Y tras recoger el premio al club más numeroso, hablar con
unos y otros y sacarnos unas buenas fotos, por megafonía anunciaron el inicio
de la espicha.
Me salto el “momento duchas” porque puede que esto lo lean
menores, así que como diría un pastor en referencia a su trabajo en el monte y
transformándolo a este momento, lo que pasa en las duchas, queda en las duchas.
Como decía, todos los miembros de la Grupeta habíamos tomado posiciones para llegar de los primeros a las mesas donde se
situaban los bollos “preñaos”, la empanada, en embutido y, sobre todo, sí
amigos, la sidra.
Llegamos entre los 10 primeros a las mesas (en esto sí que
somos de los top) y pronto estábamos con las manos ocupadas. Que si un culín de
sidra, que si un trozo de queso, que si empanada…
…y rápidamente las fantásticas viandas que la organización de
la XVII Clásica Los Puertos Esmeralda
había puesto a nuestra disposición fueron cargando nuestras vacías pilas tras
la ruta.
El día había amanecido con niebla, pero ésta fue levantándose
quedando un día muy soleado. Gracias a la proximidad del mar, la humedad era
elevada. Con todo esto lo que quiero decir es que hacía un calor muy pegajoso,
así que la sidra entraba muy pero que muy bien…
…por lo que las alambicadas risas no tardaron en aparecer.
Máxime si dos personas como son Pepe “el rubio” y Juan Carlos “Sainz” andan
cerca. Parida tras parida fuimos pasando un rato fantástico.
Estábamos entrando en un punto de no retorno muy peligroso.
Cualquier reto nos parecía asumible. Con esa tan castiza expresión de “no hay
huevos”, Jorge estaba a punto de superar un reto como era el de beber sin vaso
un culín de sidra…
…y tras superar ese reto, compañeros que habían acudido a
ediciones anteriores, comenzaron a recordar lo acaecido en esas otras ediciones
y siempre aparecía un nombre. Elías. Cuenta la leyenda que el GPS humano, en la edición del año anterior, había
entablado amistad con una mujer local (sólo amistad, que quede claro). Dado que
este año Elías no pudo acudir, nosotros teníamos que interactuar con ella en su
honor dado que ella estaba allí. Así que después de unas risas (en realidad nos
estábamos riendo todo el rato)…
…empezamos a atravesar esa barrera psicológica (y no tan
psicológica) que supone la barra de la espicha. Una primera avanzadilla
compuesta de David, Pepe y Fernando comenzaron a interactuar. Lo que ocurrió
tras ese primer contacto fue que uno tras otro, los miembros de la Grupeta
atravesaron la barrera.
Lo cierto es que ya no quedaba nadie de la marcha en sí.
Podríamos decir que nos estábamos convirtiendo en los “golfos cierrabares” de
la XVII Clásica los Puertos Esmeralda.
UN NUEVO ÉXITO POR PARTE DE LA GRUPETA. ¡BIEN HECHO!
Y como no podía ser de otra manera, el fin de fiesta en
Asturias no podía terminar de otra manera que de esta…
Tras esta apoteosis final, con exaltación de la amistad
incluida, por fin hicimos caso a Juan Carlos, ya que llevaba un rato diciendo
“Pepe, CAFÉ”. Así que nos encaminamos hacia un bar a tomar un café que nos
hacía buena falta, por supuesto, no sin un “momento vandalismo” con Juan Carlos
bajo palio…
Tras relataros los tres actos de la XVII Clásica Los Puertos Esmeralda como podéis comprobar nos lo
pasamos fenomenal. Fue un completo éxito. Repetiremos. De eso no hay duda.
Gracias a toda la gente de la organización, las personas que
estaban en cada curva señalándonos el camino correcto, indicándonos dónde
estaba el peligro, a la pareja de la Guardia Civil que iba abriendo, a todo el
personal que estaba en la espicha y a los que dimos bien la chapa (pero lo
pasaron bien también). Gracias a todo el mundo que hizo posible la Clásica. De
10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario