sábado, 19 de diciembre de 2020

2020. Ese año...

 ¡Hola a todo el mundo!


Pues sin comerlo ni beberlo, estamos a punto de terminar un 2020 que sin duda vamos a recordar todos. Vaya que sí. Hemos tenido normalidad, confinamiento, nueva normalidad, nuevos tipos de confinamiento y un largo etcétera de situaciones personales que nunca pensamos nadie que íbamos a poder llegar a vivir.


Hace unos cuántos meses que no escribo aquí. Cuando estábamos encerrados a cal y canto mantuve una buena regularidad de publicación. ¡Joder! Como en los viejos tiempos, maldita sea. Luego es que nos abrieron y yo no he parado de hacer cosas (andar en bici fundamentalmente, qué si no) y también he estado entretenido en el tema este de recuperarme del coronavirus.


En efecto, soy de esa gente que se ha visto afectada por el dichoso virus que nos está dando una paliza a toda la sociedad. La verdad es que en mi caso y en el de mi mujer que también lo pilló, hemos sido muy cuidadosos en cumplir todas las reglas para evitar ser contagiados y contagiar. Reducir contactos a la mínima expresión, distancia social, evitar aglomeraciones...toda la parafernalia. Y aún así, nos hemos infectado. Además de todo, nos atacó bastante fuerte. No hemos sido de los asintomáticos ni mucho menos.


Afortunadamente ya estamos bien y aparentemente sin secuelas más allá de alguna cosa curiosa como que se nos olvidan algunas palabras y yo en concreto tengo la cabeza, como diría mi abuela, un poco volada, pero nada alarmante. Yo siempre he tenido una muy buena pedrada, así que casi no se me nota. Todo bien.


La bici me ha ayudado a comprobar a ver qué tal está la maquinaria por dentro y he vuelto a darle fuerte al pedal y todo OK. Ahora mismo el mayor problema son los dos o tres kilillos que he ganado y la proximidad del turrón y el roscón de Reyes.


No sé qué tal os ha ido vuestro año ciclista pero del mío no me puedo quejar. He hecho rutas muy guapas y salvo los momentos en los que no se podía salir y en los que yo tuve que estar aislado por el tema de la enfermedad, no me puedo quejar. La pega es la cancelación de las marchas a las que tenía pensado ir. El Soplao y la TransBizkaia, que eran en días consecutivos. Ese reto me motivaba un montón y no pudo ser.


Pero como hay que mirar para adelante, lo bueno es que estas marchas en el 2021 también son en días consecutivos, así que el reto vuelve a estar ahí, con lo que la motivación la tengo por las nubes. Ahora sólo se tienen que disputar y poder gozar de Urkiola, Piedrasluengas y todas las demás subidas y kilómetros.


Por otro lado, como novedad del 2020, en el tiempo en el que no he publicado por aquí, vendí la bici de monte (espero que estén disfrutando de ella más que yo) y me compré una flamante bici nueva de carretera. Una Nueva Americana a la que llamo “California”. Aún está buscando su propia personalidad la nueva máquina, pero de momento nos estamos haciendo buenos amigos.


Por lo demás, gozando del ciclismo de competición. Viendo carreras en épocas del año poco comunes. A mí La Vuelta en otoño me ha parecido genial. Puede que llevarla a lo más profundo de noviembre no sea lo mejor, porque el frío que han tragado los ciclistas en alguna etapa no fue normal, pero si se celebrase entre septiembre y octubre a mí no me disgustaría. En cuanto a otras carreras, la mayor pena que me queda en el corazón es no haber visto la París-Roubaix con lluvia, barro y frío. Hubiese vuelto a ser el verdadero “Infierno del Norte” y mi apuesta clara era Mathieu van der Poel. ¡Cómo me gusta este ciclista y qué alegría me dio verle ganar el sprint de Flandes!


Lo cierto es que este año he visto muchísimas carreras y gracias a RTVE he revivido carreras de la década de los '80 y '90 que yo ya viví en su día y que me han hecho vibrar igual o más que en directo. ¡Cómo ha cambiado todo el mundo del ciclismo! Y como apunte personal después de ver las carreras con solera y comparándolas con las de este año, ¿no os parecen almas gemelas tanto Rominger como Roglic?


En fin. En lo que estaremos todos de acuerdo es que 2020 ha sido un año muy particular, aunque yo no diría que sea para olvidar. De hecho, deberíamos de sacar muchas cosas en claro como sociedad. En mi opinión, el virus ha dejado al aire muchas costuras deshilachadas que tenemos tanto en lo personal, como en lo colectivo, en lo económico, como en los servicios públicos que creíamos a prueba de bombas. Si nos olvidamos de lo sucedido puede que no solucionemos los problemas.


Por lo demás, aprovecho para desearos a todos los que leáis esto unas felices y comedidas navidades por este año, por favor, y que lo paséis lo mejor posible. Ya sabéis, compañeros y compañeras ciclistas. Os deseo salud, kilómetros y metros de desnivel para el nuevo año que, a nada...A NADA...seguro que es mejor que el 2020.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Etapa por la montaña centro-oriental leonesa.


¡Hola a todo el mundo!

Ayer, la UCI publicó un calendario de competición que, al menos a mí, me ha hecho ilusión, no porque crea que se va a poder llevar a cabo, la verdad, si no porque parece que se ve algo de luz al final del túnel. Entre eso y que ya he salido a rodar un par de días dentro de la franja horaria y dentro del término municipal (el de la ciudad de León es enano, por cierto) parece que el ánimo ciclista general está subiendo un poco.

Mi ánimo nunca ha estado especialmente bajo, la verdad. Esto del confinamiento lo he ido llevando bien salvo por el hecho de no poder sacar la bici y demás pero lo entiendo como algo necesario. No obstante, ¿quién me quita de hacer planes de cara a un posible verano en el que podamos salir con cierta normalidad?

Y a eso me dediqué, entre otras cosas, ayer por la tarde. A pensar en una ruta que me motivase y que, a poder ser, no saliese de la provincia de León no vaya a ser que no nos dejen hacerlo. Puede parecer que los ciclistas leoneses, si no nos vamos a la vecina Asturias no tenemos puertos, pero sólo lo parece porque sólo hay que buscar un poco. ¡Y qué puertos tenemos!

Para que a mí una ruta me llame la atención tiene que tener dos cosas. Kilómetros y varios puertos. En resumidas cuentas, lo que viene a ser la típica etapa de montaña de cualquier gran vuelta. Exigente y larga.

Y después de pensar un poco y sabiendo lo mucho que me tira a mí esa zona (mi familia procede de esas zonas) la decisión de por dónde discurriría la etapa parecía clara. Montaña centro-oriental leonesa. El punto de partida también lo tenía claro. Boñar, además de mi pueblo, es lo que más cerca queda de León teniendo en cuenta la ruta que he ideado.

Mientras iba dibujando el trazado, situando algún punto intermedio para que el perfil quedase bonito, buscando los puntos kilométricos de inicio y final de puerto, me estaban entrando unas ganas enormes de sufrir y disfrutar, todo a la vez, a lo largo de los exigentes kilómetros de esta ruta que no tendría nada que envidiar a cualquier etapa reina de Tour, Giro o Vuelta. Podría decirse que ya tengo reto para este extraño año ciclista y es este.


¿Qué os parece? Menudas cosas más bonitas que se pueden hacer por León, ¿eh? 193 kilómetros y 3625 metros de desnivel positivo son datos que no están nada mal, pero es que además la ruta discurre por alguno de los parajes más impresionantes que hay en toda la Cordillera Cantábrica. La pena es que no vaya a leer esto Javier Guillén, director de La Vuelta a España, aunque lo voy a intentar.

miércoles, 29 de abril de 2020

Locuras ciclistas.


¡Hola a todo el mundo!

Mientras hago rodillo, probablemente ya os lo habré contado algún día, suelo escuchar la radio o algún podcast. Me gusta tener la mente pendiente de otras cosas que no sean dar pedales sobre el potro de tortura. A mí me funciona bastante bien. No obstante, a veces la cabeza no se me queda quieta en el tema que se esté tratando en el programa de turno y viaja a otro tiempo u otro lugar, cosa que me ocurrió ayer sin ir más lejos.

Estaba escuchando un programa de NBA en el que tocaban temas muy interesantes relacionados con la música y jugadores de hace años y mientras tanto yo me sorprendí pedaleando por el Concejo de Ponga, en Asturias. No me he saltado el confinamiento, tranquilos. Sólo ocurrió que me puse a rememorar una ruta tremenda en todos los sentidos que hice hace ya tres o cuatro años.

Me pasa en muchas ocasiones que rememoro rutas que he hecho. A veces lo hago sin darme cuenta y otras lo fuerzo para relajarme en según qué circunstancia. Normalmente suelo recordar las rutas más especiales las cuales habitúan a ser las más duras que he tenido la suerte de “disfrutar”. A la hora de diseñar etapas en plan “día especial” tiendo a crear verdaderas idas de olla que sobre el papel parecen una idea fantástica pero, claro está, luego hay que llevar todo ello a la práctica y a veces cuesta.

Se me vienen a la cabeza muchas y voy a empezar por, precisamente, la que se me instaló ayer en la cabeza mientras hacía rodillo. Dejé el coche en Cangas de Onís (este pueblo asturiano, al menos en mi caso, suele estar muy relacionado con idas de olla ciclistas) y mi plan inicial, el cual llevé a buen puerto y de ahí lo duro que fue ese día, era ir a visitar Casielles pero, por qué hacer sólo eso, ¿verdad? Una vez logrado el primer objetivo, subí el Collado Llómena, puerta de acceso a Jurasic Park, o como lo llaman por allí, Concejo de Ponga. Me metí en una guerra que estaba perdida de antemano, como fue subir a Taranes, pero no al pueblo, si no hasta más arriba. ¿Terminó aquí mi aventura? Claro que no, amigas y amigos. La guinda del pastes fue ir hasta el mirador de Amieva con un kilómetro final para quitarse el sombrero. Ese día ha sido uno de los que recuerdo con más dureza de toda mi vida ciclista. Creo que fueron 80 kilómetros y como 3500 metros de desnivel o algo así porque estoy hablando de memoria.

Otra locura muy habitual en mí es obcecarme en continuar una ruta cuando todo indica que has de parar. Esto es algo muy recurrente en todos los aspectos de mi vida porque tiendo a ser un poco cabezón. A veces te sale bien y otras veces te sale mal, muy mal o terriblemente mal. La ruta que reúne todo esto fue una en la que salía desde Cain, en el corazón de los Picos de Europa leoneses (el sitio de mi recreo). Ya comencé la jornada a pie cambiado porque lo más lógico si vives en León, como es el caso del menda, sería dejar el coche en Riaño y, a partir de ahí, hacer la ruta circular en uno o en otro sentido. Esta ruta es subir Panderrueda, Pandetrave, bajar a Cain (muy bonito) y subir de Cain (esto sí que es bonito-20%-) Salen como 90 kilómetros con cierta dureza pero sin ser una locura total. Como decía, esa etapa la comencé a pie cambiado porque aparqué el coche en Cain directamente, que es el punto más alejado de León capital en lugar de dejarlo el Riaño, bastante más cerca. El otro problema fue cuando desde el minuto uno de la ruta escuché truenos y vi nubes negras como la misma noche. Si a pesar de esto continuas con una ruta, es cuando pasa a ser una ida de olla porque, en efecto, ese día me cayó encima una tormenta de las de rayos, truenos Dolby Surround, agua a tope y un largo etcétera de extras que hicieron de aquella jornada un día inolvidable.

Otro día que tampoco se me olvidará en tiempo ocurrió hace dos años, una buena mañana saliendo de Cangas de Onís (sí, otra vez) en dirección a Casielles (en efecto, también otra vez) pero en esta ocasión, tras subir hasta el pueblo de las mil y una de curvas de herradura, opté por no ir hasta Jurasic Park para decantarme por Coronar el puerto del Pontón, bajarlo y rematar el día en Lagos de Covadonga. Así sobre el papel, que como suele decirse, el papel lo aguanta todo, me parecía una etapita de tres puertecitos muy accesible pero según veía aumentar el número de kilómetros en el cuenta (por mucho que sea GPS para mí siempre será el cuenta) empecé a alarmarme ya que terminó siendo un etapón de 140 km con dos puertos de categoría especial y uno de primera. Además de todo, había dicho en casa que volvería sobre las 6 de la tarde. Creo que aparecí como a las 10 o más, no recuerdo ya, aún trato de olvidar. Son cosas que pasan.

Otra heroica que se me viene a la cabeza es medio reciente. Ocurrió el año pasado cuando quince días o así antes de ir a los 10.000 del Soplao fui a subir Pajares y La Cubilla. Ambos colosos asturianos me quedan cerca de casa y suelo visitarlos a menudo y más si tengo cerca algún reto concreto porque me sirven a modo de entrenamiento. Dejé el coche, que se llama Klaus por si no os lo había dicho hasta ahora, en Campomanes, otro pueblo asturiano recurrente en numerosas idas de olla. En esta ocasión, desde la base de Pajares y a pesar de estar en mayo, se intuían niebla, frío y casi seguro nieve, como así confirmé a falta de 5 kilómetros para coronar el puerto pero una vez más, mi cabezonería hizo que no me detuviese cuando el sentido común decía todo lo contrario, con lo que finalmente coroné Pajares como un muñeco de nieve, congelado y con pocas ganas de bajar el puerto pero como todo lo que sube ha de bajar, allá me lancé con la movilidad de las manos como las un Playmobil. Un desastre. Lo que viene siendo un día de diez.

Son muchas las jornadas “históricas” que se me pasan por la cabeza pero más son las ganas de seguir escribiendo mi historia particular. La duda que me surge es cuándo, aunque tengo que admitir que pocas cosas van a ser más históricas que todo este periodo de confinamiento, con días y días haciendo rodillo y días y días encerrados en casa. Cuando lo miremos con perspectiva y no con asco vamos a alucinar con lo que hemos conseguido.

lunes, 27 de abril de 2020

Sun-Tzu y el Team Ineos.


¡Hola a todo el mundo!

Me gusta leer. Seguramente no sea el lector más constante del planeta, ni siquiera el que lo haga de la mejor manera en el sentido que tengo varios libros abiertos aquí y allá, puede que ni siquiera los termine y pequeños desastres por el estilo. Además, y esto no lo considero algo malo pero sí un poco de desbarajuste mental, no me circunscribo a leer un tipo determinado de libros. Puede que lea una novela, sí, pero después voy a pasar a leer una biografía y, seguidamente, leeré un ensayo de la cosa más absurda, pasando por constantes artículos de interés, para coger con avidez un libro de mecánica o de cocina o cualquier cosa que me llame la atención en ese momento. Es un poco caos pero mientras yo me vaya apañando, no tiene por qué suponerme un problema.

Otra cosa que también hago es releer libros. Puede que incluso, algunos en concreto los tenga siempre cerca de mí para pegarle una lectura a determinada parte que me interesa en especial. Un par de estos libros recurrentes en mi vida son el Tao Te Ching, de Lao Tze, y El Arte De La Guerra, de Sun-Tzu. Son libros de los que se pueden obtener muchas cosas, todo esto sin creerme por encima del límite del bien y del mal. En mí no vais a encontrar a alguien que os vaya a dar lecciones. Sencillamente estos dos libros me gustan y, por su estructura, son ideales para leer alguna de sus partes al no tener un hilo argumental, temporalmente hablando, muy definido.


Y ahí estaba yo, una buena tarde de confinamiento, repasando alguna parte de estos libros y se me ocurrió que, en concreto, El Arte De La Guerra es ideal para definir algún comportamiento del mundo del ciclismo. De hecho, para quien no lo sepa, este libro se estudia en las escuelas de negocio para enfocar de una manera más óptima las negociaciones empresariales así que ¿por qué no voy yo a poder enfocarlo de esta manera que os comento? Más en concreto, el enfoque que quiero ofreceros es cómo el Team Sky/Ineos ha dominado en los últimos años utilizando el prisma de Sun-Tzu.

Así por ejemplo, este libro señala que la excelencia suprema consiste en someter al enemigo sin luchar. Pienso en varios, si no todos, de los éxitos que ha tenido el Sky/Ineos en el Tour de Francia y no veo que hayan tenido que luchar como gato panza arriba, sin embargo si veo que han sometido a todos y cada uno de sus enemigos deportivos, año tras año.

Otra idea que se puede leer en el libro dice que en la guerra, tu principal objetivo tiene que ser la victoria y no campañas prolongadas. Yo esto lo extrapolo al hecho cierto de que el equipo británico centra sus mayores esfuerzos y fija como principal objetivo el Tour de Francia, evitando entrar en muchas más guerras que desgastarían de manera terrible al equipo. Sí es verdad que han ganado el Giro, La Vuelta, etc, pero igualmente cierto es que el Tour en el objetivo principal y las temporadas se centran en brillar en julio, no durante todo el año.

También se puede leer en el libro de Sun-Tzu que se deberían de modificar los planes en función de las circunstancias, cuando éstas sean favorables. En este caso pienso en que el “ejército” Sky/Ineos se adapta a las condiciones cambiantes en carrera, siempre que éstas sean favorables, de una manera muy rápida y sin titubeos. Por ejemplo, pienso en el Tour de Thomas o en el de Bernal. Los teóricos líderes, Froome y el propio Thomas en cada respectivo año, se situaban por detrás de los que resultaron ser finalmente los ganadores de aquellas carreras y no dudaron en darles los galones necesarios para conseguir el objetivo final, que no era otro que ganar la ronda gala. Imagino una circunstancia parecida en, por ejemplo, el Movistar y aún estaríamos hablando de las polémicas surgidas.

Otra cosa que me llama mucho la atención de las ideas de Sun-Tzu y que más caracterizan al Sky/Ineos es la siguiente. “Maniobrar con un ejército es ventajoso, pero se vuelve de lo más peligroso cuando sólo se cuenta con una multitud indisciplinada”. Estas son las palabras literales que figuran en el libro y está claro que uno de los mayores éxitos del Ineos es la disciplina de sus ciclistas. Yo diría que casi es la clave porque en el equipo del que estoy hablando sólo hay un líder por encima de todas las estrellas y ese es Sir Dave Brailsford, gerente principal de toda la estructura.

