jueves, 27 de septiembre de 2012

Philippe Gilbert.

¡Hola a todo el mundo!

Como bien sabéis, queridos lectores, no suelo escribir acerca del ciclismo profesional ni de sus gentes a pesar de que soy el primero que está pegado al televisor cuando echan algo de ciclismo, ojo. Creo que a pesar de compartir muchas cosas, el cicloturismo y el ciclismo profesional no tienen nada que ver.

Dicho esto, llevo tiempo queriendo hablar de un miembro del pelotón que me ha hecho pensar mucho. Philippe Gilbert. Y me ha hecho pensar por el difícil año que ha tenido que pasar.

A mí, todos los clasicómanos, como podemos definir a Philippe, me encantan. Esos corredores que se marcan como objetivo las carreras del principio de la temporada, las clásicas de primavera, mis carreras favoritas y cazar etapas en las grandes vueltas. Tener marcado un día en el calendario y darlo todo absolutamente en el momento oportuno.

En la temporada 2011, el protagonista de hoy no sólo lo daba todo en los momentos puntuales si no que, además, sus esfuerzos se veían recompensados con muchas victorias a lo largo y ancho de la temporada. Todo un éxito.

Este éxito le llevó a fichar por un super equipo. El BMC. No recuerdo la cifra pero, para lo que es el ciclismo, éste equipo hizo un desembolso muy importante para obtener los servicios de Philippe. Nada más conocer esta noticia, lo primero que pensé, no sé por qué, fue la presión que recaía de manera automática en los hombros de Gilbert.

No obstante, yo confiaba en que el bueno de Gilbert hiciese una buena temporada. De una u otra forma, seguí su pretemporada. No se vio arrastrado por todos los eventos y actos a los que debía de acudir por lo que suponía que estaba llevando una preparación cuasi monacal.

Llegaron las primeras carreras y ahí estaba Philippe. Escapadas, buenos puestos. Era una temporada muy larga y la cosa parecía empezar bien. No llegaban los resultados, pero había tiempo.

Llegaron las grandes citas primaverales y Gilbert estaba preparado. Tenía un equipo tras él que le consideraba la estrella absoluta para enfocar estas citas. Las carreras iban bien, Philippe entraba en las escapadas…pero no hubo resultados.

La presión que tuvo que recaer sobre el campeón belga tuvo que ser enorme. Básicamente le habían fichado para esas carreras y no tuvo resultados. No obstante lo había hecho bien, pero parecía como si alguna fuerza sobrenatural impidiese que ganase las carreras que el año anterior conseguía de manera muy holgada.

Las clásicas pasaron y ahora había que mirar para adelante. El Tour estaba a la vuelta de la esquina y había que hacerlo bien. Para Philippe, la general es algo que no es viable, pero no por capacidades, si no por mentalidad puramente belga y enfocada a etapas y a clásicas (en mi opinión)

A pesar de estar en un montón de escapadas, tampoco llegaron los resultados y mira que lo intentó. Me imagino a Gilbert entrar en el bus del equipo con la cabeza pensando en mil cosas y entre ellas “¡SI ES QUE NO PUEDO HACER MÁS!”

Pasó el tiempo y llegaron los Juegos Olímpicos. No pudo ser tampoco en Londres. El ser sobrenatural seguía impidiendo que Gilbert ganase. Pero llegó La Vuelta y las cosas parecían empezar a cambiar. Por fin victorias importantes. Dos etapas que parecían endulzar la temporada.


Pero a ésta le quedaba la guinda del pastel. El Mundial de Limburg. El Mundial de Philippe Gilbert. Durante todo el próximo año llevará el maillot arco-iris, lo que casi ya compensa el fichaje por parte del BMC y satisface al bueno de Gilbert.


¡¡Enhorabuena Philippe!!

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Modo cebolla activado.

¡Hola a todo el mundo!

Pues sí amigos. Ya ha llegado el otoño, además, de manera súbita. De un día para otro nos hemos encontrado con que tenemos que sacar todo el estaribel para salir a rodar. Manguitos, perneras, llevar siempre el chubasquero, etc...

¿Sabéis qué os digo? ¡Que me hace casi hasta ilusión! Bien es cierto que soy un adorador del calor, sí, pero rodar con algo de fresquete, con un cielo plomizo, pisando hojas secas caidas en la carretera...es diferente. Es otro ciclismo.

Os parecerá una tontería, pero con este clima me acuerdo un montón de los compañeros del norte de Europa. Pienso que son unos verdaderos héroes. Salir a rodar con ese clima que tienen parece inviable bajo nuestro punto de vista, pero lo hacen.

Cuando me da pereza salir porque hace frío, o pintea algo de lluvia o cosas así, me imagino que la situación puede ser peor y saco fuerzas de flaqueza. De hecho, hoy, que tras un parón de unos días voy a salir a entrenar, voy a tener que pensar estas cosas.

Ya no va a ser tan rápido vestirme para entrenar. En verano te pones el culote y el millot y listo. Ahora no.  Ahora hay que sacar el estaribel del que os hablaba antes. Que si los manguitos, perneras, un maillot que combinar con alguna otra prenda de abrigo. Modo cebolla activado.

Pero lo más importante es salir a rodar en bici y que no decaiga. Si eres un cicloturista novel, te doy un consejo. Tienes que ser fuerte estos primeros días de dificultad y salir. Si consigues superar octubre, todo es muy fácil. No tendrás un parón de 4 ó 5 meses en el que todos hemos caído alguna vez. 

Así que, voy a comenzar el otoño esta tarde con la mayor de las ilusiones y sabiendo que algo de frío voy a chupar. Os animo a que no paréis.

¡Que no decaiga! 

martes, 25 de septiembre de 2012

Movilidad urbana. Somos la avanzadilla.

¡Hola a todo el mundo!

He estado pasando unos días en Burgos y, como en otras tantas ciudades, el uso de la bicicleta es muy habitual. Esto me ha hecho reflexionar.

Siendo la bicicleta algo que, evidentemente, es el medio de transporte urbano del futuro y estando sobradamente contrastado en grandes ciudades europeas, ¿cómo es posible que en España no se favorezca más el uso de la bicicleta?

Es una pregunta para la que no tengo respuesta. Lo siento. Al buscarla lo único que consigo es entrar en un estado de confusión bastante importante.

Si existe un medio de transporte que no contamina, que te mantiene en forma, que no genera caos circulatorio y que, además, es divertido, ¿por qué no favorecerlo?

¿Un sueño inviable y difícil de llevar a cabo? Pues no lo parece ya que existen claros ejemplos. Ámsterdam es el paradigma. Pero también están otras ciudades como Berlín. Ya pero allí cuentan con un clima propicio para las bicicletas……Evidentemente es broma.

Será quizás difícil dado que requiere de mucho tiempo para concienciar a la población. Pues no creo que sea éste el problema ya que, en el paradigma del que hablaba antes, Ámsterdam, todo lo que es y representa para el mundo de la bicicleta urbana, se construyó en pocos años. El los 70 era una ciudad inundada de coches como las demás.

Lo cierto es que viendo la manera en que se estructuraban las ciudades en la antigüedad, muy enfocadas al uso de los carruajes primero y, posteriormente, al uso de los coches, parece complicada la cohabitación entre bicicletas, tráfico rodado y peatones. Pero se supone que en las nuevas ampliaciones de las ciudades esto cambia, pero no es así. En León, zonas de relativa nueva construcción como son Eras de Renueva o La Lastra no cuentan con un carril bici. En Eras sí que hay, pero se construyó hace dos años ¿Por qué? Pues tampoco tengo una respuesta.

Sólo se me ocurre una manera de hacer que la bicicleta se imponga. Dado que parece que nadie nos va a echar una mano, lo único que podemos hacer es usar la bicicleta sin complejos, ni miedos, ni temor, porque si lo hacemos así, otros nos seguirán ya sin esos complejos, esos miedos o ese temor. Somos la avanzadilla de un cambio de mentalidad en la manera de movernos por las ciudades.

Si hacemos un buen uso de la bicicleta, dentro de un tiempo, no habrá más remedio que crear carriles bici, priorizar este medio de transporte, educar a las nuevas generaciones en torno a este hábito dado que habremos conseguido introducir la bicicleta y todo lo que trae aparejado, dentro de lo más profundo de la gente. La bici va más allá del medio de transporte para adentrarse en un modo de vida saludable, sostenible y de futuro.

Los inicios nunca fueron fáciles. ¿O acaso siempre hubo autopistas? Juntos lo podemos conseguir.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Víctor Cabedo.

¡Hola a todo el mundo!

Víctor Cabedo, de 23 años de edad, el pasado día 19 de septiembre de este año 2012, se enfundó su equipación de Euskaltel Euskadi y salió a rodar con su bicicleta.

Tras los primeros kilómetros de calentamiento, empezó a rodar más fuerte. Se lo tomó de entrenamiento, pero en realidad él disfrutaba horrores de lo que hacía, que era andar en bici. Por regla general quedaba con gente, pero ese día salió sólo.

Mientras iba concentrado en lo que estaba haciendo, algún vehículo que otro le pasaba más cerca de la cuenta, lo que suponía unos momentos de desconcentración, pero bueno, “lo de todos los días” pensó.

Tenía su mente puesta en una subida. “Empezaré en plato, para luego cambiar y subir a 170 pulsaciones” o algo así pensaría el bueno de Víctor.

Como no todo en la vida es darle al pedal, seguro que ya andaba pensando en noviembre e irse a tomar unas cervezas con sus colegas, ya que ese mes suele ser en el que descansan los profesionales. Algún viaje y desconectar también puede que fuese alguno de sus pensamientos.

Pero vino la rampa en la que todos los días tiene que ponerse en bielas y sufrir un poco, así que volvió a centrar toda su atención a lo que estaba haciendo. “Vamos Víctor que sólo te quedan unos metros y luego toca la bajada”

Y de esta manera coronó el puerto con la sensación del trabajo bien hecho. Sólo tenía que bajar y día hecho. Luego descansar, comer….lo de todos los días. Un día más…

Un día más hasta que un coche se cruzó en su vida. Un coche con el que impactó y provocó que cayese por un barranco, poniendo fin a tantos planes, a tantas ilusiones y a tantas ganas de vivir como cualquiera de nosotros.

Ahora cambia un poco la historia y al principio ponle el nombre de tu hermana, de tu padre, de tu marido, de tu amiga, de tu novio….el tuyo…

Todos los que solemos andar en bici sabemos lo peligroso que es, pero no por el hecho de que lo sea, si no por el hecho de que compartimos espacio con coches, camiones y más fauna rodada. Todos los días varios de estos integrantes del tráfico rodado nos pasan muy cerca. Todos los días, que se dice pronto. Incluso tenemos alguna historia rocambolesca que contar (conozco a un compañero que le intentó tirar una furgoneta adrede)  

Por eso me sigue sorprendiendo mucho el tipo de gente (que parece claro que no monta en bici) que pone escusas del tipo “es que vais muchas veces de dos en dos” o “en carreteras estrechas debéis de tener más cuidado porque es un peligro” o “el otro día vi a un ciclista hacer el cafre con la bici” y muchas más historias.

Pues desde aquí os digo:
QUIENES TENÉIS QUE FRENAR EN TODO CASO Y PASE LO QUE PASE SOIS VOSOTROS LOS CONDUCTORES POR UNA SENCILLA RAZÓN. PORQUE SI NOS DAIS UN GOLPE NOS MATAIS.

Me da lo mismo que el ciclista sea un cafre. ¿O a caso queréis impartir vuestra propia ley? “Como este va como un tarado pues le atropello y que le den” ¿Esa es la razón? Vergüenza os tenía que dar.

Por otro lado, el ciclista tarado es un tanto por ciento muy pero que muy pequeño. Yo conozco a muchos ciclistas y no conozco a nadie así. Lo que sí veo todos los días es gente al volante que va a más de 50Km/h por encima de lo permitido, gente pasando de las líneas continuas, etc. Eso sí que lo veo todos los días.

¿Que la carretera es muy estrecha? Pues modera tu velocidad precisamente porque puede haber ciclista o gente dando un paseo, o una vaca o lo que sea. ¿La carretera crees que es tuya? Es de todos. Ciclistas, viandantes e incluso animales, que por eso hemos destrozado su medio para poner una carretera.

¿Que por qué vamos de dos en dos? Pues porque así nos lo permite ese reglamento de tráfico que parece claro que tú no te has leído. En carreteras demasiado estrechas no debemos ir de esta forma pero ¿sabes por qué vamos así? Para hacer bulto y nos tengas que adelantar dado que si no nos pasas muy cerca ya que eres un irresponsable.

¿Qué hay arcén y no voy por él? Ya. Ya lo sé. ¿Sabes por qué no voy por ahí? Porque si lo hago tu vas a ir pegado a la línea y no me dejas ni un solo metro de distancia. Por eso.

Pase lo que pase, me da lo mismo el resto de cosas, te repito, amigo conductor, FRENAS TÚ. SI A MÍ ME DAS UN GOLPE ME MATAS. EL RESTO SON EXCUSAS. FRENAS TÚ.

Un abrazo para la familia de Víctor Cabedo. Descanse en paz.

jueves, 20 de septiembre de 2012

XVII Clásica Los Puertos Esmeralda. Acto 3º. La espicha.

¡Hola a todo el mundo!

Y tras recoger el premio al club más numeroso, hablar con unos y otros y sacarnos unas buenas fotos, por megafonía anunciaron el inicio de la espicha.

Me salto el “momento duchas” porque puede que esto lo lean menores, así que como diría un pastor en referencia a su trabajo en el monte y transformándolo a este momento, lo que pasa en las duchas, queda en las duchas.

Como decía, todos los miembros de la Grupeta habíamos tomado posiciones para llegar de los primeros a las mesas donde se situaban los bollos “preñaos”, la empanada, en embutido y, sobre todo, sí amigos, la sidra.

Llegamos entre los 10 primeros a las mesas (en esto sí que somos de los top) y pronto estábamos con las manos ocupadas. Que si un culín de sidra, que si un trozo de queso, que si empanada…


…y rápidamente las fantásticas viandas que la organización de la XVII Clásica Los Puertos Esmeralda había puesto a nuestra disposición fueron cargando nuestras vacías pilas tras la ruta.

El día había amanecido con niebla, pero ésta fue levantándose quedando un día muy soleado. Gracias a la proximidad del mar, la humedad era elevada. Con todo esto lo que quiero decir es que hacía un calor muy pegajoso, así que la sidra entraba muy pero que muy bien…


 …por lo que las alambicadas risas no tardaron en aparecer. Máxime si dos personas como son Pepe “el rubio” y Juan Carlos “Sainz” andan cerca. Parida tras parida fuimos pasando un rato fantástico.

Estábamos entrando en un punto de no retorno muy peligroso. Cualquier reto nos parecía asumible. Con esa tan castiza expresión de “no hay huevos”, Jorge estaba a punto de superar un reto como era el de beber sin vaso un culín de sidra…



…y tras superar ese reto, compañeros que habían acudido a ediciones anteriores, comenzaron a recordar lo acaecido en esas otras ediciones y siempre aparecía un nombre. Elías. Cuenta la leyenda que el GPS humano, en la edición del año anterior, había entablado amistad con una mujer local (sólo amistad, que quede claro). Dado que este año Elías no pudo acudir, nosotros teníamos que interactuar con ella en su honor dado que ella estaba allí. Así que después de unas risas (en realidad nos estábamos riendo todo el rato)…




…empezamos a atravesar esa barrera psicológica (y no tan psicológica) que supone la barra de la espicha. Una primera avanzadilla compuesta de David, Pepe y Fernando comenzaron a interactuar. Lo que ocurrió tras ese primer contacto fue que uno tras otro, los miembros de la Grupeta atravesaron la barrera.

Lo cierto es que ya no quedaba nadie de la marcha en sí. Podríamos decir que nos estábamos convirtiendo en los “golfos cierrabares” de la XVII Clásica los Puertos Esmeralda. UN NUEVO ÉXITO POR PARTE DE LA GRUPETA. ¡BIEN HECHO!



Y como no podía ser de otra manera, el fin de fiesta en Asturias no podía terminar de otra manera que de esta…



Tras esta apoteosis final, con exaltación de la amistad incluida, por fin hicimos caso a Juan Carlos, ya que llevaba un rato diciendo “Pepe, CAFÉ”. Así que nos encaminamos hacia un bar a tomar un café que nos hacía buena falta, por supuesto, no sin un “momento vandalismo” con Juan Carlos bajo palio…



Tras relataros los tres actos de la XVII Clásica Los Puertos Esmeralda como podéis comprobar nos lo pasamos fenomenal. Fue un completo éxito. Repetiremos. De eso no hay duda.

Gracias a toda la gente de la organización, las personas que estaban en cada curva señalándonos el camino correcto, indicándonos dónde estaba el peligro, a la pareja de la Guardia Civil que iba abriendo, a todo el personal que estaba en la espicha y a los que dimos bien la chapa (pero lo pasaron bien también). Gracias a todo el mundo que hizo posible la Clásica. De 10.

martes, 18 de septiembre de 2012

XVII Clásica Los Puertos Esmeralda. Acto 2º. La marcha.

¡Hola a todo el mundo!

Tras el toque de gaita, y estoy hablando de manera literal, comenzamos a dar pedales para completar la XVII Clásica Los Puertos Esmeralda. El pelotón era muy numeroso y al no llegar al punto de salida todos los miembros de La Grupeta a la vez, estábamos un poco repartidos a lo largo del grupo.

Por un lado se situaban en cabeza del pelotón Óscar y Fernando, flanqueando al homenajeado Íñigo Cuesta...


...y en la parte media del pelotón nos situamos los demás. A saber, Sergio, Pepe el Rubio, Juan Carlos "Sainz", Jorge, David, Luis, Juanjo, algún otro habitual y un servidor...



En los primeros metros, afortunadamente no se produjo ningún enganchón, así que la salida fue limpia. Había niebla, pero la temperatura era buena. No obstante, unos manguitos, en mi caso, y algún que otro chubasquero no sobraban. Como dicen nuestros vecinos astures "ye meona" (la niebla digo)

Los primeros kilómetros discurrieron por carretera buena. De hecho, era conocida, ya que pasamos por la gasolinera en la que con la furgoneta "segura y emocionante" hicimos una entrada pintoresca en el viaje de ida.

Hasta llegar a la primera dificultad del día, el Alto de Buenos Aires, todos estábamos intentando tomar posiciones, así que hubo algún momentos codos, pero sin mayor incidencia. La ruta era controlada por un coche que iba abriendo, así que la velocidad no era tremenda, aunque ni mucho menos lenta, porque había momentos de 40km/h en el llano, así que el rodar era tranquilo. 

Justo antes de comenzar la subida, conseguimos agruparnos unos cuantos colegas. Fernando, Juanjo, Luis, Sergio. A Óscar no le pudimos agrupar porque estaba justo detrás del coche, así que era fácil saber dónde estaba pero, as u vez, de difícil acceso. Comentamos un poco la jugada y comenzamos a subir.

Como el puerto no era duro y era el primero del día, la subida fue fácil. Además, pudimos adelantar muchas posiciones y Juanjo dio caza a Óscar. Yo, que tengo el casco del susodicho fichado, hice una subida feroz para situarme a unos prudentes 10 metros del coche y, por tanto de ellos.

Coronamos y nos tiramos para abajo. Aquí es donde yo le pongo un pero a la ruta (pero pequeño). En las bajadas también iba el coche controlando, pero en algún momento controlaba demasiado, esto es, iba demasiado despacio. No te digo que se ponga a 80km/h, pero bajando, a 40 creo que es ir despacio. Esto produjo algún que otro frenazo brusco.

En este momento de la Clásica era cuando haríamos nuestra entrada en Lastres. Gran parte del pueblo estaba en las cunetas aplaudiendo nuestro paso por esta impresionante localidad asturiana. Una gozada al más puro estilo Vuelta a España.

Tras dejar Lastres y encontrar alguna pequeña encerrona en el recorrido, en forma de repecho inesperado, ahora tocaba avituallar. El punto para cargar las pilas estaba situado en Colunga, lugar de muy buen recuerdo para mí ya que era donde iba a la playa de pequeñín con la familia. 

Sergio y yo llevábamos ya varios kilómetros con ganas de que llegase el avituallamiento pero no para cargar el depósito, sino para vaciarlo. A mí ya me dolía vivir...¡qué mal! Pero llegó el placentero avituallamiento en el que me encontré con uno de los manjares que más me gustan en este mundo.. Más que muchas comidas consideradas "tope gama". El pastelito Pantera Rosa. ¡Qué subidón me dio! 

Tras comer un par de Panteras Rosa y guardar un plátano para pasar la mañana, llegó el momento de agruparnos todos los colegas y echarnos unas buenas risas. Fue en ese momento cuando vi al homenajeado Íñigo Cuesta sentado junto a nosotros, así que no me quedó más remedio que darle la chapa un poquito. "¡Íñigo! Una foto, ¿no?"


Tras una charla con el mito del ciclismo, un toque de bocina del coche de la organización suponía el punto final del avituallamiento. Siguiente estación, Alto de La Llama.

Este puerto, la verdad es que es precioso. Lleno de vegetación, carretera pequeña pero buena y una pendiente que ya te exige algo más que el anterior. Yo me había colocado bien en la salida del avituallamiento, así que no me costó colocarme en el grupo cabecero. Los 4 primeros kilómetros los hice con este grupo de galgos. El coche en las subidas nos soltaba la correa. Problema de ir con los pura sangre. Que les aguanto, sí, pero a costa de is a 180 pulsaciones mucho rato y como yo ya me conozco bacalao, pues sé que mucho rato subiendo a ese nivel de pulsaciones lo pago al final...

