Y bien pensaba yo que me iba a
librar del viento tras abandonar Corella. Pues no. Como bien ha comentado el
intrépido JR, he traído el viento a León.
Pero más bien creo que se debe a
una exageración, porque sólo hemos tenido viento hoy después de 10 días (cómo
pasa el tiempo)
Empezando con la narración, hoy
habíamos quedado cuatro ciclistas de reconocido prestigio. Como decía, el
intrépido JR era uno de ellos con su
nueva máquina. Juanjo era otro de los integrantes del grupo, que venía de
“liarla parda” y hasta ahí puedo leer.
También se apuntó el verdadero
máquina del “pelotón” de hoy. Jorge, del equipo Bartz, que nos respetó y no nos
sacó los ojos a todos. Luego también iba yo que, gracias a mi amplia espalda,
podía tapar bien el viento a mis compañeros.
De hecho, no se lo dijimos a
Juanjo y a Jorge, pero a JR y a un servidor nos hicieron la 2 3 1 y estuvimos
tirando hasta La Robla con el viento en contra. Porque son buenos chavales, que
si no…
Los primeros 25Km, Juanjo y Jorge
estuvieron hablando de sus cosas. De esa otra modalidad ciclista llamada
“pisapraos”, o BTT para el resto del mundo. JR y yo nos estuvimos poniendo al
día, porque aún no habíamos coincidido.
El La Robla, Jorge no siguió con
nosotros porque no quería hacer muchos Km, pero nosotros tres teníamos el
cuerpo de jota y tiramos para Olleros de Alba para después subir Cillerón. En
realidad buscábamos encontrar el viento a favor y esta ruta nos iba de pegada.
Así que subimos Olleros entre
jiji’s jaja’s. Paramos a llenar el bidón en una fuentecilla y encaramos la
bajada. Terreno propicio para Juanjo y para mí. Pero este terreno pasa rápido,
así que en menos de lo que tarda en cambiar JR de plato grande a pequeño, llegó
el Cillerón.
La verdad es que lo subimos
alegres (de ritmo digo, porque de lo otro se da por supuesto) y en dirección a
Lorenzana, es decir, bajando La Hoja, llegó el momento crítico del día pero al
que yo me he visto expuesto los últimos 3 meses.
Un viento lateral fortísimo
empezó a azotarnos. Tuvimos que bajar con mucho tiento, pero colaboramos como
buenos compañeros y salvamos el mal trago.
Y ya, cuando volvíamos a León,
nos cruzamos con Fernando al cual aún no he visto. A ver cuándo nos vemos. Como
remate, Juanjo y yo nos disputamos la “etapa” en frenético spring. Estamos
fatal, pero lo pasamos tan bien…
¡Mañana más!
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