Cuanto más leo El Arte De La Guerra más premisas extraigo que se podrían aplicar al Team Ineos. Es como si este antiguo libro fuese la piedra angular sobre la que se ha construido todo el equipo británico. Os recomiendo que le echéis un ojo ahora que hay tiempo.

miércoles, 22 de abril de 2020

Diario del estado de alarma: todo me lleva a lo mismo.


¡Hola a todo el mundo!

Después de unos días escribiendo acerca de ciclismo-ficción, cosa que me está entreteniendo un montón y que aún no he acabado con ello porque estoy pensando en más posibles alternativas posibles, hoy me apetece escribir acerca de algo de menos pensar y más sentir.

Porque una de las cosas que he sentido hoy cuando paseaba a las perras es que echo en falta algo que a mí, llamadme excéntrico si queréis, siempre me ha gustado porque lo entiendo como un símbolo del trabajo bien hecho. Y lo que extraño un montón es la marca del moreno.

A estas alturas de abril y en condiciones normales, ya debería de estar haciendo rutas diarias de unos 80/100 km y, al menos un día semanal, una tirada más larga de 130 km o algo así y más teniendo en cuenta que este año tocaba hacer la machada del Soplao y la TransBizkaia en el mismo fin de semana. Me tocaría estar haciendo unos buenos entrenamientos y, por tanto, tener ya bien marcada la línea del moreno.

Y a día de hoy, cuando me visto con las peores galas para hacer rodillo, me veo la piel y sigue pareciendo finales de enero. Un atisbo de marca hay porque después de tantos años montando en bici ya no se me quita pero lo que tendría que haber a estas alturas de abril es otra cosa muy distinta.

Además, hoy en Twitter vi una publicación que hizo mella en mi estado de ánimo. Una foto de la subida de Casielles. Y quienes conozcáis esta maravilla entenderéis por qué me hizo daño porque las ganas que me entraron de ir fueron tremendas. Para más inri, yo comenté en esa publicación que debía de ser delito pasar por el Pontón y no desviarse para subir hasta Casielles. Eso hizo que mi mente echase a rodar a través de todas esas carreteras que están en mi memoria. Una lágrima ciclista recorrió mi alma.

Pero la realidad es la que es y ahora que estoy viendo entrar un buen rallo de sol por la ventana de la habitación de las bicis me voy a poner a hacer rodillo, aunque estoy entrando en una etapa del confinamiento en la que todo me recuerda a rutas que quiero hacer, porque acabo de escribir “ventana” y otra lágrima ciclista recorre mi alma, recordando las muchas etapas que he hecho subiendo y bajando ese portarraco Astur-Leonés. ¡Qué ganas!


En fin, familia. Que me piro a hacer rodillo, que hacerlo como Dios manda tampoco es paja...¡Ay! Paja....Pajares. ¡Cómo me gusta subir Pajares! No voy a seguir por ahí que me echo a llorar.

martes, 21 de abril de 2020

Nuevas normas del ciclismo-ficción. Ajuste, dudas y nuevos planteamientos surgidos hasta ahora.


¡Hola a todo el mundo!

Después de las dos anteriores entradas referidas al Ciclismo-Ficción, han surgido algunas dudas, posibles ajustes y cosas así, preguntas y propuestas que enriquecen el debate una barbaridad. En un comentario en la Parte II de esta serie, Manuel hace algunas preguntas y presenta dudas y puntos flacos de la ficción propuesta.

En el comentario, Manuel plantea que al intentar combinarse un modelo similar al de las Grandes Ligas norteamericanas (Parte II de la serie) junto con uno más clásico europeo de ascensos y descensos (Parte I de la serie) el híbrido resultante tenía puntos flojos ya que si invitas a que una estructura invierta y desarrolle todo un modelo y por un año de infortunio, por ejemplo por lesiones, desciende, ¿qué ocurriría con todo ese entramado de contratos, salarios de corredores, etc? Lo podéis leer en los comentarios. Manuel hace siempre grandes aportaciones, la verdad. GRACIAS.


Así a bote pronto mi respuesta iba a ser que si desciende un equipo, en principio con el tema de los contratos de los corredores y de más, no debería de haber problemas porque la idea del límite salarial, las escalas de las que hablaba y todo lo demás, también sería aplicable a la segunda división.

No obstante y utilizando en mi contra uno de los argumentos que yo mismo proponía en la segunda parte de la serie, el ciclismo vive de la exposición de las marcas comerciales. Más exposición, más dinero, por lo que menos exposición, menos dinero. De esta forma, en un posible descenso, está claro que tendrían menos impacto en los medios y en las carreras de primer nivel, etc, con lo que habría un problema presupuestario seguramente.

En un caso así e intentando mantener este modelo híbrido, yo creo que el presupuesto de los equipos de cara al límite salarial debería de ser algo garantizado de cara a desarrollar un equipo profesional, ya estuviese en segunda o en primera división. Así por ejemplo, si Movistar entra con 15 millones y 6 millones están destinados a los salarios, 9 quedarían para otros gastos como viajes para afrontar una, posiblemente más cara temporada en primera división, más vehículos, mejores materiales, tecnología, I+D+i, etc. Si descienden por lo que sea, el presupuesto en cuanto a fichajes sería el mismo (6 millones) pero se me ocurre que los otros 9 millones se verían reducidos, pero los salarios siempre estarían garantizados.

Una temporada en la supuesta segunda división sería menos costosa porque las carreras se me ocurre que serían más próximas, la logística sería menos compleja, etc. Sin embargo y mediante el sistema de puntuación de esas carreras, habría posibilidades reales de competir por un ascenso y, al seguir manteniendo los sueldos garantizados y por tanto, a la mayor parte de la plantilla del año anterior en primera división, deportivamente no se perdería demasiado nivel.

Una cosa que sí que me parece muy difícil de llevar a cabo de todo esto y pensando en el comentario de Manuel, es que para poder mantener el tema de los salarios garantizados hacen falta estructuras sólidas, ya sea en primera división o en segunda. La gran cantidad de equipos continentales-profesionales que hay a día de hoy se vería muy reducida, teniendo que refugiarse en una teórica tercera división menos profesionalizada. Esta división de tercera categoría podría servir a modo de competición de desarrollo, para jóvenes, agentes libres que no encontraron equipo y este tipo de circunstancias. Serviría como mercado en el que los equipos de primera y segunda podrían encontrar nuevas figuras, agentes libres en busca de nuevas oportunidades, etc.

Todo esto me viene muy bien porque otra idea que quería plantear en una tercera entrega de esta serie es el tema de los equipos filiales, pero pensé que sería demasiado ambicioso obligar a los equipos a mantener dos estructuras, lo cual me parece muy arduo de cara a lo económico, pero existiendo esta tercera categoría, los equipos podrían mantener vínculos con algunas estructuras de diferentes categorías para llegar a acuerdos en plan, si sale una figura soy yo el primero en negociar o, si tienes algún corredor que no tiene hueco en tu plantilla, me lo cedes un año, etc. Son muchos los escenarios que pueden plantearse en este sentido y me pongo ya a trabajar en ello.

Manuel en su comentario opina que de llevarse a cabo un modelo más a la americana por llamarlo de alguna manera, él entiende que de seguir este ejemplo, hacerlo con todas las consecuencias. Una competición cerrada en la que equipos y deportistas tendrían garantías de continuar en el asunto.

Al respecto de esto último, se me pasó por la cabeza desarrollar este tipo de planteamiento en el ciclismo-ficción, pero creo que al cerrar la competición a, por ejemplo, 22 estructuras por poner un número, esto haría que el resto de equipos se viesen abocados a una especie de travesía del desierto sin ningún interés para ellos y, lo que es peor, para los patrocinadores, con lo que no habría inversión. Al proponer esto de los ascensos y descensos, pienso en que sí que puede haber posibilidad real de ascender y, sobre todo, que los equipos de segunda puedan competir en algunas carreras junto a los de primera, invitando de esta manera a que posibles empresas aporten patrocinios a estos equipos.

Y pienso esto por la propia idiosincrasia del ciclismo en tanto en cuanto, vive del dinero de empresas que necesitan que su nombre se vea muy expuesto. Si no participan en las mejores carreras del año, no tienen interés en aportar dinero, de ahí que sea tan importante para estos equipos de segunda categoría participar, por ejemplo, en Giro, Tour o Vuelta. Les salva el año. Mi idea inicial, el primer borrador que tenía, era en base a los ingresos televisivos y de ahí construir una idea. Pero el problema fue que al ver lo que la televisión americana paga a la NBA por comprar su producto (creo que son unos 2000 millones de dólares al año) y ver lo que las teles pagan por comprar ciclismo, comprendí que tenía que desarrollar otra idea. Hace poco escuché que el Tour, gracias a los ingresos que obtiene de las televisiones, podría repartir entre los participantes como unos 50.000 €. Y eso que es la carrera que más dinero televisivo genera con gran diferencia. De ahí que haya creado mi ciclismo-ficción en base a las empresas patrocinadoras y cuantas más haya, mejor, así que pensé que estaría bien dar oportunidades a muchos equipos para que puedan llegar a competir en las mejores pruebas del calendario.

Otra de las ideas que plantea Manuel en su comentario es que el modelo de traspasos convierte a los corredores en mera mercancía. Al menos así ocurre en la NBA en la que se dan casos extremos como estar un jugador cambiado para disputar un partido, llamarle su agente para decirle que acaba de fichar por otro equipo y que tenga que coger un avión para irse a la otra punta del país y unirse a su nueva franquicia.

En efecto, esto es algo que podría pasar, sin embargo no sería tan dramático como ocurre en la NBA porque al fin y al cabo, los ciclistas a veces establecen su base de operaciones, ponte en Girona por diferentes circunstancias, y da lo mismo que estén en el Ineos, en el UAE o en el Euskaltel-Euskadi. Al ser de alguna manera un deporte individual que se desarrolla por equipos, resulta distinto al modelo del baloncesto, que es un deporte por equipos y que tienes que tener una base de operaciones fija para todos los miembros de la organización.

Sin embargo comparto el “temor” que tiene Manuel de que los ciclistas se conviertan en mera mercancía que pasan de unos equipos a otros. De hecho el modelo de fichajes que propongo en la Parte II, con una ventana de traspasos al terminar el Giro, alienta esta posibilidad. Pero creo que esto daría más interés mediático al mundillo del ciclismo, con diferentes historias de morbo, pequeñas o grandes vendettas y asuntos parecidos.

Además, puede que los ciclistas sean los más interesados en cambiar de unos equipos a otros ya que quien gana el Tour, la París-Roubaix o la carrera que sea es el corredor. Los ciclistas puede que intentasen buscarse la vida más de lo que pueden hacerlo ahora de cara a tener un gran palmarés.

Algo que sí he pensado y que casi me parece el obstáculo más complicado de salvar es el hecho de que el ciclismo es un deporte global en el que cada estructura se asienta en un país concreto. ¿Legislativamente sería posible desarrollar un modelo común que afecte a equipos de países distintos? Seguro que ahí nos encontraríamos con un montón de problemas legales por las diferentes normativas fiscales de cada país pero al fin y al cabo todo esto que estamos planteando es ciclismo-ficción.

lunes, 20 de abril de 2020

Nuevas normas del ciclismo-ficción. Parte II. (Fichajes y límite salarial)


¡Hola a todo el mundo!

En esta segunda entrega de un mundo de ciclismo-ficción con nuevas normas para encontrar un camino distinto y mejor de cara a contar con un ciclismo más atractivo de cara a todos los actores de este mundillo, voy a intentar plantear un nuevo horizonte en cuanto a dos aspectos que, en mi opinión, darían mucho aliciente e igualarían enormemente este mundo del ciclismo. La política de fichajes y la política salarial en el ciclismo.

De antemano tengo que señalar que es algo tan amplio, complejo y complicado que, insisto, esto es una ficción con seguramente enormes fallos, aspectos que se me pasarán por alto y un largo etcétera de “iés” sin punto, pero allá vamos con el grueso de mi idea de ciclismo-ficción.

Para empezar, decir que siempre he creído que si hay modelos que funcionan, ¿qué hay de malo en intentar emularlos? Esto es aplicable a cualquier aspecto de la vida y el deporte forma parte de la misma. A mí me encanta la NBA y varios deportes de las llamadas Grandes Ligas de Estados Unidos comparten normativas. No son en todas estas ligas las mismas pero sí que muchas de esas normas son similares. Creo también que uno de los pilares fundamentales de estos deporten norteamericanos es convertirlo todo en un show fácilmente vendible como “producto” que las televisiones quieran comprar y, de esta forma, tener enormes ingresos por esta vía y repartirlos entre todos los integrantes del negocio. Esto que os presento es un resumen muy burdo pero viene siendo la base de todo el circo que tienen allí montados los USA.

Teniendo en cuenta esto, ahora voy a poner otra premisa en todo mi argumentario antes de desarrollar los asuntos a tratar. Nuestro amado deporte, el ciclismo, es sensiblemente diferente a otros muchos, incluso europeos. Se fundamenta en algo que no tiene tantísima relevancia como en otros deportes. La tradición. Las Clásicas, el Mundial, el Tour, el Giro y, en menor medida, La Vuelta, viven gracias a la mística de su pasado y al desarrollo de un relato para dejar un bonito legado por parte de las actuales figuras.

Otra peculiaridad que diferencia mucho al ciclismo del resto de deportes y, aquí ya empiezo a desarrollar un poco los asuntos, es que económicamente vive de la exposición a la que se vea sometida la marca patrocinadora de los equipos. A cuantas más y mejores carreras pueda acudir un equipo patrocinado por una marca concreta, más exposición y, por tanto, más interesada estará la marca en aportar más dinero. Digo esto para hacer una separación de la idea que tengo del modelo que a mí me gustaría instaurar en el ciclismo. El modelo NBA. Separar el ciclismo del paradigma que me interesaría imponer en él parece contraproducente pero creo que entender que no son mundos iguales ni parecidos es básico. La NBA ha creado una marca en sí misma y lo que vende no es a los Bulls o a los Lakers o a cualquier otra franquicia. Lo que pretende vender es la marca NBA.

Está claro que no puede hacerse esto en el mundo del ciclismo, pero sí que podemos empezar a crear un relato y algo muy atractivo de vender más allá de los apasionados del ciclismo. Se podría crear una historia dentro del propio deporte además de la que ya tiene de por sí, como comentaba antes, gracias a la tradición con la que cuenta. Recordad que las primeras carreras datan del S. XIX y muchas de ellas siguen disputándose.

Un aspecto de los deportes que siempre crea muchísimo interés es el tema de los fichajes. En el ciclismo, no es que pasen desapercibidos ni mucho menos pero es algo que se da en temporada invernal, a pesar de que las negociaciones se den a lo largo de todo el año, pero este ámbito del deporte pasa bastante de puntillas por todo el escenario. Bajo mi punto de vista y dentro de mi idea de ciclismo-ficción, a todo eso habría que darle más bombo y crear un relato muy atractivo de vender.

Dos serían los periodos de fichajes. Uno entre el final del Giro y el inicio del Tour (en base al calendario que lleva aplicándose los últimos años) y otro al final de temporada. De esta forma, podríamos ver a Landa empezando a correr la temporada con Movistar y, después del Giro, fichando por Bahrein-McLaren, por ejemplo. Qué duda cabe que sería muy entretenido ver cosas así, ¿no creéis?

Pero más entretenido sería si los fichajes no fuesen a golpe de talonario. Habría que intercambiar corredores. Por ejemplo, si el Movistar entiende que debería de reforzar su plantilla porque tiene poca clase media, quizás le interese vender a Soler a cambio de dos o tres buenos corredores.


Y aquí es donde empezaré a desarrollar el asunto más rimbombante de mi ciclismo-ficción y donde más aspectos copio del mundo NBA. El límite salarial.

El límite salarial en la NBA se fija a través de un tanto por ciento de los ingresos televisivos que son absolutamente bestiales. Esto es lo que no se puede copiar de la NBA porque los ingresos que tiene el ciclismo por este lado es de risa. En mi ciclismo-ficción este límite deberían de fijarlo mediante negociación la UCI, la Asociación de Equipos Profesionales y la Asociación de Ciclistas Profesionales. Aquí no sé si debería de entrar en dicha negociación los organizadores de carreras, la verdad, tengo dudas, pero como digo, en este mundo de ciclismo-ficción hay cabida para muchísimos ajustes.

Una vez fijado el límite salarial, en teoría deberían de igualarse las fuerzas de los equipos en cuanto que sería más complicado que un equipo tipo Ineos pudiera existir, siempre refiriéndonos a la plantilla que tienen. Cosa diferente es el presupuesto que cada equipo logre conseguir en base a lo que obtenga de patrocinadores, ojo. Si Movistar decide aportar al equipo de ciclismo 20 millones de euros, allá ellos, pero si el límite de esos 20 millones para salarios es de, por ejemplo, 8 millones, de ahí no podría pasar salvo algunas excepciones que luego veremos. El resto del presupuesto, esos otros 12 millones, pueden emplearlos para desde material, pasando por viajes, tecnología, etc. Eso sería otra cosa.

¿Cómo funcionaría el tema de los salarios? Habría diferentes escalas salariales con un límite salarial que no podría sobrepasarse. Estas escalas se fijarían en base a los años de profesionalismo de cada corredor. Por ejemplo:

  • 1ª Escala. Neoprofesionales y segundo año. Aquí el tope salarial sería de un 20% con respecto al límite salarial fijado por UCI, equipos y corredores.
  • 2ª Escala. Tres años siguientes al fin de la primera. Tope salarial, 25%. Esta segunda escala no sería aplicable a corredores que terminaran la primera escala salarial con más de 23 años, pasando directamente a la 3ª escala salarial.
  • 3ª Escala. Tres años siguientes al fin de la segunda o del fin de la primera pero con más de 23 años. Tope salarial, 30%.
  • 4ª Escala. Siguientes años tres finalizar la tercera escala. Tope salarial, 35%.

Una vez fijados estos límites vamos a hablar de lo que sucedería en situaciones de este ciclismo-ficción. Hay que tener en cuenta que lo que se fijan son los salarios límites por arriba. Es decir que esos topes salariales sólo los cobrarían las figuras o corredores absolutamente esenciales en los equipos y que tuviesen una gran capacidad de negociación.

