lunes, 3 de marzo de 2014

Queda mucho por delante.

¡Hola a todo el mundo!

Primer gol del Madrid. "Decidido. Salgo a andar en bici."

Esto fue lo que pensé a eso de las 17:05 de este domingo en el que me debatía entre el quedarme en casa y descansar de toda una semana de trabajo y salir con "La Americana" a dar una vuelta para coger ritmo de entrenamiento.

Lo cierto es que estaba fundido. Por cosas del curro, había llegado a casa tardísimo y no entraba dentro de mis planes el madrugar, cosa que no hice finalmente. Porque las dos de la tarde no es madrugar, ¿verdad?

Como os digo, tras el gol madridista, y aquí hago un inciso, apostillando que yo soy muy del Atlético de Madrid, mis luchas interiores quedaron resueltas. Había que salir a entrenar. Esta semana que entra no voy a tener mucho tiempo, así que este era uno de mis últimos cartuchos para rodar.

Lo primero que tenía que hacer era asomarme como un lémur por una ventana, para comprobar una cosa. En efecto, el día era un asco. Viento, suelo mojado y amenaza constante de lluvia.

Los compañeros de la Grupeta Cicloturista León no hacen más que repetir que lleva así todo el invierno. Eso son buenas noticias porque así podré aproximarme a su nivel en menos tiempo del esperado dado que no han podido castigarse duro como otros años. En fin. A veces me sale el ramalazo puñetero.

El martes, en mi regreso a las carreteras, la verdad es que no me encontré del todo mal. Tampoco hice muchos kilómetros, con cuarenta tenía más que de sobra para empezar, así que hoy no tenía intención de cambiar de parecer. Una rutita corta me vendría fenomenal. Además, hasta que cambien la hora, salir a las 17:30 implica que te va a pillar el toro o, mejor dicho, el atardecer.

La ruta que escogí, es un clásico del "soltar pierna" leonés. Todo llano, carretera tranquila, paisaje no demasiado horrible...En definitiva, una buena elección para lo que son mi nivel actual y el poco tiempo que tenía hoy. 

Nada más salir, lo primero de lo que me percaté fue de las enormes posibilidades que tenía de que me cayese un chaparrón encima. Éstas eran entre un "segurísimo" y un "desde luego". Pero daba lo mismo porque, al fin y al cabo, ¿qué otra cosa tenía mejor que hacer hoy?

Pasados los primeros kilómetros de calentamiento, comencé a pensar en que el día anterior de entreno había estado fenomenal porque, tras terminar, no quería morirme. "A ver si hoy es igual", me dije para mí, en alto pero muy bajito, para que nadie que me pudiese ver hablando solo, comenzase a juzgar mi salud mental.

La verdad es que cuando llegué al kilómetro 15, comencé a notar que el día no sería, ya no igual , sino ni tan siquiera parecido. No tenía flojera en las piernas. Tampoco estaba ahogado y el corazón se mantenía en unas pulsaciones correctas. Pero lo cierto era que yo no conseguía estar a gusto. No me sentía cómodo en el rodar.

Para resumiros mis sensaciones a lomos de la bici, os he preparado un diagrama explicativo....


Diagrama explicativo.

Lo mejor del día sucedió en el ecuador, más o menos, de la ruta. Cambié de carretera, para enfilar en dirección a casa, y me detuve para ponerme el chubasquero dado que empezaba a llover. A pesar de ello, el sol, que ya casi estaba despidiéndose en el horizonte, bañaba con su luz toda la zona. El color de todas las cosas a mi alrededor era maravilloso. Pero cuando levanté la mirada, ahí estaban. Dos arcoiris seguidos uno del otro, de unos colores muy intensos y justo encima de mí. Un verdadero expectáculo.

Lo que me quedaba de camino, lo hice en compañía de mis amigos viento, lluvia y atardecer. Las sensaciones no habían mejorado y ahora tenía que añadir la presencia del viento de cara, así que no fue un paseo por el parque todo esto.

Conclusión del día. Me queda mucho trabajo por delante pero mi cabeza vuelve a pensar en "ciclista". Os seguiré informando. 

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