...Como así fue en los últimos 3Km. El quinto kilómetros fue un replanteamiento de subida. Empecé a culear un poco para coger un ritmo de a 175 pulsaciones o así. En estos momentos es cuando tu ritmo es un poco irregular, quiero y no puedo y das pedaladas confusas....hasta que alguien te dice: "¡No me jodas! ¡Encima me tienes que tirar a mí en la cuneta!" jajajajajaja ¡Casi tiro al bueno de Luis!

Los dos últimos kilómetros, una vez encontrado el ritmo (y un par de buenas ruedas conocidas, del equipo Maldonado) los hice bien, aunque he de confesar que se me hicieron pelota.

Una vez coronado este precioso puerto, las vistas eran sencillamente impresionantes. Un placer para los sentidos. Ahora tocaba bajar...¿o no del todo?

Digo esto porque la organización nos buscó la manera de castigarnos bien antes del último puerto del día. La manera fue utilizando dos encerronas de estas que te dejan las patas como a Conan (como diría Buka) Dos repechos de 1Km a una media del 10%, llegando a picar al 15% en algún momento. Cuando estás en "modo bajada" y miras el perfil, viendo que no hay nada raro, y te encuentras con algo así, te quedas muerto.

Superada esta tortura, en el descenso propiamente dicho (esta vez sí) se produjo la única caída que, al menos yo, vi. Fue justo en una curva rápida a la izquierda a unos 10 metros delante de mí. Tuve que esquivar al compañero caído por el arcén, cosa que me dio muy mal rollo ya que había algo de gravilla, pero yo no me caí y el compañero estaba bien, así que libramos.

Ahora ya sólo quedaba prepararnos para el último puerto. La Collada de Pandenes. En el grupo cabecero, que es donde estaba yo (y sí, este es el momento en el que fardo de que estaba con los de adelante), de la grupeta quedábamos Óscar, Luis, Sergio y yo.

Óscar había notado molestias en una rodilla (lesión reciente) así que subiría con el freno de mano echado por prudencia. Luis no decía nada, cosa que significaba que iba como un titán. Sergio y yo nos manteníamos en un prudente segundo plano. Yo no conocía la subida, pero sabía que los primeros kilómetros eran duros.

Comencé a comentar la jugada con Óscar. Él sí que había subido este puerto y en cuanto vimos el desvío para el mismo, la pinta de la carretera confirmaban mis presagios. Muy duro inicio. La carretera era estrecha, de las de brea líquida y parcheada. En definitiva. Una preciosidad (y estoy hablando en serio). A mí, este tipo de carreteras me encantan para subir.

Tras mi experiencia en el puerto anterior a 180 pulsaciones, sabía que tenía que regular. No debía de ir tan "full gas", como diría Contador, ya que se me podría atragantar la subida. Así que empecé a regular. Surgió un problema con el que no contaba. Aparecieron dos torturadores. Sus nombres. Luis y Óscar.

Perdí la pista de Sergio. Se descolgó en algún momento de mi tortura. Ésta se basó en que cuando mis torturadores vieron que me estaba descolgando un poco, se pusieron delante de mí diciendo: "¡Vamos Dani! ¡No te quedes!" Y comenzaron a ponerme un ritmillo para que no me descolgase.

Óscar se dejó caer (no por debilidad) y me quedé con Luis. "¿Ahí vas bien Dani?" Tuve que decir que sí a pesar de ver unas dramáticas 182 pulsaciones por minuto. Los tres kilómetros iniciales me los hizo, de la manera que os cuento, Luis. Desde aquí agradezco la buena intención, pero sufrí Luis...sufrí mucho...estás hecho un máquina.

"Pura sangre" Luis me preguntó por Óscar. Él pensaba que estaba adelante, pero le dije que no. Fue en ese instante cuando nos pasaron dos tipos a todo meter en plato grande y, tras ellos, el Caimán. ¡Cómo iba el condenao!

Aquí Luis tiró para adelante, espoleado por el cambio de velocidad que impusieron estos dos del plato grande, y se quedó Óscar conmigo. En este momento fue cuando se me hizo de noche. "Ya verás como me saca los ojos Óscar",  pensé. Si bien no fue así, despacio no fuimos Óscar. El resto de subida lo hicimos, en mi caso particular, a 175 pulsaciones y a 55 en caso de Óscar (estoy seguro de que fue así)

Una vez superados los 5Km de ascensión, vimos a lo lejos un avituallamiento líquido. Genial, porque yo me había quedado más seco que un Dry Martini. Un refresco y un poco de agua nos puso a tono para llegar a coronar. Un pequeño reducto de personas estaba tomando fotos en lo alto del puerto, así que intenté animar el cotarro reclamando un aplauso por nuestra subida. Uno de ellos nos dijo que cuidado en la bajada, que tenía miga.

Y así fue. Tenía miga. Bajada preciosa, en la que el coche ya no nos frenaba y yo pude tirarme a lo loco. Saqué de rueda a Óscar porque él es prudente y no está tan tarado como yo en este terreno. Curva de un lado, curva de otro, curvas enlazadas a ambos lados....una gozada...

...Una gozada hasta que llegó lo que nadie en todo el pelotón se esperaba. Encerronas finales. Dos concretamente. Antes de llegar a Nava nos topamos con dos repechos de plato pequeño que quitaban el sentido. Evidentemente, en este terreno fue donde Óscar dio conmigo.

Una vez superado todo esto, sólo nos quedaba entrar, como buenos amigos, de la mano tras superar una ruta dura, pero sobre todo, preciosa...


Poco a poco, los demás miembros de la Grupeta fueron entrando. A Luis no le vimos llegar dado que fue el primero en hacerlo, pero uno tras otro fueron entrando al redil...

Sergio, Juanjo, yo mismo, Fernando, Óscar y David (desde la  izquierda)

Fernando, tras esprintar a su grupo, entra en solitario.

Jorge entra satisfecho por el trabajo realizado.

Juanjo entra en solitario.

Tras la ducha, Óscar y Luis (de verde) junto a las chicas más guapas y majas (junto con Patri que no aparece) de la Clásica.
Para finalizar este segundo acto, señalar que el Club Ciclista León, al cual pertenecemos la mayor parte de los miembros de la Grupeta Cicloturista León, fue galardonado como uno de los clubes más numerosos en tomar la salida de la XVII Clásica Los Puertos Esmeralda, así que también subimos al podio...

Fernando y Óscar recogiendo el premio en nombre del Club
Como veis, fue una marcha fantástica, sin problemas y con muchas cosas que contar, aunque aún quedaba por celebrarse el fin de fiesta...La espicha...

lunes, 17 de septiembre de 2012

XVII Clásica Los Puertos Esmeralda. Acto 1º. El viaje.

¡Hola a todo el mundo!

El domingo 16 de septiembre de 2012, se celebró la XVII Clásica Los Puertos Esmeralda a cargo del Club Ciclista Nava 2000. Un éxito de organización, buen ambiente, mucha suerte con el tiempo y ningún incidente reseñable.

Hasta aquí lo que sería una mera descripción de la Clásica...porque a la marcha fuimos gran parte de la Grupeta Cicloturista León, así que os podéis imaginar que las risas fueron muchas y muy gordas...así que ahora paso a describiros, como Iker Jiménez diría, la otra realidad.

Jorge y Fernando habían ido el día anterior hasta Nava, la localidad asturiana desde donde saldría la ruta. Ellos no harían el viaje en el mismo día, con el madrugón que eso supone. Sin embargo, tanto Juanjo, como David, así como Sergio en compañía de Mariví -su chica- y un servidor, saldríamos todos juntos en un estupendo viaje León - Nava.

La hora de quedada fue las 6:15 a.m. El medio de transporte fue la furgoneta de Juanjo...


...y os aseguro que emocionante fue, pero seguro....dejad que os cuente, porque la cosa tiene miga.

Llegué el primero al lugar de QDDA, la churrería de Santa Ana. Seguidamente apareció David. Poco tiempo después, emergió de entre la calle José Aguado la furgoneta "segura y emocionante" pilotada por Juanjo. Mientras David y yo nos preparábamos para recibirle, escuchamos un enorme pitido que procedía de la furgo. "Juanjo haciendo la primera gracia del día" pensé. Supongo que David pensase lo mismo...

Cuando aparcó Juanjo, justo en ese momento llegó Sergio con la bici, así que nos juntamos los cuatro. "Hola buenos días" fue el comentario más extendido hasta que el chófer nos dijo:

Juanjo:  ¿Pero habéis visto a la tía esa del coche? ¡¡Casi me da un golpe!!
David: ¿Quién, esta del semáforo?
Juanjo: ¡Sí! ¡Le tuve que dar un pitido de la leche porque faltó muy poco para que me arrease!

En ese momento yo di gracias al cielo por el hecho de que no hubiese insultos de por medio, ya que Sergio hizo una apreciación..."¡Es mi novia Mariví!"

Tras comentar la jugada, con las risas que os podéis imaginar que se produjeron cuando Mariví apareció, esta vez ya a pie, empezamos a cargar las bicis en la furgoneta. Después de hacer esto y que Juanjo diese un portazo a mi bici, ya sabéis, la Americana, vendiéndome él después, que así iba a ir mucho mejor, dado que estaría más justa y no se movería con los baches del camino, nos pusimos en marcha.

Llevábamos una animada conversación. Que si esta montaña mola, que si una ruta por Picos de Europa la peta y así todo el rato, hasta que el ansia por el café matutino apareció entre todos nosotros. Sólo había que encontrar el lugar apropiado. Y lo hicimos. Claro que lo hicimos. El problema fue que lo que era el carril de acceso al área de servicio no nos gustó y entramos por el carril de incorporación a la carretera, pero salvo ese pequeño detalle, conseguimos llegar a la cafetería.

Que si un par de cortados, que si uno solo cortito, que si dos cafés con leche...lo típico. A la hora de pagar, pudieron más los 50€ de Sergio que mis modestos 20€ acompañados de un "no conocemos a nadie que nos quiera invitar aquí" por parte de Sergio....Otra anécdota larga de explicar pero jocosa también.

Llegamos finalmente a Nava sanos, salvos y tras unas cuantas risas. Una vez allí, nos encontramos rápidamente con Óscar, el Caimán de Sanabria, junto con su novia. "Hola qué tal" comentario estrella en ese momento.

Conseguimos aparcar y bajamos de la fregoneta. Sergio y yo fuimos a por el dorsal y al regresar al meeting point (a la fregoneta) comenzamos a enfundarnos el traje de luces. Estábamos todos estupendos. Pronto apareció Fernando, pero Jorge tiene fama de llegar tarde, así que tardó un poco más.

En la salida nos encontramos con más miembros del grupo. Pepe "el rubio", Juan Carlos, Luis y un largo etcétera de gente conocida...



...y tras los saludos y, por supuesto, risas, escuchamos a un gaitero tocar un tema que, al parecer, suponía la señal de salida de la XVII Clásica Puertos Esmeralda. 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Jugando a ser ciclistas (la esperada segunda parte)

¡Hola a todo el mundo!

Ayer fue un día muy especial por varios motivos. De entrada por la ruta que íbamos a hacer, ya que es un clásico básico de la Montaña Central Leonesa, León-Correcillas (y vuelta), y en segundo lugar porque sería el último día que el Intrépido JR podría salir por la tarde a rodar con todos nosotros, por motivos laborales.

Nos juntamos, no muchos cicloturistas, pero con muchas ganas. Como decía, JR, Juanjo, Elías (ese GPS humano) y yo. Como podéis leer en la entrada anterior, el día previo a este día salimos unos cuantos y al final, nos liamos la batamanta a la cabeza y nos dimos un montón de hachazos.

Este era el motivo por el que el día se preveía tranquilo. Yo tenía mis dudas, sobre todo en la subida a Correcillas, territorio JR 100%, y encima, al ser uno de los últimos días que podría rodar con todos, seguro que se exprimiría.

La cosa es que llegamos a la base del puerto, Villalfeide, y Juanjo ya quería descolgarse sin más dilación para poder subir a su bola. No lo permitimos e hicimos lo que pudimos para mantenerlo a rueda del grupo, lo que no sé si le hizo mucha gracia. Elías, con mucha gracia y donaire, permanecía como si tal cosa.

Aunque en cuanto JR apretó un poco el ritmo (algo previsible como yo pensaba) hizo que el grupo cabecero  se redujese a dos. Él y yo. Un mano a mano. Lo cierto es que yo tenía la impresión de que no tenía nada que hacer. A mi "rival", en la ascensión se le veía muy suelto y reservando un poco. Tras pasar las dos últimas curvas finales antes de entrar en el pueblo, donde se encuentra una de las rampas más duras y rectilíneas, vi como JR apretó a muerte y me descolgó. Sin compasión por su parte ni capacidad para rebatirle el ataque por la mía, llegamos al final de la ascencsión. ¡Bien hecho JR! Correcillas se encontraba en fiestas, así que nos recibieron con banderines de fiesta "de prao". Todo un lujazo.


Después de reponer fuerzas, comenzamos el descenso en el que Juanjo y yo tomamos la iniciativa (con pasada de frenada incluida por mi parte) Ya encaramos la vuelta a casa por el mismo camino que el día anterior, en el que nos dimos unos cuantos palos. Inicialmente, todos íbamos relevando en amor y compaña.

Y bien digo que "en principio", porque en un momento de esa carretera, no sé en qué kilómetro, una idea se posó en mi cabeza. "¿Y si empiezas a reservarte y a escatimar en dar relevos, para luego dar un hachazo bueno Daniel?"

Sí. Esa sucia estrategia fue la que tomé de cara a los últimos 20Km. Juanjo se coscó rápidamente de mis intenciones en el primer instante en el que yo no pasé a relevar. Una risa y un "¡qué cabrón!" así lo demostraron

Poco a poco se aproximaba el punto en el que yo tenía ganas de fiesta. El tramo entre Villasinta y Villaquilambre (el mismo de ayer, sí) Lo cierto es que no tenía piernas para mucho más. Seguir a JR en Correcillas me dejó tocadete. Está en forma el condenao. 

Ya habíamos pasado Villasinta y me coloqué tras Juanjo. Mi plan era que al entrar él al relevo, gracias a su rebufo, me sirviese de lanzador. Como también sé que Juanjo me coge bien la rueda tras los demarrajes, así le descolocaría, pillándole a contrapié.

Bajé un par de piñones de manera sibilina para no despertar sospechas. Justo cuando estaba buscando ya mi distancia...¡ATAQUE DE JUANJO! El cazador cazado, ¡MALDICIÓN!

No pasa nada. Como ya estaba preparado, me pongo en bielas y me pongo rápido a su rueda. El problema surge cuando me doy cuenta de que no tengo en las piernas otro cambio de ritmo. Sólo me queda dar un relevo fuerte para ver si saco de punto a Juanjo....pero no hay tu tía. Juanjo está como un oso pardo. Me da un hachazo y me conformo con la segunda posición.

Lo mejor de todo fue comentar la jugada. ¡Qué risa por favor! Otro día más cumplimos los objetivos grupales. Pasarlo teta.

En cuanto a mis objetivos de esta semana, también los he cumplido. He ganado bastante fondo y ritmo, cosas que había perdido. 500Km la última semana a ritmos altos está muy bien para lo que llevaba hecho en los últimos tres meses.

Mañana está el punto fuerte de la semana y podría decir que del mes. La XVII Clásica de Los Puertos Esmeralda. Vamos a ir 6 miembros de la Grupeta Cicloturista León. Si a esto le sumamos que al final de la Clásica, debe de haber una especie de espicha, las risas están aseguradas, de eso estoy seguro.

¡Ya os haré la crónica!

Jugando a ser ciclistas.

¡Hola a todo el mundo!

El jueves, junto con el martes, podríamos decir que es el día oficial de QDDA’S. Son los días en los que más compañeros nos juntamos y en los que hacemos más kilómetros (entre semana)

Y este pasado jueves no fue una excepción y nos dimos cita en el punto habitual unos 10 cicloturistas con ganas. Siempre aparecen dudas de hacia dónde ir, aunque casi con total seguridad, y más ahora que hace buen tiempo, nos solemos encaminar hacia La Robla.

Uno de los míticos integrantes del grupo de los jueves, Daniel el doctor, suele tomar una determinación. Subir a Llombera. Y le hicimos caso.

Así que en amor y compaña fuimos en dirección a La Robla con el objetivo de tirar para Llombera, ya sabéis, eso paraíso del cicloturismo. Subida de 5Km que tiene la sorpresa al final, con rampas de las que se agarran.

Hasta llegar a la base de la subida, la verdad es que pocas cosas fueron reseñables. Fuimos a buen ritmo pero sin volvernos locos, yo por fin conocí a Sergio, Juanjo se escaqueó sin disimulo alguno de dar relevos, Elías cabeceaba como un pescaito frito de esos que ha devorado este verano…Todo normal.

Ya en la subida, Manuel y Rafa se medio escaparon y realizaron la subida en solitario. Tomaron mucha distancia, pero en el grupo de los perseguidores, en el cual me encontraba yo, manteníamos la unidad. Creo que lo dije en alto y si no, ya lo hago aquí, pero yo suponía que íbamos a llegar casi a la par de los fugados. Manuel no conocía la subida y el final siempre se atraganta la primera vez. Rafa, que está en un gran estado de forma, había hecho unos cuantos alardes antes de llegar a escaparse en la subida, así que eso lo pagaría.

Por tanto, en el grupo no hubo hostilidades. Mantuvimos un ritmo muy majo hasta que ya encaramos el kilómetro final. Durante toda la subida yo había estado chupando rueda (sí amigos, y no me pongo ni colorao al decirlo) y no había forzado, porque sé que el final es durillo. Así que cuando escuché que miembros del grupo subían coronas, yo bajé una y subí un poco el ritmillo.

Me quedé solo en busca de Rafa y Manuel, a los cuales ya tenía a unos 20 metros, pero como sabía del duro final (insisto tanto porque es que es duro de verdad) aflojé un punto lo que permitió que conectase conmigo otro de los integrantes que me siguió en el acelerón.

Lo que ocurre es que como tenía cerca a los fugados, me entró el Ansia Viva y apreté de nuevo, aunque por los cálculos que hice, ya no me quedaba espacio suficiente como para echarlos mano, así que me conformé con una muy meritoria 3ª posición.

Ahora sólo quedaba encarar la vuelta a casa que nos llevaría, primero por la “carretera” de la Mina (entrecomillo porque ya está a un paso de convertirse en camino de lo mal que está) y después por la carretera de Matallana (siempre dura por que solemos ir a cuchillo por  aquí)

Después de un pinchazo en la “carretera” de la Mina por parte de Óscar el segoviano, ya enfocamos la carretera de Matallana que, tras un parón en la fuente de Pardavé, confirmaba las expectativas de dureza por el ritmo desenfrenado que nos autoimpusimos.

Yo tenía ganas de jugar a ciclista y me mantuve reservón en todo momento. Quería dejar a todos muertos con un devastador ataque en la parte final. Veía como uno tras otro, los compañeros lo daban todo para endurecer el ritmo. Juanjo, que hacía ya 50Km utilizaba como argumento el “es que voy justo” para no dar relevos, ahora era, junto con Manuel, el que más cera nos estaba dando.

Pero pronto llegamos a Villasinta, lugar que tenía marcado para ir cogiendo posición y lanzar un ataque entre éste pueblo y Villaquilambre. Cuando me faltaban dos turnos para dar relevo, bajé dos piñones, me puse en bielas, apreté los dientes y reventé el grupo.

Los que más muertos se quedaron fueron Juanjo y Manuel ya que su plan era atacar en este mismo punto, lo que pasa es que me adelanté. Juanjo, que suele aguantar mis envestidas, a los 300 ó 400 metros logró cogerme el rebufo y, a relevos, llegamos a León en solitario. Al poco, nos alcanzó Manuel poniendo fin a nuestra aventura ciclista.

Lo peor fue que no pudimos despedirnos de todo el grupo porque quedó muy fragmentado y cada unos tomo las de Villadiego, pero bueno, lo pasamos “fetem”.

¡Mañana más!

jueves, 13 de septiembre de 2012

Y pensaba que lo había dejado allí...

¡Hola a todo el mundo!

Y bien pensaba yo que me iba a librar del viento tras abandonar Corella. Pues no. Como bien ha comentado el intrépido JR, he traído el viento a León.

Pero más bien creo que se debe a una exageración, porque sólo hemos tenido viento hoy después de 10 días (cómo pasa el tiempo)

Empezando con la narración, hoy habíamos quedado cuatro ciclistas de reconocido prestigio. Como decía, el intrépido JR  era uno de ellos con su nueva máquina. Juanjo era otro de los integrantes del grupo, que venía de “liarla parda” y hasta ahí puedo leer.

También se apuntó el verdadero máquina del “pelotón” de hoy. Jorge, del equipo Bartz, que nos respetó y no nos sacó los ojos a todos. Luego también iba yo que, gracias a mi amplia espalda, podía tapar bien el viento a mis compañeros.

De hecho, no se lo dijimos a Juanjo y a Jorge, pero a JR y a un servidor nos hicieron la 2 3 1 y estuvimos tirando hasta La Robla con el viento en contra. Porque son buenos chavales, que si no…

Los primeros 25Km, Juanjo y Jorge estuvieron hablando de sus cosas. De esa otra modalidad ciclista llamada “pisapraos”, o BTT para el resto del mundo. JR y yo nos estuvimos poniendo al día, porque aún no habíamos coincidido.

El La Robla, Jorge no siguió con nosotros porque no quería hacer muchos Km, pero nosotros tres teníamos el cuerpo de jota y tiramos para Olleros de Alba para después subir Cillerón. En realidad buscábamos encontrar el viento a favor y esta ruta nos iba de pegada.

Así que subimos Olleros entre jiji’s jaja’s. Paramos a llenar el bidón en una fuentecilla y encaramos la bajada. Terreno propicio para Juanjo y para mí. Pero este terreno pasa rápido, así que en menos de lo que tarda en cambiar JR de plato grande a pequeño, llegó el Cillerón.