Así por ejemplo, si tienes a Evenepoel, claro está que cobraría el tope salarial de la 1ª escala. El 20% con respecto al límite salarial. Dicho esto, ya no se nos podría ir la mano a la hora de otorgar topes salariales a discreción ya que de hacerlo, el resto de corredores serían de los que menos cobrasen o serían muy jóvenes, con lo que nuestro equipo dejaría de ser competitivo, o sólo podríamos optar a que esa figura brillase por encima del resto, mermando la fuerza del equipo en su conjunto.

Todo esto haría que las principales figuras del pelotón se tuviesen que repartir por todos los equipos si es que quieren llegar a un tope salarial. Eso o rebajarse el sueldo y cosas así. Habría que hacer una ingeniería salarial muy buena para tener un equipo competitivo. No valdría con ser el Ineos y ver que Carapaz es un enorme corredor y sacar la cartera y ficharlo. No.

En el caso de Carapaz lo que se tendría que haber hecho con las normas que yo establezco aquí es que, debido a que lo que se intercambian son corredores, Carapaz tendría que ser cambiado o por un corredor top del Ineos, tipo Thomas o algo así, o por más corredores con menos salario que un top, pero con mucha calidad, por ejemplo Sosa más Poels o algo así.

Como veis, se abre todo un universo de situaciones tanto deportivas como contractuales muy pero que muy entretenidas y que requerirían de pensar mucho las cosas.

Más situaciones contractuales que se darían serían debido a la duración de los contratos, porque los contratos, en esta idea mía, durarían lo que estipulan las escalas anteriormente citadas. Sólo la primera duraría 2 años. El resto de contratos se realizarían de tres en tres. Con esto hacemos que si yo ficho en mi equipo a un corredor que viene del Cofidis, por ejemplo, y está en su segundo año de la tercera escala, en esta escala en mi equipo sólo permanecería el siguiente año (completaría su estancia en dicha escala), porque la siguiente renovación sería por otros tres años y en la última escala.

¿Haría esto de los corredores una pandilla de mercenarios que al llegar al tercer año cambiarían siempre de equipo en busca de mejor contrato? No creo que esto sea muy diferente a día de hoy, pero tranquilos porque he pensado en ello también, porque aquí empiezan las excepciones al límite salarial.

En este mundo de ciclismo-ficción establezco una excepción al límite salarial para los corredores que opten por renovar su contrato con el equipo en el que están contratados. Al cambiar de escala hemos visto que el incremento del tope salarial al pasar de una a otra es del 5% pero para estos casos de renovación de contrato en el mismo equipo, ese incremento sería del 8%. Ejemplo práctico. Evenepoel está en su equipo cobrando el tope de la primera escala. Su equipo está claro que ha hecho un esfuerzo en temas de formación y de más, así que esta excepción también protege este asunto ya que si Evenepoel no renueva por su equipo y ficha por el UAE, por ejemplo, cobraría el tope de la segunda escala (un 25% del tope salarial) pero si renueva por su actual equipo pasaría a cobrar el tope de la segunda, sí, pero con la excepción por renovación, esto es, el 28%, que en términos monetarios puede que le supongan unas decenas de miles de euros. Seguramente le interese renovar.

¿Qué hay de los corredores que no renuevan por sus equipos? Se convierten en Agente Libres con capacidad para negociar con cualquier equipo y a su vez, cualquier equipo podría ficharles sin tener que “vender” a otro conjunto algunos de sus corredores. Ejemplo. Si yo quiero fichar a Carapaz mientras él tiene contrato y soy el responsable de fichajes del Ineos, mi moneda de cambio son los corredores de mi plantilla y he de negociar a ver qué le parece buen trato a Movistar. Pero si Carapaz termina contrato y no quiere renovar por Movistar por lo que sea, yo ya puedría ficharle sin ceder parte de mis corredores, aunque sí que me cargaría con otro sueldo, limitando de esta forma mi espacio salarial.

Como veis, en este universo de salarios, topes salariales, fichajes y demás pueden darse un montón de situaciones que generarían muchísimas historias que contar. Todo un mundo de relatos la mar de interesantes harían que la prensa especializada vendiera más ejemplares, algo más de espectáculo habría, algo más de morbo y, estoy seguro de ello, más igualdad, con lo que las carreras ganarían es interés. Puede que el desarrollo de todo esto nunca lo vean mis ojos, pero también pensé que nunca se daría tal circunstancia en la NBA y esto es el día a día en esa liga de baloncesto y en casi todo el deporte profesional de los USA y os aseguro que es muy entretenido.

Espero que os haya gustado esta nueva entrega de mi ciclismo-ficción y os animo a que participéis dejando comentarios que enriquezcan todo esto porque seguro que se me ha ido la mano o puede que penséis en algo interesante. Os leo.

viernes, 17 de abril de 2020

Nuevas normas del ciclismo-ficción. Parte I


¡Hola a todo el mundo!

Estos últimos días estamos viviendo un intento muy loable de reestructuración del calendario ciclista con la intención de salvar lo máximo que se pueda de la temporada y, por lo tanto y esto es lo fundamental, rescatar en la medida de lo posible la economía del ciclismo. Al fin y al cabo, todo este mundillo no deja de ser una industria que da dinero de una u otra forma y si no se disputan determinadas carreras, sobre todo las más importantes, entonces se crea un problema económico que afectaría a todos y cada uno de los integrantes de dicho mundillo.

Creo ser consciente de lo que está intentando hacer la Unión Ciclista Internacional, nuestra querida UCI, que es salvar ante todo las joyas de la corona como son Tour (ante todo y sobre todo), el mundial, las clásicas, Giro y Vuelta. Ahí es donde están, imagino, los contratos televisivos más suculentos, en donde habrá cerrados contratos mucho más complejos y complicados de solventar a la hora de las consecuencias de no celebrarse dichas carreras y un largo etcétera de temas.

Como parece evidente que lo que se está intentando es salvar al ciclismo, como vengo diciendo en los últimos días, no estaría de más repensar todo el modelo que lleva imperando la última década y media, porque precisamente este modelo es el que está acabando poco a poco con el ciclismo. Puede que si sólo ves el Tour y si tienes algo de tiempo también consumes algo de La Vuelta, te pueda parecer que el ciclismo ha experimentado una evolución a mejor, pero me temo que no es así.

Sin duda, las carreras de primera categoría, así como los equipos de la primera división, englobado todo ello en el marchamo UCI World Tour, han experimentado un gran desarrollo pero ahí está el problema. La UCI debido a las medidas que ha ido adoptando, ha dejado a su suerte al resto de categorías, tanto de carreras como de equipos, creando un ciclismo sin una base sólida, lo cual hace que un movimiento tan tectónico como el que puede darse por culpa de la crisis del Covid-19, deje al ciclismo tiritando.

Como las normas, usos y costumbres del actual ciclismo se pueden consultar en diferentes fuentes, yo lo que voy a hacer aquí es ciclismo-ficción.

Y una de las primeras cosas que se me ocurren es acabar con ese coto cerrado de equipos World Tour, un mundo aún más endogámico de lo que ya de por sí es el ciclismo profesional. Acceder a la primera división debería de ser posible gracias a tus resultados deportivos y, por tanto, caer de ese escalón también debería de ser consecuencia de una penosa temporada. Es decir, para hablar claro, ASCENSOS Y DESCENSOS. Cada carrera daría unos puntos a los equipos en función de diferentes clasificaciones, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Siguiendo este patrón, imagino las últimas carreras de la temporada como una suerte de sálvese quien pueda para lograr dichos puntos. ¡Qué espectáculo sería eso! TRES serían los ascensos y descensos.

Las diferentes carreras del calendario también tendrían diferentes puntos, más o menos, en función de historia, organización y un largo etcétera de condicionantes. No sólo serían consideradas carreras de primera aquellas que lleven toda una vida en el calendario, que por supuesto que también, pero si viene un patrocinador (y ahí está el gancho) con el dinero debajo del brazo, por ejemplo Nike (insisto que esto es ciclismo-ficción) y pone un dineral para hacer una pedazo de carrera al final de temporada para que ahí se decidan los ascensos y descensos, pues es evidente que habría que considerarla una carrera de primera.

Y aquí viene uno de los aspectos más espinosos de este ejercicio de ciclismo-ficción. A las carreras, ¿qué equipos acudirían? Está claro que los equipos de primera división que han hecho buena temporada el año anterior deben de tener derecho a ir a esas carreras de primera, pero también los equipos que ese mismo año, dentro de la categoría de continentales profesionales (los de segunda), lo estén haciendo bien tienen que tener alternativas de cara a poder optar al ascenso. Para poder seguir desarrollando esto habría que determinar el número de equipos que habría en la primera división de equipos.

Un buen número es 15. De estos equipos, los que quedan entre los 10 primeros acceden a las carreras de primera categoría y los 5 primeros equipos del ranking de la segunda división (continentales profesionales) del año en curso, también tienen invitación para las carreras de primera. Estos equipos no tendrían la obligación de ir porque sabemos que son más humildes y puede que por presupuesto no puedan acudir a esas carreras, pero los de primera, los diez primeros, están obligados. De haber una renuncia por este motivo, la plaza se cubriría con otro equipo por invitación de la organización de la carrera que toque.

