lunes, 22 de octubre de 2018

ORDENANZA MUNICIPAL CON RUMBO AL PASADO.

¡Hola a todo el mundo!

Hace poco tiempo se ha aprobado en el Ayuntamiento de León una ordenanza para regular la circulación de Ciclistas y peatones. La he leído y no puedo estar más indignado, de verdad. Voy a intentar hacer algo de ruido, porque me parece una verdadera vergüenza. Me pondré en contacto con medios de comunicación, partidos políticos y de más instituciones y las ideas centrales serán las siguientes.

¿Cómo puede ser que, según la ordenanza municipal de Circulación y Seguridad Vial de Peatones y Ciclistas, en la exposición de motivos se diga que se ha tenido en cuenta, y cito, “promover los medios de transporte sostenibles” y, sin embargo, en su artículo 22, no permite circular con la bicicleta por zonas peatonales, parques o jardines?

He leído dicha ordenanza y el asunto central de la misma, bajo mi punto de vista, es lo que menciono en el párrafo anterior. Me explico.

El centro de León, más concretamente el centro histórico y monumental de la ciudad, está totalmente peatonalizado. Se sitúa en el corazón de la ciudad y si alguien decide moverse por la ciudad utilizando la bicicleta como medio de transporte, en algún momento va a tener que atravesar esta zona.

Si se prohíbe circular por las zonas peatonales a las bicicletas, y no me refiero a las aceras, la consecuencia de ello, por la estructura de la ciudad de León, es que se limita de una manera tremenda el uso de un medio de transporte limpio y eficiente y muy apropiado para moverse por una ciudad de las dimensiones de León, por tanto, lo que la ordenanza señala en su exposición de motivos, el promover los medios de transporte sostenibles, no se corresponde con lo que se desarrolla posteriormente en la norma.

También me gustaría señalar que por la ciudad de León pasa el Camino de Santiago, que no deja de ser uno de los motores económicos de la ciudad. Son miles los peregrinos que anualmente llegan a la ciudad utilizando la bicicleta y lo que van a visitar por regla general suele ser La Catedral, la Basílica de San Isidoro y el Parador Nacional de San Marcos, entre otros monumentos, todos ellos enclavados en zonas peatonales. ¿Qué sentido tiene prohibir el uso de la bicicleta en dichas zonas? ¿O es que a los peregrinos no se les aplica la norma y a los vecinos de León sí?

Otra consecuencia de esta ordenanza municipal es que muchos de los elementos del mobiliario urbano, que hemos pagado todos con nuestros impuestos, quedan absolutamente inutilizados. Y me estoy refiriendo a los aparcamientos para bicicletas que se sitúan en áreas peatonales por las que queda prohibida la circulación en bicicleta.

También es llamativo ver cómo algún carril bici desemboca en zonas peatonales, como en el caso de la Plaza del Espolón. Si se quiere ir desde aquí hasta, por ejemplo, Correos, la única alternativa, siempre intentando ir montado en la bicicleta, es circular por la calzada, cosa que, en efecto, está permitida, pero como desde el Ayuntamiento no se ha adjuntado a la ordenanza un plan serio de sensibilización dirigido a los conductores de vehículos a motor, para que sean conscientes de que han de compartir las calles con otros medios de transporte, circular en bicicleta en medio del tráfico se convierte en algo muchísimo más peligroso que hacerlo por las zonas peatonalizadas.

Esta ordenanza es dar, ya no sólo un paso atrás, si no un viaje al pasado, de lo que debería de ser un plan de movilidad moderno y al compás de lo que los tiempos marcan. Se buscan cada vez más formas de contaminar menos y, sin embargo, desde el Ayuntamiento, se dificulta el uso de un medio de transporte limpio y silencioso como es la bicicleta.

Esta ordenanza es un viaje al pasado y algo que debería de sonrojar a todos los leoneses.

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