¡Hola a todo el mundo!
Seamos sinceros. En todo
esto del estado de alarma y del tener que quedarnos en casa hay
muchas cosas positivas. ¿Que no? ¡Que sí, leñe! Se me ocurren
varias cosas, de verdad.
Por ejemplo y sin ir más
lejos, vuelvo a insistir en que odio fuertemente el rodillo. De
verdad que sí. Pero estoy creando una nueva relación con este
instrumento sin el cual estos días serían bastante diferentes y
bastante peores. Ya no por el ejercicio que puedas hacer con él si
no por el hecho de, al menos en mi caso, institucionalizar una hora
determinada de ejercicio dentro de un día que podría ser algo mucho
más tedioso. Es como que mi cabeza tiene ese momento programado en
medio de la jornada y se me pasan los días volando, la verdad.
Otra cosa positiva de
todo esto es que estoy recuperando equipaciones que estaban al borde
de irse a la basura. Imagino que todos tenemos de esas equipaciones
que a lo largo de los años han pasado por diferentes momentos.
Primero eran las prendas que más aprecio teníamos. Luego pasaron a
un pequeño segundo plano, sin dejar de ser usadas. Hubo un año en
el que solamente las usamos algún día porque nos acordamos de
refilón de ellas y puede que ese siguiente invierno las utilizábamos
para poner debajo de las prendas de invierno. Ya después de eso, se
mantuvieron en lo más profundo de un cajón o un armario. Comenzamos
a pensar que debíamos de hacer limpieza en ese cajón o armario y
puede que alguien os amenazase con tirar ese trapo. “¡¿Cómo que
trapo?!”, habréis contestado más de una vez. “Me servirá en
algún momento”, he llegado a responder yo. Pues aquí está ese
momento. ¡Lo ves, María! Te dije que me haría falta en algún
momento el maillot de Etxeondo de hace doce años. ¡JA!
Este podría ser yo haciendo rodillo... |
Y al respecto del típico
cajón o armario de cosas de bici o, en mi caso, una habitación
entera dedicada a mi particular enfermedad ciclista, que a veces se
confunde con el síndrome de Diógenes, estos días son perfectos
para hacer una buena limpieza. La verdad es que ese espacio que yo
tengo reservado para el mundo ciclista, se me está yendo de las
manos. Que si una cámara pinchada que “ya repararé uno de estos
días”, que si ese perchero en el que está toda la ropa de
invierno colgada que “ya ordenaré un día, no te preocupes”, que
si esos colgadores de bicis nuevos que “colgaremos esta semana” y
así seguimos con la madriguera ciclista como si hubiesen entrado en
casa en busca de micrófonos o algo así.
Otra cosa que nos vendrá
bien a la mayoría y hablando de preparación física para variar un
poco, es que seguramente le prestemos más atención a nuestro tren
superior que tanto olvidamos nosotros los ciclistas. Alguna vez sí
que nos da por ahí, sí que le prestamos un poco de atención a eso
de hacer abdominales, hacer algo de hombro, brazo o cosas así pero
se nos pasa rápido ese ímpetu. Muchas veces con tanto entrenar
sobre la bici llegamos a casa con cero ganas de nada más y nos
vendrán bien los abdominales, tablas de ejercicios y de más
mandangas que seguro estamos haciendo estos días.
Seguro que a vosotras y
vosotros se os ocurren un montón de cosas positivas que puede
dejarnos todo este periodo diferente e inédito que nos esta tocando
vivir. Y sólo me he puesto a hablar del mundillo ciclista porque yo,
que soy un positivo ideológico, podría enumeraros un montón de
cosas. Así, vuelapluma, se me ocurren, por poneros unos ejemplos,
mirar más al pequeño comercio en lugar de tanto a los
desabastecidos supermercados, valorar más lo que tenemos y podemos
perder del día a la noche, escuchar un disco de principio a final y
empaparte de la historia que quiere contarte el artista, disfrutar
del limpio ambiente que hay en la ciudad sin tantos humos de los
coches, disfrutar del trino de los pajarillos que ahora se pueden
escuchar mejor, vamos a tener más tiempo para leer ese libro para el
que nunca sacamos tiempo. Son unos pocos ejemplos que se me ocurren
pero podría seguir.
Y para terminar de manera
positiva que es como hay que afrontar este asunto, deciros que como
dice mi padre, nunca llovió que no escampó, es decir, que esta
situación pasará. Sólo hay que tener un poco de paciencia. Mucha
fuerza y mucho ánimo, compañeros y compañeras. Ya queda un día
menos.
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