miércoles, 30 de mayo de 2012

Sensaciones corellanas.

¡Hola a todo el mundo!

Hoy he decidido no salir a entrenar para reservarme a mañana y subir la ascensión de Igea donde, por cierto, hay huellas de dinosaurio.

Esta mañana he mantenido una conversación acerca de los clubes que hay por esta zona -de ciclismo se entiende- y para ser un lugar, digamos pequeño, hay tres clubes tres, lo cual es bastante.  

Lo más curioso es que, en lugar de tener dentro de cada club distintos niveles, cada uno de los clubes tiene un nivel distinto. Hoy uno que es de competición máster, otro que hace salidas más o menos duras pero a modo de cicloturismo -ya sabéis que yo no asemejo el decir cicloturismo a globero, con lo que os digo que andan mucho- y luego hay un club que realiza acciones sociales en bici, limpian la ribera del río, quedan para ir a algún lugar en bici a ver algo de patrimonio y cosas así.

La grupeta con la que rodé ayer es variada. Había gente desde 60 años hasta 30, pero iban fuerte, de eso no cabe duda. Por aquí todos los días se sube algo más o menos duro. Hay, en torno a Corella, unas 5 subidas muy parecidas a la de Las Cuevas de Valporquero y sin tener que hacer demasiados kilómetros para llegar a ellas, así que voy a subir más que en León, ¡quién me lo iba a decir!

Eso sí, también hay rectas interminables, planas a más no poder, en dirección a Tudela y por ahí. Lo peor de la zona es el viento sin duda ninguna. De los 5 entrenos que he hecho en esta semana, todos los días ha hecho más o menos viento. Según los lugareños, la clave es que intentes encontrar una ruta en la que la mayor parte del tiempo te dé de costado.

Así que, como veis, para andar en bici esto es muy entretenido. Y más si te gusta el sol y el calor, cosa que en mi caso, se cumple. Os seguiré contando.

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