrenar en solitario y con parte de la Grupeta Cicloturista León, así que tengo un montón de historias que contar.

La falta de argumento no ha sido el problema. ¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que una única cosa colapsaba y ocupaba vuestra mente al 100%? Una sensación de ahogo de la que no puedes escapar pero en la que tienes que estar sí o sí porque es algo importante y, digo más, necesario.

El problema de verdad surge cuando esa sensación atenazante debería de remitir y no lo hace. Seguro que a más de uno le habrá pasado algo así. Pues tengo que deciros una cosa que puede que no os sorprenda y más leyéndola en un blog como este. Andando en bici la cosa mejora.

No esperéis encontrar un mensaje super moñas en plan "andando en bici los problema se van" o algo aún más edulcorado en plan "rodar con tu bici hace que la vida sea maravillosa" y cosas así. Voy a ser sincero con vosotros (como siempre) Si tienes un problema, al volver a casa después de rodar con la bici, éste seguirá ahí. No va a desaparecer y no va a mitigarse, al menos por el hecho de que tú te hayas hecho unos kilómetros.

Ahora bien. Lo que sí cambia es la manera que tienes de afrontar las cosas y el punto de vista con el que observas la realidad. No sé por qué ni por qué no, pero una vez que sacas tiempo para andar en bici, al volver sí es cierto que los problemas, siendo exactamente los mismos, parecen menos o, al menos, tienen más sentido.

No tengo ni idea de cual será la razón aunque me inclino a pensar que se debe a que sobre la bicicleta, además de estar haciendo ejercicio, consigues algo muy difícil hoy en día. Permanecer durante unas dos horas en relativo silencio contigo mismo, sin nadie a tu alrededor. Estos ratos dan para mucho. Puede que ni siquiera le dediques ni un minuto mental al tema que te ocupaba, pero lo más probable es que tu cerebro esté ordenando toda la maraña de ideas que tú, de manera consciente, habías amontonado en una especie de baúl de sastre.

Esta es otra de las razones por las que la bicicleta vale tanto la pena, aunque supongo que valga lo mismo que otras tantas aficiones que tienen las demás personas como puede ser pasear, hacer natación, escuchar música clásica, conducir. Habrá cientos de ellas igual de válidas pero todas tienen algo en común. Que te acercan a ti mismo.

Por mi parte, voy a seguir un poco conmigo mismo que falta me hace. Espero no tardar tanto con la siguiente entrada querido lector.

domingo, 2 de junio de 2013

Los 10.000 del Soplao (por Jorge Prada)

¡Hola a todo el mundo!

Este fin de semana, la gran mayoría de los miembros de la Grupeta Cicloturista Léon se habían marchado hasta Cabezón de la Sal para acometer el primer gran reto de la temporada. Los 10.000 del Soplao. Me encantaría poder haceros una buena crónica acerca de todas las aventuras y desventuras en esta marcha pero me temo que no pude acudir.

Pero tranquilos. No está todo perdido. Hace algún tiempo, Jorge, miembro de la Grupeta, compartió con todos nosotros sus experiencias en el Passo dello Stelvio, convirtiéndose así en colaborador del blog. Y como cicloturista de reconocido prestigio, ¿cómo iba a faltar al Soplao? 

Por tanto, el amigo Jorge os presenta su nueva colaboración en CICLOTURISMO EN LEÓN. A partir de ahora, se pone a tirar de la grupeta Jorge. Juntaos y pillad una buena rueda....

LOS 10.000 DEL SOPLAO
Es el “día después”  y el infierno cántabro (como así se conoce a esta clásica) me ha dejado una mezcla de cansancio brutal y nostalgia, pues una prueba así requiere de muchas horas de entrenamiento que se resumen en tan sólo las 9 horas que se tarda en hacer el recorrido. 
Hombre, la nostalgia viene también de las risas que nos pasamos, pero…… empecemos desde el principio.
Nos aventuramos Deivid, JR, Elías 2, Sergio, Buka y Jorge (yo mismo) a una salvajada que requiere un punto de locura que a ninguno nos falta, desde luego. El hotel le correspondía buscarlo al Deivid y menos mal, porque la última vez la elección la hizo JR y acabamos durmiendo en un lugar….digamos…. peculiar, donde había que quitarte las telarañas al entrar en la habitación y estuvo una orquesta tocando canciones de pachanga hasta las cinco de la mañana. Pues el hotel de Deivid estaba muy bien. Buen plato de pasta para cenar, chulas habitaciones y el siempre bienvenido favor de que te dejen ducharte por la tarde sin coste adicional.
Mientras cenábamos spaguetis a la carbonara, Elías preguntaba nervioso de todo: ¿Qué ropa nos ponemos? ¿Corto o largo?.... era su primera marcha y todos adivinamos que no iba a dormir nada de nada aquella noche. La primera marcha, clásica… es muy especial. ¿A quién no se le ha escapado una lagrimilla la primera vez que acaba Lagos de Covadonga? A mi sí, lo confieso.
Como ya nos pasara en Lagos 2012, salimos del hotel a última hora: Que si no tengo agua que si la naturaleza llama, que se me ha olvidado el dorsal…. Por lo menos esta vez no nos encontramos 3000 tíos de frente porque ya habían dado la salida.
El infierno cántabro estaba a punto de comenzar y nos deseamos suerte: “Que no se caiga nadie” esto es lo más importante. Elías y Sergio empezaron a tirar de tal forma que ya no les vimos más. JR, Deivid y yo nos quedamos juntos hasta que vimos a un compañero del club, miccionando (por ser fino) al lado de un contenedor: “BUUUUUUUUUKAAAAAAA” – “Ya voyyyyyyyyyyyy”, se juntó a nosotros y el Deivid prefirió ir a su ritmo. El Buka como está como una bestia nos subió todos los puertos. Sólo nos faltaba agarrarnos a él. Y como está sobrado pues encima hablaba sin parar. Menudas risas….
Vimos de todo mientras íbamos adelantando a todo el mundo subiendo Piedrasluengas (40 kms que si bien es tendido se hace eterno): Un tío tiró la bici contra la cuneta de rabia, gente con un pajarón de los que hacen época…. El caso es que tras un poco más de 9 horas llegamos. Allí estaban las bestias pardas de Elías y Sergio, que se habían quedado fríos de esperarnos y luego llegó Deivid.
Os podéis imaginar tras 225 kms y 4000 mts de desnivel cómo estábamos…. Bufffff pero como dijo JR: “Ahora no queremos ver la bici ni en pintura pero el martes volveremos a quedar”.



La belleza de los lugares por donde trascurre “el Soplao” es impresionante. Del mar a los Picos de Europa, pasando por rías, playas, cañones, hoces……
Ayer, al terminar, me acorde de una entrada de Dani en el blog que hablaba del “carpe diem” y es que es así: debemos aprovechar cada instante y hacer aquellas cosas que nos produzcan felicidad. En la bici, a mi me pasa como a Dani; Soy capaz de resolver muchos problemas que están atascados y me permite ver las cosas con mucha más claridad.