La verdad es que lo subimos alegres (de ritmo digo, porque de lo otro se da por supuesto) y en dirección a Lorenzana, es decir, bajando La Hoja, llegó el momento crítico del día pero al que yo me he visto expuesto los últimos 3 meses.

Un viento lateral fortísimo empezó a azotarnos. Tuvimos que bajar con mucho tiento, pero colaboramos como buenos compañeros y salvamos el mal trago.

Y ya, cuando volvíamos a León, nos cruzamos con Fernando al cual aún no he visto. A ver cuándo nos vemos. Como remate, Juanjo y yo nos disputamos la “etapa” en frenético spring. Estamos fatal, pero lo pasamos tan bien…

¡Mañana más!

martes, 11 de septiembre de 2012

Día para soltar...¿o no?

¡Hola a todo el mundo!

Cuando sales a rodar después de un día duro, como fue el domingo, lo único que te apetece es soltar piernas. Mucha cadencia, plato pequeño y cosas así.

Pero hay días que se tuercen desde el principio. El claro ejemplo fue el de ayer. Si pinchas la rueda delantera en una bajada, por una carretera con mucho tráfico, a los 3 kilómetros de salir de casa, eso significa que el día empieza mal.

Nada más encarar la bajada hacia el punto de encuentro habitual, Sanyres, donde había quedado con Manuel, el triatleta abulense, escuché, ya no un pinchazo de la rueda delantera. Un reventón. Nunca había pinchado de esa forma. Fue muy extraño. Después de hacerle la autopsia a la cámara, la sensación que me dio fue que se debió a que dicha cámara estaba pinzada con la cubierta y la llanta, aunque me extraña que haya tardado tanto en pinchar, porque la había cambiado hace 1000Km aproximadamente.

Pero después del incidente, Manuel y yo, después de que este se acercase hasta el punto del pinchazo, comenzamos a rodar para, como decía, soltar piernas.

Comenzamos a hablar y ponernos al día porque sólo habíamos coincidido un día, pero uno del que me acuerdo perfectamente. El día del fallo general del sistema.

Así que teníamos mucho de lo que hablar. Él me contó que había tenido lesiones y estaba siendo una temporada complicada (con atropello incluido) Ya estaba recuperando y se estaba planteando si hacer alguna competición más antes de terminar la temporada y ya esperar al año que viene.

Yo con ir a los Puertos Esmeralda y ganar fondo antes de noviembre, momento en el cual tengo intención de parar y comenzar en diciembre la temporada, tengo de sobra. Comencé muy bien la temporada, pero entre unas cosas y otras, en los momentos importantes no he estado operativo.

Pero como os iba diciendo, comenzamos a soltar piernas. O ese era el plan inicial, porque en el momento en el que tuve que meter plato grande y bajar un piñón, me di cuenta de que lo que se dice soltar soltar, pues no es que lo estuviésemos haciendo. No fuimos a muerte en ningún momento, pero no soltamos.

Pero el día estuvo bien. Hablamos un montón e incluso nos encontramos con uno de los futuros pura sangre leoneses, Mario Puente, cadete en plena serie. Hacía un montón que no veía a este rapaz. Re aprovechó un rato de nuestro rebufo y continuó con sus series.

En este momento fue cuando Manuel estuvo a punto de picarse. Ya me veía yo a 160 pulsaciones, con el piñón del 13, agarrado abajo y dando relevos, pero por suerte esto no ocurrió.

Esta semana lo que toca es preparar los Puertos Esmeralda. Tenemos que quedar, ver cómo vamos, etc, etc. Tengo un montón de ganas. Espero que nos respete el siempre incierto clima asturiano.

¡Estamos en contacto!

lunes, 10 de septiembre de 2012

Superando el punto de no retorno.

¡Hola a todo el mundo!

Hoy domingo, la grupeta casi al completo se fue a Sanabria para pasarlo cañón. Óscar había preparado una ruta superchula allí en su territorio, así que tenían un guía excepcional.

Yo no pude asistir a la cita, cosa que me fastidió porque conozco la zona y esa subida de la Laguna de los Peces me parece muy guapa, pero como no hay mal que por bien no venga, pude acudir a la salida oficial del Club Ciclista León, cosa que no hacía desde hace un montón de tiempo entre lesiones y mudanzas.

Y heme yo allí, en el lugar habitual con las ganas de siempre, pero sin mucha idea de por dónde ir, si en la salida corta (75Km) o en la larga (+ de 90Km)

Después del control de firmas habitual, todos tomamos la salida en la misma dirección, lo que ocasionó muchas dudas entre los usuarios normales de la ruta corta. Como uno de los chicos de las escuelas se confundió y se metió en la larga, pues tomé la decisión de hacer esta última con lo que todo ello implica. Ritmo alto y, sobre todo, lo que a mí más me preocupaba. Más kilómetros de los que ahora mismo estoy capacitado para hacer, sobre todo a esos ritmos.

Como sabía que se me iba a hacer larga la ruta, decidí ir reservón en todo momento. Que si detrás de esta rueda, que si luego detrás de la otra y así todo el rato. Pero a mí, para bien o para mal, no me gusta ir demasiado retrasado en los grupos, así que siempre estuve dentro de los 10 ó 15 primeros (éramos unos 40 ciclistas)

La ruta se iba desarrollando con total normalidad, con todas las características de la opción larga. Palo va y palo viene. Ritmos de más de 40Km/h, con nerviosismo para mantener la posición (sí sí…lo que estáis oyendo).

En los primeros 40Km se rodó por carretera buena en su mayor parte, pero en ese momento nos metimos por la típica carretera bacheada, con asfalto sueltecillo. Lo peor de todo es que empezaba a picar para arriba, lo cual presagiaba tragedia. Yo seguía manteniendo una posición medianamente delantera, por lo que no me estaba coscando demasiado de lo que pasaba detrás de mí. Cuando me quise dar cuenta, se produjo un parón y, para mi desgracia, me vi tirando del grupo antes de la primera subida del día.

El compañero que estuvo tirando antes que yo, ya había hecho un trabajo de maduración muy interesante. De hecho, yo ya notaba que mi punto de no retorno, en cuanto al fondo se refiere, se había acercado muchísimo después del relevo del compañero, así que mi oportunidad de tirar del grupo fue testimonial.

En cuanto abandoné mi pésimo relevo, se comenzó a subir. No era ni mucho menos un puerto, pero fueron unos tres kilómetros que se me hicieron “pelota”. Si a esto le sumamos que a uno de los superclase del grupo, Rodrigo del equipo Más Madera Máster, le entró una abeja en el casco y tuvo que parar justo delante de mí, esto hizo que me cortase (en compañía, eso sí, de Rodrigo)

Paramos a llenar el bidón y yo ya estaba notando que no era mi día para nada. Nos habíamos introducido  en los 60Km y el último apretón en la subida para enlazar con el grupo me había dejado maduro tirando a podrido. Pero bueno, yo seguía adelante con la mejor de mis intenciones.

Lo que confirmó totalmente que en el resto de los kilómetros de la ruta iba a sufrir, fue que en un par de repechos sin demasiada pendiente, prácticamente me corté. Qué mal. Ya estaba bien metido dentro del punto de no retorno.

