miércoles, 17 de octubre de 2018

Ciclismo con pasión, que es como vale la pena.


¡Hola a todo el mundo!

Mientras escribo esta entrada hay dos personajes que se encuentran inmersos en un viaje que estoy siguiendo con gran atención. La envidia me corroe y las ganas de ir con ellos son terribles, aunque dudo que pudiese seguir su ritmo. Son dos ciclistas profesionales. Thomas De Gendt y Tim Wellens.

Resulta que les pareció una idea estupenda, según terminasen la temporada 2018 en el último monumento del año, el Giro de Lombardía, regresar a sus casas, situadas en Bélgica, de la mejor manera que saben. Pedaleando. Así que pertrechados con dos bicicletas del equipo, el Lotto-Soudal, y unas alforjas, están atravesando Europa desde la localidad italiana de Como hasta Gante. Ahí es nada.

Y es que cada vez que veo las fotos que van colgando de su viaje, me muero de la envidia, sí señor. Pero lo que más me gusta de todo es ver cómo dos ciclistas profesionales sienten verdadero amor por el ciclismo. Y es genial, porque eso hace que me sienta un poco más cerca de estos dos fenómenos. La razón es que yo siento amor por esto del ciclismo al igual que ellos.

Va más allá de un deporte. Es un modo de vida. Una manera de actuar ante situaciones de la vida más cotidiana. Por eso me apasiona, ya no sólo el ciclismo o salir en bici siempre que puedo. También me apasiona el CLUB CICLISTA ASFALTO LEÓN porque por encima de todo, lo que sentimos es amor a este modo de vida.

Hay varios compañeros que no pueden salir a entrenar porque sus situaciones personales han cambiado y de más. El tiempo es el que es y hay otras situaciones que mandan, sin embargo, se sienten ciclistas y los demás así les vemos. Como una suerte de ciclistas latentes. No hay más que oírles hablar.

Nos hemos reunido un grupo de personas, a cada cual más particular, que sentimos esto de la bici como algo muy arraigado en nuestro interior. Algunos desde hace más años, otros desde hace menos, pero todos sentimos pasión por este oficio.

Y creo que esa es la clave de que sigamos unidos después de cuatro años ya. No somos los que más rápido vamos. No somos los que más días salimos. No somos los que más kilómetros hacemos. Nos cuesta reunirnos para poder hacer una ruta. Pero seguimos juntos porque nos apasiona lo que hacemos.

Tomarse esto de la bicicleta como un simple deporte creo que es un error, porque corres el riesgo de que te acabe cansando. Tomarlo como quien va al gimnasio o algo así, no hace del ciclismo algo especial y la bicicleta lo es y mucho.

Así que si os encontráis estos días por las RR.SS. con fotos de “La Fuga Final”, como De Gendt y Wellens han llamado a su aventura, preguntaros si amáis tanto la bici como éstos dos fueras de serie. La vida necesita pasión para que merezca la pena.

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