miércoles, 15 de abril de 2020

Un mañana más habitable.


¡Hola a todo el mundo!

Una de las cosas que más están llamando la atención de todo el mundo es algo que cuanto menos resulta sorprendente que llame nuestra atención. Y es que el hecho de que estando nuestras sociedades en una especie de estado de letargo, esto hace que haya menos contaminación, menos polución, menos ruido, menos intervención del ser humano en el medio natural y, por ende, el planeta está respirando algo aliviado.

La pena de todo este asunto, además de las obvias consecuencias económicas que pueden ser catastróficas para muchas personas, es que cuando toda esta tormenta pase, nos va a importar muy poco la naturaleza y no sé yo si haremos un análisis en profundidad de la necesidad que tenemos de ralentizar en la medida de lo posible nuestro impacto en el medio natural.

Se han convertido en virales muchas imágenes y vídeos de lugares en los que antes había una capa de contaminación cubriéndolo todo y estos días ha desaparecido, de animales campando a sus anchas por el medio de poblaciones antes ocupadas por humanos y cosas de esas. Sería interesante analizarlo todo un poco porque parece, si es que había alguien que no se había dado cuenta antes, de que el ser humano es una pandemia para el planeta.

Yo no abogo por que convivamos con corzos, jabalíes, cabras montesas, etc. No estoy hablando de eso, desde luego. Pero lo que habría que analizar es si sería posible reducir, no un poco, si no mucho las emisiones habituales de nuestro día a día porque es un hecho cierto que nuestras ciudades están muchísimo más limpias estos días.

A parte de la falta de actividad, creo que el principal causante de toda esta suciedad, malos olores y boinas de contaminación es el tráfico de los vehículos a motor. Creo necesario un análisis de esta situación porque si bien cuando recuperemos una cierta normalidad el tráfico va a aumentar, habría que plantearse cuánto de ese tráfico es cien por cien necesario.

Un asunto que, no sé a vosotros, pero a mí me está dejando claro esta situación de confinamiento, es que a las personas se les puede aconsejar, explicar y recomendar mil cosas que son evidentes, como el no tener que salir de casa, la distancia de seguridad y todos esos comportamientos que no hacen más que repetirnos las autoridades una y otra vez, pero al final, se tiene que decretar un estado de alarma en el que la amenaza de multas parece que es lo que finalmente comprenden las personas.

Lo que quiero decir es que si sabemos de manera objetiva que la disminución radical del tráfico ha influido muy positivamente en la salubridad del aire de nuestros pueblos y ciudades y también sabemos que hasta que no se prohíben ciertos comportamientos negativos para el resto de la sociedad, los individuos no dejan de realizar estos comportamientos absolutamente insolidarios, me pregunto si no habrá llegado el momento de que alguien tome la iniciativa y regule el tráfico en nuestro territorio para hacer que ciertas alternativas mucho más ecológicas tomen más protagonismo del que tienen en pro del bien común.

El otro día, en una comparecencia, el Ministro de Sanidad recomendaba la bicicleta como medio de transporte para moverse de casa al trabajo en medio de esta situación. No cabe duda de que la bici es un medio de transporte limpio, silencioso, no ocupa demasiado espacio en nuestras atestadas ciudades y, además, es bueno para la salud, lo que redundaría en ese bien común que he mencionado con anterioridad. Ese beneficio para la salud, visto a largo plazo, es muy positivo de cara a posibles futuras situaciones de estrés de nuestro sistema de salud ya que nos encontraríamos con una población en mejores condiciones físicas y viviendo en un entorno muchísimo más saludable.


Mi deseo es que saquemos conclusiones positivas de toda esta situación que nos está tocando vivir, que hagamos una enorme reflexión de todas las situaciones que estamos observando. Las malas y las buenas, que también las hay. Debemos de pensar más como sociedad y más en busca de un bien común y eso pasa por encontrar las consecuencias positivas de una situación de crisis en todos los sentidos como la que vivimos y profundizar en ellas.

Compruebo día a día que no somos capaces de tomar el rumbo de nuestra propia existencia y hemos de vernos obligados por normas que coaccionen los actos que son negativos para nosotros mismos, por tanto creo que la solución para que nuestro mundo sea más habitable pasa por regular, de manera coercitiva, lo que nos hace mal a todas las personas.

La bicicleta hay que favorecerla, así como el transporte público, vehículos no contaminantes, caminar, etc, y habría que frenar el uso de medios de transporte contaminantes. Si no se frenan de manera taxativa no se van a dejar de utilizar, por muchas recomendaciones que se lancen, como una suerte de brindis al sol, y por mucho que la gente crea que esto es necesario, porque estamos viendo estos días que a pesar de que todos entendemos que hay que quedarse en casa, muchas personas tristemente entienden que hay que desplazarse a su segunda residencia. Si fuésemos dinosaurios, estaríamos a favor del meteorito.

Deseo que, después de esta tormenta perfecta en la que nos encontramos a día de hoy, salgo un enorme y radiante sol que transforme para mejor a esta sociedad enferma en la que vivimos.

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