Al llegar a Rioseco de Tapia, el grupo, que se había quedado en nada (unos 10 valientes), se dividió en dos. Los que subirían El 18, con lo que no se llegaría a 100Km, y los que tirarían en dirección a La Magdalena y subirían El Cillerón. En mi actual estado de forma la decisión era clara.

Pues no. Decidí ir en dirección a la Magdalena, lo que suponía marcarse unos 120Km y hacer una subida larga y tendida como es El Cillerón (una de mis subidas favoritas todo sea dicho de paso)

Sorprendentemente, cuando hicimos esta mítica subida leonesa, no me quedé y eso que lo subimos a buen ritmo, aunque para ser justos habría que decir que los que estaban tirando en cabeza, miraban para atrás para que no se quedase nadie.

Cosa distinta fue cuando comenzamos a darnos relevos con toda la paliza que llevábamos. Yo me quedé cortado a los 4 kilómetros de coronar, pero los compañeros me esperaron en la fuente de Lorenzana. ¡Qué majos!

¡Y maja! Porque hoy tuvimos una amiga dándolo todo en este grupo. Nos sacó los ojos a todos. Y sobre todo a mí. Siempre es una alegría ver a las chicas en bici, porque no es del todo habitual. Cada vez lo es más, pero pocas chicas hay. ¡Desde aquí os animo a que le deis al pedal!

La conclusión del día fue que, por fin, hice un buen entrenamiento de fondo, con 120Km, y a un ritmo escalofriante. Mañana a soltar pierna. ¡Buff!

sábado, 8 de septiembre de 2012

Una de tormentas y gallineros.

¡Hola a todo el mundo!

Después del reencuentro con la Grupeta Cicloturista León ¿no pensaríais que teníamos bastante, verdad? Como estoy seguro que todos tenéis clara la respuesta, pues paso a relataros la ruta del día siguiente que se ha convertido en mítica por derecho propio.

Quedamos 6 verdaderos héroes de las carreteras. Héroes porque la tarde estaba de tormenta. Según salí de casa y me encaminé a Sanyrés, las nubes de evolución (gracias Montesdeoca) que rodeaban la capital leonesa no presagiaban nada bueno. Pero bueno, como dos de los miembros del grupo de hoy eran unos expertos del clima, yo no tenía dudas. Ellos sabrían.

Empezamos a rodar y pregunté a estos expertos. Eran Juanjo y Jonathan. "¿Nos va a pillar la tormenta?" Recibí un rotundo NO por respuesta. César y yo no las teníamos todas con nosotros y los otros dos miembros del "pelotón de hoy" tampoco dado que antes de llegar a La Robla (sí, otra vez por aquí) se dieron la vuelta.

Al llegar allí tuvimos que tomar una decisión que evitase el chaparrón que ya se olía de manera literal. O recto en dirección Pajares o a la derecha en dirección Olleros. Todos dijimos que a Olleros. Parecía claro gracias al enorme claro que había.

Qué confundidos estábamos. En medio de la subida nos cayó tal chaparrón que tuvimos que cobijarnos en una granja de gallinas. Apasionante. la definición perfecta fue la que aportó Yona..."Cuatro anormales en apuros"...así nos sentimos lo tres cuartos de hora que estuvimos allí parados. 



La conclusión fue que lo que debíamos de haber hecho era ir hasta Casa Ezequiel en Villamanín, ponernos hasta el culo de cerveza y luego mirar cómo volvíamos...Para otra vez ya sabemos.

La cosa es que, aún así, lo pasamos muy bien y para todos los que podáis pensar que no la marcamos sobre la bici, os comentaré que la vuelta hacia León fue no rápida...rapidísima.

La culpa de esto fue do los dos rodadores del grupo. Juanjo y yo. En plano somos el terror..jejejeje...Los últimos 20Km sacamos una media, así a ojo, de unos 40Km/h, así que estuvo muy bien.

Ya sabéis. Para otra vez subimos el Cuitu y paramos en Ezequiel a tomar unas Galimbas. He dicho.

Por esta vez has librado.

¡Hola a todo el mundo!

16:30 horas. Sol. Nada de viento. Ganas de dar pedales. Gente con ganas de pasarlo bien. Así se puede resumir el esperado día de reencuentro entre un servidor y la Grupeta

Fuimos unos cuantos a la cita habitual de los jueves en Sanyrés. Éramos unos 8 valientes que no habíamos pasado muy buena noche por culpa de Juanjo que, tras habilitar un nuevo medio de comunicación cicloturista (un grupo del WhatsApp), nos había frito a mensajes en medio de la noche. El mayor beneficiado por todo esto fue el perro del Bukanero que, tras haber sido despertado, obtuvo un paseito nocturno (con lo que les gusta eso a los perros)

No sabíamos muy bien a dónde ir, así que para no estrujarnos mucho la sesera, nos encaminamos hacia La Robla y allí ya veríamos. Nadie lo mencionó en ningún momento, pero yo veía mucha ansia viva dentro del grupo que habíamos formado, pero en los primeros compases nadie abrió la caja de Pandora.

Fundamentalmente, los primeros kilómetros fueron para ponernos al día. Yo hacía un montón que no veía a los chicos, pero por unos medios u otros, habíamos estado en contacto. Con Jorge sí que no había hablado demasiado. El muy desgraciado, entre sus viajecitos a los Dolomitas, Pirineos, etc, no había tenido mucho tiempo (todo desde el cariño)

Yo en Cuadros, a unos 15Km de León, ya tenía la boca seca de tanto hablar. La verdad es que o sé por qué pasó, pero lo cierto es que en un momento determinado de la ruta, más o menos a la altura de Cuadros, Buka con su nueva máquina (pedazo de bici que se ha comprado), aceleró el ritmo y empezamos a entrar poco a poco a relevos.

Llegamos al pequeño repecho de Cascantes y ahí hice algo a lo que no estoy acostumbrado, pero para fastidiar un poco, me pareció buenísima idea. Lancé un ataque. Yo pensé que la estaba petando hasta que Buka se puso a mi altura y me dijo...."La Specialized corre mucho"....lo cual fue devastador para mi ego, pero como sabía que el susodicho estaba en forma, esta sensación duró muy poco.

Llegamos a La Robla y, tras hacer la 2,3,1, a Jorge en un bache de la carretera en el que casi se mete de lleno, tomamos la dirección del Fenar. El problema de esta ruta no es la subidina, que es muy tendida y se hace muy bien a relevos, el problema es encarar la vuelta a León por la carretera de Matallana. Ahí la gente, por norma general, da relevos como si no hubiese día de mañana.

Inconscientemente, Jorge y yo tomamos la cabeza del grupo manteniendo un ritmillo por encima de 30Km/h, pero siendo perfectamente seguible. El problema fue que no pudimos contener más a los potros y empezaron a dar relevos. Como si se tratase del Grupo Deportivo ONCE en contrarreloj por equipos, la cosa ya se puso seria y todos tuvimos que agarrarnos abajo del manillar para pasar lo mejor posible los últimos 30Km. Uno de los miembros del grupo (al cual no conocía) definió perfectamente la situación al decir entre dientes..."igual estamos forzando demasiao"

Finalmente llegamos a León y paramos a charlar un poco. Lamentablemente, no recuerdo la burrada que soltó Buka, porque le prometí que sería el título de la entrada, así que por esta vez ha librado.

El resumen de la ruta, sobre todo fue que lo pasamos "fetem". ¡Y esto acaba de empezar!