¡Hola a todo el mundo!
A la hora de encarar una
hoja en blanco del procesador de texto y empezar a escribir, mejor o
peor, eso ya me lo diréis vosotros, suelo hacerlo de dos maneras. O
directamente improviso y “lo que surja” o voy haciendo
anotaciones en una libreta a lo largo de un periodo de tiempo sobre
temas que se me van ocurriendo.
Hoy voy a escribir
siguiendo un método híbrido. En base a un par de garabatos que
tengo en la libreta, voy a improvisar el resto. Ambas anotaciones me
surgieron el mismo día, no recuerdo cuándo exactamente, pero vi un
vídeo de un ataque de esos como Dios manda, con las manos en la
parte baja del manillar, como se lo decía yo a los chicos de
escuelas...”¡agarraos abajo!”, del gran Mikel Landa durante la
Vuelta a Andalucía. Inmediatamente anoté “landismo”. Así sin
mayores pretensiones. Nunca he escrito nada acerca de ello, si bien
sí es cierto que no suelo comentar nada de ciclismo de competición
propiamente dicho, pero esto del “landismo” creo que va más allá
del ciclismo de competición y del ciclismo en general, cosa que
trataré dentro de unos renglones.
La siguiente anotación
la hice cuando vi a, precisamente, Mikel Landa en la rueda de prensa
después del anuncio de Euskaltel de su vuelta al patrocinio de la
Fundación Euskadi. Apunté en mi libreta “euskaltel”. No me
rompí la cabeza, la verdad. Hay veces que abro un pequeño guión
acerca de este tipo de anotaciones como para establecer unas bases
sobre las que hablar en plan, por ejemplo, “resultados”, “Azanza
motivación”, “Gotzon futuro corredorazo”. Cosas así podrían
haber formado parte de mis anotaciones pero, como digo, en esta
ocasión fui simple.
Dos anotaciones,
recordad. “Landismo” y “Euskaltel”.
Es ahora cuando voy a
remangarme e improvisar. Allá vamos.
Y eso es lo que creo que
hace muchas veces Landa cuando ataca sin venir a cuento. Me imagino a
Mikel decir en voz alta, “allá vamos”, en medio del grupo de
favoritos, agarrarse abajo como le repetiría un entrenador de
escuelas muy chapas como podría ser yo (“¡Mikel! Agárrate
abajo”) y darlo todo sin saber si es buena idea, si está
fastidiando a su supuesto líder de equipo, si es buena idea o lo que
sea.
Fotografía de El confidencial |
Y es
que creo que si el “landismo” conecta tanto con el común de los
ciclistillas de medio pelo como yo y tantos otros es porque Mikel
hace cosas que no tienen mucho sentido pero que le salen del fondo
del alma. ¡Me siento tan identificado con él, maldita sea!
Recuerdo una ruta que
hicimos Manuel, David y yo por Picos de Europa. Ya sabéis. Varios de
los tigres de C. C. ASFALTO LEÓN.
Manuel y yo somos muy del “landismo”. Nuestra manera de andar en
bici a lo largo de una ruta larga suele tender a algo descerebrado.
David es más cerebral. Recuerdo que aquel día, el primer puerto a
subir era San Glorio y Manuel y yo íbamos a tope o algo parecido a
ello, pero era porque nos sentíamos súper bien. Un día soleado,
una zona guapísima, con colegas...pues nosotros pedaleábamos como
si no nos faltasen otros dos puertos por subir. El resumen es que ese
día Manu libró, pero yo acabé apajarado y David, que reguló todo
el día, pues acabó bien.
El
asunto es que cuando te sale algo desde lo más profundo del corazón
casi te da lo mismo acabar con una pájara de primera, o que nunca te
hayas subido a un podio de una gran vuelta. Eso te da lo mismo pero
si Mikel sigue haciéndonos vibrar, el “landismo” se seguirá
metiendo en nuestros huesos y jamás rodará solo. A tope con Mikel.
Y es
que, claro. Yo entiendo que esa manera que tiene de pedalear y
competir se traslade a su forma de vivir. Imagino que en varios
aspectos de su vida Landa sea muy parecido a todo eso que nos muestra
cada vez que ataca agarrado abajo. Todo pasión. Así que, ni corto
ni perezoso, Mikel Landa tomó las riendas de la Fundación Euskadi y
apechugó con el asunto en una época en la que tanto la fundación
como el ciclismo base no pasaban por buenos momentos. Cómo llegó a
la presidencia del asunto lo desconozco. No sé si es que le tocó en
suerte como podría haberle tocado a otro u otra, pero el hecho es
que ahí está el bueno de Mikel, protagonista de esta nueva manera
de hacer y sentir el ciclismo que es el “landismo” a cargo de
Fundación Euskadi. ¡Casi nada!
Madariaga cede el testigo a Mikel Landa. Foto de la Fundación Euskadi |
Poco
a poco se ha ido creando una base, casi podríamos decir que
ideológica, con algo tan sencillo como vestir al equipo de naranja.
¡Ay!, el color naranja en un equipo del País Vasco...qué recuerdos
nos trae a todos los buenos aficionados. Aún recuerdo a Roberto
Laiseka zurrando la badana (expresión muy leonesa) a todo aquel que
tratase de rechistarle en ese puerto que yo bien conozco (PAJARÓN
QUE APAÑÉ ALLÍ) de nombre mítico como es Luz Ardiden.
Y
poco a poco veíamos cómo en carreras de la categoría Élite se
asomaban unos cuantos chavales vestidos de naranja y hacían buenos
puestos. Y de repente resulta que Orbea se implicó en el proyecto y
como que la cosa coge forma y sacan equipo Continental-Profesional.
Euskaltel vuelva a apoyar el proyecto. Foto de Fundación Euskadi |
Y un
buen día, resulta que la Fundación Euskadi convoca a los medios de
comunicación porque tiene que hacer un anuncio importante. Lo cierto
es que ese día pensé en que sería gracioso que anunciasen que
Euskaltel volvía a patrocinar un proyecto ciclista pero me resultaba
algo impensable, no sé. Sin estar en la zona ni respirar el ambiente
pues no sabes muy bien lo que pasa por allí. Puede que en las
grupetas y corrillos del País Vasco fuese un secreto a voces, no lo
sé, pero cuando se confirmó la noticia de que, efectivamente,
Euskaltel iba a patrocinar de nuevo a la Fundación Euskadi, un
sentimiento de alegría me salió muy de dentro.
Salió
del mismo lugar en donde reposa el “landismo” que llevo dentro.
Del sitio en donde descansan, crecen y brotan los sentimientos más
ilusionantes. Porque toda esta mezcla de “landismo” y la vuelta
de la Marea Naranja del Euskaltel-Euskadi es precisamente eso. Una
ilusión tremendamente buena y positiva. Ojalá todo salga genial.
Ojalá Mikel reviente a todos en una gran vuelta y ojalá Gotzon gane
una etapa, de las buenas, mientras Jorge Azanza le da instrucciones
desde el coche, naranja por supuesto, y le grita que se agarre abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario