martes, 14 de abril de 2020

Diario del estado de alarma: un mes de rodillo después.


¡Hola a todo el mundo!

Pues seguimos con el confinamiento con gran alegría y alborozo. Se nos ha ido un mes ya y, al menos en mi caso, se me ha pasado bastante rápidamente. Entre la rutina casi diaria de escribir alguna entrada, el rodillo y las etapas del Tour que nos está regalando la tele pública, los días se me hacen cortos.

No sé cuándo abrirán la mano las autoridades con respecto a poder salir a la calle pero creo que mínimo, tres semanas no nos las quita nadie, así que yo me lo estoy tomando con filosofía y pensando en las rutas que haré en cuanto recuperemos la libertad de movimientos, porque volveremos a salir, que no cunda el pánico.

Mi plan inicial es ir por la zona de La Cubilla y por esos pueblos del Concejo de Lena que tan bien conozco, ya sea a subir ese puerto, o Cobertoria, o había pensado en El Cordal o tirar un poco más abajo, al Concejo de Aller, y subir San Isidro con alguna cosilla más en plan Colladona, Coto Bello o algo así, pero tampoco quería que se me fuese mucho de las manos porque, si bien me estoy portando razonablemente bien en cuanto a no comer como un lobo y mantener un buen nivel de actividad física, está claro que en cuanto volvamos a la bici de exteriores y dejemos la de salón, vamos a estar para pocas locuras, sobre todo las primeras semanas.

Confirmado ya, como creo que ya os comenté, que mi reto de hacer dos marchas cicloturistas en el mismo fin de semana se va a tener que posponer para el año 2021, al menos como lo tenía pensado que era hacer 10.000 del Soplao y TransBizkaia seguidas, todo un horizonte de cambios de fechas de marchas se va a abrir ante nuestras narices si es que todo va bien. Teniendo en cuenta que voy a tener vacaciones en agosto, puede que pueda ir a alguna marcha que otra y si, con un poco de suerte, ponen dos seguidas y que no queden muy lejos la una de la otra, la esperanza de hacer una buena burrada este año aún no se ha salido de mi cabeza.

Por tanto, mantengo un ápice de motivación deportiva en mi subconsciente lo cual me ayuda y anima a mantenerme activo durante todos estos días que podrían ser terriblemente monótonos y aburridos y, sin embargo, encuentro en cada uno de ellos algo que me sigue empujando cada día más fuerte.

Lo que quizás peor lleve en mi día a día es cuando salgo con las perras a dar un micro paseo, porque ellas también necesitan moverse y están acostumbradas a estar todo el día en la calle, paseando, haciendo cosas y manteniéndose muy activas y, claro, ahora con todo esto y teniendo en cuenta que en esta casa somos ciudadanos responsables y no las utilizamos para pasear nosotros, echan en falta como cualquiera en un confinamiento, más actividad. Así que concretamente la joven e hiperactiva Wanda está que no se aguanta ni ella. Además, tampoco llevo muy bien el ir al verde al que las llevo para que hagan sus cosas y ver cómo los árboles están brotados, hay florecillas por el césped y todos los extras de la primavera, la cual es ya más que una realidad al otro lado de los cristales de mis ventanas. Sólo he tenido un momento de bajón y fue por esto de la primavera, pero me duró, qué sé yo. Puede que media hora, no más.


Por lo demás, todo en orden. Alguna limpieza general, no he hecho ningún reto de esos que me parecen chorradas, salimos a aplaudir algún que otro día y, a este respecto, confieso que no salimos todos. No es que no apoye a los sanitarios, es más, me parecería bien que nos subieran los impuestos para que repercutiese en unos servicios públicos de calidad, pero como he observado que mucha de esa gente que sale a aplaudir a las ocho de la tarde, luego tienen unas actitudes de, lo voy a decir así para que me entienda todo el mundo, de mierda a lo largo del resto del día comportándose como verdaderos y verdaderas neandertales en el supermercado, sin respeto ni empatía hacia los demás y cosas así, pues no creo mucho en lo del aplauso a media tarde como acto de lavativa de conciencia colectiva.

En resumen, por aquí todo marcha razonablemente bien y seguimos con fuerza para continuar con el confinamiento. Ya he dicho últimamente por aquí que espero que la sociedad obtenga un gran aprendizaje de toda esta situación y que la manera de ver la realidad que nos rodea cambie, concretamente, para bien. Es una esperanza y me da rabia admitir que no creo que pase porque seguramente después de dos meses de recuperar una cierta normalidad se nos olvide todo esto, pero deseo más que nunca confundirme.

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