lunes, 29 de abril de 2013

Y como dije por la mañana...

¡Hola a todo el mundo!

Tras mis luchas internas, conseguí aguantar la incomodidad un momento y pude salir a rodar con la bici. Y no os penséis que fue fácil, porque cuando estás tirado en el sofá en el momento post-desayuno, no puedes imaginarte si hace viento o no. Pero una vez que sacas el brazo para testar la situación, piensas..."¿de verdad que tengo que salir?"

Pues la respuesta es que sí, dado que este año no creo que haya llegado a los 2000 km y mirad que estamos casi en mayo. Una vergüenza. Así que tengo que sumar kilómetros, ¡maldita sea! Y para recortar terreno en pro de igualar a los jamelgos de la Grupeta, últimamente busco terrenos difíciles de atravesar, esto es, que tengan subida.

Y hoy escogí el terreno rompepiernas por antonomasia. La carretera de Santander.Si a esto le sumamos que soplaba viento para mí y para el vecino, esto convirtió la primera parte de la ruta en un infierno. ¿Plato grande? Qué risa me entra. Ni en las bajadas lo pude meter. En una de ellas, por la que suelo ir a 55 km/h o así, hoy sólo pude llegar a los 30. 

Pero esto no me amedrentó gracias a mi paso por Corella, el lugar donde se inventó el viento. Allí me vi en alguna peor. Pero no quita para que fuese con mucha prudencia. Los que me conocéis en persona sabéis que no soy un peso pluma. Pues bien. Un par de rachas, hoy estuvieron a punto de llevarme al suelo. Así se las gastaba Eolo hoy a la mañana.

Mi idea era hacer entre 60 y 70 kilómetros, pero con estas circunstancias, no me apetecía demasiado. El desgaste no había estado del todo mal al llegar al kilómetro 22, esto es, en el desvía de Barrio de Nuestra Señora, así que aprovechando que la vuelta, por donde había venido, está plagada de repechos también, pues me quedaría un entrenamiento aceptable. De todas formas, un poco de autofoto no le hace daño a nadie creo yo...


Así que con las mismas, me di la vuelta. Lo primero con lo que me iba a encontrar era con una subida de unos 2'5 Km que el viento convertía en un paseo por el parque pero que aún así, tenía que trabajarla. Podría contaros la milonga de que me puse en bielas y tuve que culebrear como Pantani para llegar a la cima y tal, pero no fue así. Gracias al pestoso viento, se subía casi como en moto. Madre mía cómo soplaba.

Al final, la ruta que hice fue esta, mirad. Lo peor de todo fue enfrentarme al carril bici que transcurre por el Ayuntamiento de Villaquilambre, a su paso por la carretera de Santander. Ya le dediqué una entrada hace un tiempo. Se la he enviado al Ayuntamiento dos veces y sigo sin obtener respuesta, pero tranquilos. Hoy o mañana les volveré a enviar un mail.

Conclusión. Como dije por la mañana, satisfacción infinita.

4 comentarios:

  1. enhorabuena, por el blog, como siempre, y tambien por la lucha que tienes para que se hagan las cosas bien. Un saludo

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  2. Me encanta leer en palabras tuyas lo que se me pasa a veces por mi propia cabeza y hoy "macho" lo has "clavao".

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