De este modo ya tenemos 15 equipos en las carreras de primera categoría. Si ponemos un número de 22 equipos por cada una de estas carreras nos faltarían 7 plazas para completar cada carrera de primera. Y estas plazas se cubrirían a través de invitación directa de cada carrera. De esta manera los pelotones de cada prueba serían mucho más variados que los que hay ahora, para lo bueno y para lo malo, ojo. En este ejercicio de ciclismo-ficción no todo tiene por qué ser bueno. Imagino que si yo fuese un organizador de una carrera de primera, de esta manera estaría sometido a muchas presiones para invitar a tal o cual equipo para el tema de los ascensos y descensos, pero así es la vida, maldita sea. No siempre es de colores y algodón de azúcar.

He de recordar que también habría un calendario de carreras de segunda división, por supuesto, y no se daría la mitad de puntos que en las carreras de primera. Menos, claro que sí, pero no la mitad. Un 75% estaría bien, fomentando así el hecho de que prolifere este calendario de segunda también. Aquí ya me pierdo en cuanto a la ordenación de los participantes, la verdad, porque si sigo tirando de esta ficción ciclista no tengo final, la verdad. Además, en mi imaginación también hay un calendario de carreras de tercera en las que se darían también puntos, en este caso, el 50%. Por ejemplo, si ganas una clasificación de equipos de una carrera de 1ª, serían 1000 puntos, la de 2ª te daría 750 puntos y la de 3ª te daría 500 puntos.


Mi intención en esta entrada era desarrollar los primeros pasos de todo un universo de ciclismo-ficción, incluyendo asuntos presupuestarios y de más, pero es todo tan amplio que no me da con sólo una, así que esto se va a convertir en una serie.

Pero lo que sí que os voy a ir adelantando es que en este universo ficticio habría fichajes a mitad de temporada. Por supuesto que sí. Qué cantidad de artículos, podcast, programas de televisión, programas de radio y comentarios en las grupetas de todo el mundo habría gracias a los dimes y diretes de los fichajes. El culebrón del fichaje de tal o cual estrella. ¿Os lo imagináis? Se me hace la boca agua, no os digo más.

Pero como os digo, esto junto con otro montón de ideas lo voy a dejar para la siguiente entrega de esta serie.

jueves, 16 de abril de 2020

Ciclismo. Audiencias. Dinero.


¡Hola a todo el mundo!

Hoy tenía apuntados en la libreta un par de asuntos sobre los que hablar. Uno era el tema del retoque del calendario de competición por parte de la UCI, la nueva ubicación del Tour de Francia y su preponderancia sobre las demás carreras.

Se están escribiendo ríos de tinta a este respecto mucho más sesudos que lo que pueda hacer yo aunque tengo una opinión bastante formada acerca de los condicionantes de todo este asunto que, en mi opinión se resumen en una palabra. Dinero. Como eso es lo que mueve a las empresas que, al fin y al cabo, son las que organizan carreras, las que emiten la competición y las que pagan a los ciclistas, pues eso es lo que impera en realidad y como el Tour es lo que más dinero genera, eso es lo primero que se quiere salvar y sacar adelante sea como sea.

Sin embargo, no voy a seguir comentando este asunto porque todo, desde las fechas que han propuesto, pasando por el mero hecho de que se vaya a celebrar nada, es muy volátil y, sin ir más lejos, hoy por la mañana se ha filtrado que La Vuelta va a tener 18 días de competición y el Giro 14 o algo así, porque estoy hablando de memoria, así que como está todo cogido con pinzas, lo mejor es esperar acontecimientos.

El otro asunto que tenía apuntado en la libreta para su desarrollo es algo que es más sólido en cuanto a la certidumbre. Audiencias televisivas.

Y es que como ya he comentado por aquí estos días, la tele pública, a través de su canal Teledeporte, está emitiendo etapas de hace años en las que determinadas figuras gloriosas del ciclismo patrio triunfaron de una u otra manera. Los Perico, Induráin, Gorospe, Cubido, Pino, etc están dándonos de nuevo tardes de alegría y gloria.

Es evidente que estas emisiones van a interesar muchísimo a los miembros de la tribu ciclista como soy yo, aunque tengo que decir que lamentablemente no interesan a todos los que dicen ser aficionados al ciclismo, en especial a los recién llegados, que lo sé de buena tinta. Sólo por entender de dónde venimos para valorar en dónde estamos ya valdría la pena como ejercicio puramente educativo, pero eso es otro cantar.

Estas etapas de ciclismo pasado, según he comprobado analizando las audiencias de Teledeporte, parece que están interesando más de lo que podríamos o, mejor dicho, podrían esperar, porque yo siempre he tenido la convicción de que el ciclismo es un deporte que en España interesa mucho. Los datos de audiencia, sacados de la web ecoteuve.es, son los siguientes:

  1. Martes, 7: 144.000 espectadores (líder ese día)
  2. Miércoles, 8: 94.000 espectadores (líder ese día)
  3. Jueves, 9: 108.0000 espectadores (líder ese día)
  4. Viernes, 10: 104.000 espectadores (2º ese día)
  5. Sábado, 11: 113.000 espectadores (2º ese día)
  6. Domingo, 12: 146.000 espectadores (líder ese día)
  7. Lunes, 13: 137.000 espectadores (líder ese día)
  8. Martes, 14: 106.000 espectadores (líder ese día)

Estos datos de audiencia son bastante más fiables que elucubrar acerca de futuras fechas en las que situar tal o cual carrera. De esto sí podemos hablar alto y claro y hacer un pequeño análisis porque teniendo en cuenta que esas etapas en esos días, compartían parrilla televisiva con partidos de fútbol, de baloncesto, de tenis, campeonatos del mundo de atletismo, gimnasia y un largo etcétera de acontecimientos deportivos tan históricos o más que las etapas de ciclismo de las que hablamos, podríamos afirmar sin miedo a equivocarnos que el ciclismo es un producto televisivo que interesa.


Y esto es importante decirlo porque de cara a los patrocinadores esto es un dato a tener muy en cuenta porque siempre he creído que la visibilidad que éstos tienen gracias al ciclismo es mayor que en otros deportes. Sin ir más lejos, el nombre de los equipos son, desde el albor de los tiempos, el nombre de la principal empresa patrocinadora de tal o cual estructura. Abarca Sport es la estructura, pero a no ser que estés metido en este mundillo puede que no sepas que nos estamos refiriendo a Reynolds, Banesto, Illes Balears, Caisse d'Espagne o Movistar. Siempre se ha conocido a la estructura de Abarca Sport por el nombre del patrocinador principal.

Según tengo entendido, el pastel del dinero que las televisiones pagan por emitir las carreras de ciclismo no llega a los equipos como así pasa en la mayor parte de los deportes como el fútbol (en Inglaterra es tremendo el dinero que los clubes reciben por este lado) o en la NBA (el entramado económico y financiero en este mundo da para escribir un libro). Si tenemos en cuenta el interés televisivo que suscita el ciclismo, que evidentemente no tiene las audiencias de un Madrid-Barcelona de fútbol, ¿cómo es posible que parte de ese pastel no se democratice en favor de todos los miembros del circo ciclista? Ahí pasa algo sobre lo que no estoy preparado para hablar porque no conozco todos los aspectos pero una cosa que sí puedo decir es que de repartirse de forma más equitativa los dineros que genera el ciclismo, el espectáculo sería mejor, los ciclistas cobrarían salarios más elevados, habría más audiencias, se organizarían más carreras, las teles pagarían más, los patrocinadores aportarían más también y un largo etcétera de circunstancias que conforman una pescadilla que se muerde la cola que en todos los deportes existe pero que en el ciclismo parece que en algún punto, uno de los eslabones no cumple con su cometido.

Sería interesante analizar todo esto ahora que tenemos tiempo para pensar y repensar las cosas ya que no hay otra cosa mejor que hacer porque situar las carreras en una u otra fecha sin tener ni idea de cómo va a evolucionar la pandemia es del todo ilusorio, más teniendo en cuenta que estos asuntos no dependen ni de la UCI, ni de la empresa que organiza el Tour. Si dentro de quince días, el gobierno de turno dice que no se pueden organizar acontecimientos deportivos hasta 2021, todo tu castillo de naipes se derrumba.

Así que lo mejor sería que los estamentos que conforman el ciclismo se dedicaran a lo que realmente depende de ellos y analizar cómo se está organizando su deporte, cómo se financia y, sobre todo, estudiar cómo puede mejorarse todo lo concerniente el ciclismo. Sería bueno y sería necesario porque hay muchísimas cosas por mejorar. Deberían de hacer lo que estamos haciendo todo sen casa. Limpiezas generales y recolocar y reorganizar los muebles de casa.

miércoles, 15 de abril de 2020

Un mañana más habitable.


¡Hola a todo el mundo!

Una de las cosas que más están llamando la atención de todo el mundo es algo que cuanto menos resulta sorprendente que llame nuestra atención. Y es que el hecho de que estando nuestras sociedades en una especie de estado de letargo, esto hace que haya menos contaminación, menos polución, menos ruido, menos intervención del ser humano en el medio natural y, por ende, el planeta está respirando algo aliviado.

La pena de todo este asunto, además de las obvias consecuencias económicas que pueden ser catastróficas para muchas personas, es que cuando toda esta tormenta pase, nos va a importar muy poco la naturaleza y no sé yo si haremos un análisis en profundidad de la necesidad que tenemos de ralentizar en la medida de lo posible nuestro impacto en el medio natural.

Se han convertido en virales muchas imágenes y vídeos de lugares en los que antes había una capa de contaminación cubriéndolo todo y estos días ha desaparecido, de animales campando a sus anchas por el medio de poblaciones antes ocupadas por humanos y cosas de esas. Sería interesante analizarlo todo un poco porque parece, si es que había alguien que no se había dado cuenta antes, de que el ser humano es una pandemia para el planeta.

Yo no abogo por que convivamos con corzos, jabalíes, cabras montesas, etc. No estoy hablando de eso, desde luego. Pero lo que habría que analizar es si sería posible reducir, no un poco, si no mucho las emisiones habituales de nuestro día a día porque es un hecho cierto que nuestras ciudades están muchísimo más limpias estos días.

A parte de la falta de actividad, creo que el principal causante de toda esta suciedad, malos olores y boinas de contaminación es el tráfico de los vehículos a motor. Creo necesario un análisis de esta situación porque si bien cuando recuperemos una cierta normalidad el tráfico va a aumentar, habría que plantearse cuánto de ese tráfico es cien por cien necesario.

Un asunto que, no sé a vosotros, pero a mí me está dejando claro esta situación de confinamiento, es que a las personas se les puede aconsejar, explicar y recomendar mil cosas que son evidentes, como el no tener que salir de casa, la distancia de seguridad y todos esos comportamientos que no hacen más que repetirnos las autoridades una y otra vez, pero al final, se tiene que decretar un estado de alarma en el que la amenaza de multas parece que es lo que finalmente comprenden las personas.

Lo que quiero decir es que si sabemos de manera objetiva que la disminución radical del tráfico ha influido muy positivamente en la salubridad del aire de nuestros pueblos y ciudades y también sabemos que hasta que no se prohíben ciertos comportamientos negativos para el resto de la sociedad, los individuos no dejan de realizar estos comportamientos absolutamente insolidarios, me pregunto si no habrá llegado el momento de que alguien tome la iniciativa y regule el tráfico en nuestro territorio para hacer que ciertas alternativas mucho más ecológicas tomen más protagonismo del que tienen en pro del bien común.

El otro día, en una comparecencia, el Ministro de Sanidad recomendaba la bicicleta como medio de transporte para moverse de casa al trabajo en medio de esta situación. No cabe duda de que la bici es un medio de transporte limpio, silencioso, no ocupa demasiado espacio en nuestras atestadas ciudades y, además, es bueno para la salud, lo que redundaría en ese bien común que he mencionado con anterioridad. Ese beneficio para la salud, visto a largo plazo, es muy positivo de cara a posibles futuras situaciones de estrés de nuestro sistema de salud ya que nos encontraríamos con una población en mejores condiciones físicas y viviendo en un entorno muchísimo más saludable.


Mi deseo es que saquemos conclusiones positivas de toda esta situación que nos está tocando vivir, que hagamos una enorme reflexión de todas las situaciones que estamos observando. Las malas y las buenas, que también las hay. Debemos de pensar más como sociedad y más en busca de un bien común y eso pasa por encontrar las consecuencias positivas de una situación de crisis en todos los sentidos como la que vivimos y profundizar en ellas.

Compruebo día a día que no somos capaces de tomar el rumbo de nuestra propia existencia y hemos de vernos obligados por normas que coaccionen los actos que son negativos para nosotros mismos, por tanto creo que la solución para que nuestro mundo sea más habitable pasa por regular, de manera coercitiva, lo que nos hace mal a todas las personas.

La bicicleta hay que favorecerla, así como el transporte público, vehículos no contaminantes, caminar, etc, y habría que frenar el uso de medios de transporte contaminantes. Si no se frenan de manera taxativa no se van a dejar de utilizar, por muchas recomendaciones que se lancen, como una suerte de brindis al sol, y por mucho que la gente crea que esto es necesario, porque estamos viendo estos días que a pesar de que todos entendemos que hay que quedarse en casa, muchas personas tristemente entienden que hay que desplazarse a su segunda residencia. Si fuésemos dinosaurios, estaríamos a favor del meteorito.

Deseo que, después de esta tormenta perfecta en la que nos encontramos a día de hoy, salgo un enorme y radiante sol que transforme para mejor a esta sociedad enferma en la que vivimos.

martes, 14 de abril de 2020

Diario del estado de alarma: un mes de rodillo después.


¡Hola a todo el mundo!

Pues seguimos con el confinamiento con gran alegría y alborozo. Se nos ha ido un mes ya y, al menos en mi caso, se me ha pasado bastante rápidamente. Entre la rutina casi diaria de escribir alguna entrada, el rodillo y las etapas del Tour que nos está regalando la tele pública, los días se me hacen cortos.

No sé cuándo abrirán la mano las autoridades con respecto a poder salir a la calle pero creo que mínimo, tres semanas no nos las quita nadie, así que yo me lo estoy tomando con filosofía y pensando en las rutas que haré en cuanto recuperemos la libertad de movimientos, porque volveremos a salir, que no cunda el pánico.

Mi plan inicial es ir por la zona de La Cubilla y por esos pueblos del Concejo de Lena que tan bien conozco, ya sea a subir ese puerto, o Cobertoria, o había pensado en El Cordal o tirar un poco más abajo, al Concejo de Aller, y subir San Isidro con alguna cosilla más en plan Colladona, Coto Bello o algo así, pero tampoco quería que se me fuese mucho de las manos porque, si bien me estoy portando razonablemente bien en cuanto a no comer como un lobo y mantener un buen nivel de actividad física, está claro que en cuanto volvamos a la bici de exteriores y dejemos la de salón, vamos a estar para pocas locuras, sobre todo las primeras semanas.

Confirmado ya, como creo que ya os comenté, que mi reto de hacer dos marchas cicloturistas en el mismo fin de semana se va a tener que posponer para el año 2021, al menos como lo tenía pensado que era hacer 10.000 del Soplao y TransBizkaia seguidas, todo un horizonte de cambios de fechas de marchas se va a abrir ante nuestras narices si es que todo va bien. Teniendo en cuenta que voy a tener vacaciones en agosto, puede que pueda ir a alguna marcha que otra y si, con un poco de suerte, ponen dos seguidas y que no queden muy lejos la una de la otra, la esperanza de hacer una buena burrada este año aún no se ha salido de mi cabeza.

Por tanto, mantengo un ápice de motivación deportiva en mi subconsciente lo cual me ayuda y anima a mantenerme activo durante todos estos días que podrían ser terriblemente monótonos y aburridos y, sin embargo, encuentro en cada uno de ellos algo que me sigue empujando cada día más fuerte.

Lo que quizás peor lleve en mi día a día es cuando salgo con las perras a dar un micro paseo, porque ellas también necesitan moverse y están acostumbradas a estar todo el día en la calle, paseando, haciendo cosas y manteniéndose muy activas y, claro, ahora con todo esto y teniendo en cuenta que en esta casa somos ciudadanos responsables y no las utilizamos para pasear nosotros, echan en falta como cualquiera en un confinamiento, más actividad. Así que concretamente la joven e hiperactiva Wanda está que no se aguanta ni ella. Además, tampoco llevo muy bien el ir al verde al que las llevo para que hagan sus cosas y ver cómo los árboles están brotados, hay florecillas por el césped y todos los extras de la primavera, la cual es ya más que una realidad al otro lado de los cristales de mis ventanas. Sólo he tenido un momento de bajón y fue por esto de la primavera, pero me duró, qué sé yo. Puede que media hora, no más.


Por lo demás, todo en orden. Alguna limpieza general, no he hecho ningún reto de esos que me parecen chorradas, salimos a aplaudir algún que otro día y, a este respecto, confieso que no salimos todos. No es que no apoye a los sanitarios, es más, me parecería bien que nos subieran los impuestos para que repercutiese en unos servicios públicos de calidad, pero como he observado que mucha de esa gente que sale a aplaudir a las ocho de la tarde, luego tienen unas actitudes de, lo voy a decir así para que me entienda todo el mundo, de mierda a lo largo del resto del día comportándose como verdaderos y verdaderas neandertales en el supermercado, sin respeto ni empatía hacia los demás y cosas así, pues no creo mucho en lo del aplauso a media tarde como acto de lavativa de conciencia colectiva.

En resumen, por aquí todo marcha razonablemente bien y seguimos con fuerza para continuar con el confinamiento. Ya he dicho últimamente por aquí que espero que la sociedad obtenga un gran aprendizaje de toda esta situación y que la manera de ver la realidad que nos rodea cambie, concretamente, para bien. Es una esperanza y me da rabia admitir que no creo que pase porque seguramente después de dos meses de recuperar una cierta normalidad se nos olvide todo esto, pero deseo más que nunca confundirme.

lunes, 13 de abril de 2020

Saborear como nunca antes lo hicimos.


¡Hola a todo el mundo!

“Hay muchos kilómetros de carretera esperándonos. Me parece que cuando podamos salir los vamos a saborear como nunca lo hicimos antes”.

Estoy seguro de que a mi buen amigo Jon no le parecerá mal que cite textualmente una frase suya. Fue parte de una conversación vía mensajes de móvil, como no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta el confinamiento en el que vivimos y teniendo en cuenta también que nos separan unos 500 kms o algo así de nuestras respectivas casas.

El haber conocido a Jon es una de las cosas más positivas que me ha regalado este blog porque nos conocimos hace ya unos añitos gracias a que él leía y lee las cosas que yo escribía y escribo y él visitaba y visita León de vez en cuando, así que cada cierto tiempo tengo la grandísima suerte de compartir kilómetros y charlas con él.

La cosa es que en cuanto leí la frase que prácticamente encabeza esta entrada pensé que daba para escribir acerca del tema porque es algo que yo no dejo de pensar desde hace ya un par de semanas.

El cambio de hora y la entrada de la primavera, con la gran cantidad de olores que se pueden percibir en esta época del año, me están ayudando mucho a que mi cabeza, cada dos por tres, vuele libre por un mundo imaginario a día de hoy. Un mundo en el que yo monto en bicicleta por lugares que ahora mismo sólo pueden estar en mi recuerdo y donde yo he sido feliz.

Una carretera cubierta de una tremenda vegetación que permite pasar parte del radiante sol que, kilómetros después, va a broncear mi piel en los kilómetros finales de un precioso puerto de montaña en donde yo soy absolutamente feliz. No hago más que pensar en esto. Me ocurre muchísimas veces a lo largo del día y en algún momento de debilidad se me ocurre cuestionarme en lo más profundo de mi mente si alguna vez volveré a sentir esas cosas.


Como digo, sólo es un momento de debilidad porque como bien me dijo Jon, vamos a saborearlo como nunca antes lo habíamos hecho.

El mundo que nos vamos a encontrar en cuanto se abran las puertas no me cabe la menor duda de que será un lugar diferente pero no por lo que físicamente hallemos ahí fuera, si no más bien por lo que queramos encontrar dentro de cada uno de nosotros mismos. Sinceramente espero que saquemos un montón de conclusiones positivas de todo esto porque, como dije hace poco, éramos ricos y no nos dábamos cuenta.

Y éramos ricos, sí, pero después de todo, cuando las aguas vuelvan a su cauce, si sabemos hacer un balance interno y nos detenemos un poco a pensar, nos daremos cuenta de que saldremos al nuevo mundo con la convicción de que no es que éramos ricos, si no que lo seremos muchísimo más.

Un paseo será un privilegio, quedar con los amigos a tomar un café será un tesoro, poder ir a visitar a nuestras familias será todo un acontecimiento, poder dar una vuelta en bicicleta será ganar el campeonato del mundo.

Por eso, cuando volvamos a nuestras vidas rutinarias, espero que lo que también cambie, además del mundo en el que nos va a tocar vivir, sea nuestra manera de percibir todo eso que antes considerábamos rutinario y en muchas ocasiones sin valor porque ahí es donde va a residir la fuerza con la que nos levantemos después de todo esto. En saborear las cosas como nunca antes lo hicimos.

sábado, 11 de abril de 2020

Avances en el ciclismo...también en el aficionado.


¡Hola a todo el mundo!

Hace pocos días escribí acerca de los avances que se habían producido en el ciclismo profesional en torno a los componentes y cosas así, como por ejemplo en los desarrollos sin ir más lejos. Pero, ¿y qué hay de nosotros los terrícolas? ¿Qué avance es el que más habéis notado para bien o, por qué no decirlo, para mal?

En mi caso en concreto he notado un enorme avance en el tema de los desarrollos. Me inicié en este mundillo con una relación de marchas que hacían de todo esto algo mucho más duro de lo que ya de por sí es. De platos tenía 52/42 y de piñones, ocho piñones por cierto, tenía 11/25, aunque recuerdo que ese 25 fue una novedad que monté durante un cambio de piña, en plan locura total (“¡¡Buaaa, tíooooo, UN 25!!”), porque originalmente la bici traía montado un 23, con el que subí cosas que a día de hoy me resultan sencillas y de aquella me lo pensaba más de una y más de dos veces a la hora de afrontar ascensiones que superasen el 12%.

Por el lado de los cambios sin duda he notado una mejoría terrible. A día de hoy llevo de platos un 52/36 y de piña 11/32. Y ese 32 es un salvavidas fantástico. Mucho se rieron de mí cuando lo puse, malditos sean todos ellos. Pero la realidad es que muchos de estos pájaros, si no han montado ya un 32, lo que han puesto es un 30. La verdad es que lo engrano muy pocas veces, pero cuando lo hago, me dan ganas hasta de llorar. Por ejemplo, en mi querida Camperona, o en mi odiado Angliru, la cosa cambia mucho con respecto al 28 que llevaba antes, por no hablar de un 25 o un 23. Con estos piñones tan pretéritos sería imposible, al menos para mí, afrontar ese tipo de subidas.


Otra mejora enorme que he notado son los frenos. Las bicicletas a día de hoy frenan una barbaridad de bien y me estoy refiriendo a los clásicos de zapata. No es el momento de contaros lo que opino de los frenos de disco, aunque alguna vez ya he dicho que me parecen innecesarios.

Yo llevo un grupo Shimano Ultegra y me parece que esos frenos son gloria bendita. Es una pasada la potencia de frenada que tienen. Los primeros que tuve eran Shimano también, pero no recuerdo la familia a la que pertenecían. Lo que sí recuerdo es que la respuesta no era ni parecida, la verdad. Y si ya nos metemos a analizar los diferentes tipos de zapatas y cosas así, entonces ya es para volverte loco. Haciendo un inciso, es por estas cosas que veo absolutamente innecesario el tema de los frenos de disco, porque con los actuales frenos de zapatas, el comportamiento del sistema de frenos es formidable. Los frenos de discos son una complicación añadida a la bicicleta, además de un sistema incompatible con los componentes que hay, así que si cambio a ese sistema mis juegos de ruedas no me servirían. Y lo mejor es que me detenga aquí porque ya se me está calentando la boca con esto de los frenos de disco.

Me acuerdo que la primera bici de carreras que probé. Fue la de mi primo Jesús. Una BH roja, con rastrales, palancas de cambio en el cuadro y todo eso. La típica bicicleta de carreras echentera. Comparar esos frenos con lo que hay ahora mismo es que no lo veo ni necesario. Daba miedo todo lo que tenía que ver con frenar.

Luego podemos meternos en el tema de materiales de fabricación, aunque yo reconozco que soy un tío muy raro a este respecto. Por ejemplo, yo si viví el cambio del acero al aluminio pero por convicción no voy a vivir el del aluminio al carbono porque este último material no me gusta. Ya sé que es más ligero y bla, bla, bla, pero si pudiera pagarme un cuadro de carbono monocasco, con carbono del pata negra y con la cantidad justa de resina, sin duda esa sería mi opción, pero como a lo que voy a poder acceder es a la típica bici de carbono, que no es monocasco, y que tiene mucha pero que mucha resina, pues paso de tener un bici de plástico. Prefiero un cuadro de aluminio pata negra con componentes fantástico. Esa es mi elección así como puede haber otras. No veo que lo que me voy a ahorrar en peso sea tan diferencial con respecto a una bicicleta con cuadro de aluminio y componentes de primera.

Sin embargo, escojas aluminio o carbono, el peso ha variado mucho. Las bicicletas a día de hoy son plumas con respecto a lo que había hace 20 años. Por ejemplo, esa bicicleta de mi primo Jesús pesaba como un Seat 600. Terrible.

Otra gran mejora que yo viví pero sólo a medias es el tema de las manetas. Han cambiado en el tema ergonómico y en la funcionalidad. A día de hoy son muchísimo más cómodas y te permiten ponerte en bielas con muchísima más garantía que antes, sin forzar la posición de los brazos. En cuanto a la funcionalidad, lo finos que van ahora los cambios es de admirar. Desde que monto en bici de manera medianamente seria, siempre tuve manetas más o menos cómodas y con buen funcionamiento, pero sí que probé en alguna ocasión lo de las palancas en el cuadro y no creo que haya nada que decir a este respecto.

Y otra de las cosas que más creo que ha evolucionado y mejorado en los últimos años son las cubiertas. Sin entrar en el asunto de si son más cómodos los de 25 ó 28 milímetros o cosas de esas (yo sigo con mis neumáticos de 23 mm, así de necio soy) en lo que creo que han dado un paso de gigante es en su resistencia frente a los pinchazos. Años atrás, notar que habías perdido aire en alguno de los neumáticos era muchísimo más habitual de lo que lo es a día de hoy. Hace mucho tiempo que no recuerdo pinchar y, de hecho, mi último pinchazo se debió a pillar un bache muy hondo. Fue imposible no pinchar en esa situación pero un pinchazo al uso, hace mucho tiempo que no lo sufro cuando la realidad de hace diez o quince años era muy distinta.

Podemos seguir analizando los avances que todos hemos podido experimentar fijándonos en temas como la ropa, los cascos, las gafas y hasta los bidones del agua pero eso me puede dar pie para poder escribir otra entrada. Lo que está claro es que no sólo ha habido cambios en lo que a ciclismo profesional se refiere. Afortunadamente todos esos avances llegan al pueblo llano y podemos disfrutar de una manera mucho más desahogada y segura de nuestro deporte predilecto.