martes, 24 de julio de 2012

Otro C.I.M.A. Puerto de Piqueras.

¡Hola a todo el mundo!

Este año tenía marcado hacer unas cuantas marchas cicloturistas y subir unos cuantos puertos. Entre un cambio de residencia, falta de tiempo libre y mi inoportuna lesión de marzo, lo de las marchas ha sido imposible.

Pero lo del tema de subir puertos, si bien he empezado tarde -gracias tendinitis-, estoy empezando a coger carrerilla.

El otro día fue el Moncayo y hoy ha sido el Puerto de Piqueras, tanto por un lado como por el otro.

El puerto se sitúa en una zona que llevaba tiempo con ganas de conocer. La Sierra Cebollera. Por lo que había podido ver en imágenes, en algún viaje cerca de la zona y cosas así, esta sierra contaba con algo que yo, no os podéis ni imaginar lo que echo de menos. Vegetación. Desde luego no es Costa Rica, pero hay árboles con su vegetación menor en el suelo y cosas que, os puedo asegurar, en mi nuevo territorio no hay.

Dado que esta zona queda lejos de mi casa, tuve que ayudarme de mi amigo Klaus. Así que fuimos a pasar el día "la Americana", Klaus y yo con la firme intención de hacernos con otras dos C.I.M.A.'s.

Viendo el perfil del puerto por uno y otro lado, decidí iniciar el día con la parte soriana. Al ser más corta, tendría la posibilidad de ir entrando en calor. Dejé a Klaus en un pueblo cercano, al inicio del reto, llamado Barriomartín. Debajo de unos ciruelos y junto a una fuente. La mañana empezaba bien.

Comienzo a rodar. El terreno pica hacia arriba pero no es puerto. Llego a Póveda de Soria, inicio oficial del puerto. Oficial y real porque aquí ya nos recibe Piqueras con una rampa para que seamos conscientes de que si es considerado un 1ª es por algo.

Como el día se presenta largo y acabamos de empezar, doy la orden a la sala de máquinas de que "cadencia alta y piñón grande" para ir cogiendo la marcheta que tan buenos resultados me va dando. Llego a un desvío que hay que tomar para ir hasta el puerto -la otra opción es un túnel- y ya veo por qué este puerto es un C.I.M.A. Los últimos 5Km se pueden ver perfectamente en todo momento. Todas la curvas de herradura bien marcaditas. Sí señor. Un puerto muy bonito.

Toma la primera, voy hasta la segunda, esquivo a una vaca, llego a la tercera. Voy con la marcheta. "Hoy subes lo que te echen Daniel", me digo, mientras me pongo en bielas para lanzar un poco a "la Americana". Llego al parador de lo alto que, efectivamente, como dice la descripción del puerto, está cerrado. Enfilo la última recta y ya veo el cartel marrón del puerto.





Después de las fotos, me lanzo para abajo. Esta parte del puerto, en teoría, sería mucho más dura, así que evito pasarme con la velocidad y me dedico a estudiar la subida. Lo que parece claro es que la parte final, tras llevas 15Km de subida, puede hacerse dura si no subimos reservones. Cuando llegué al inicio del, podemos decir, coloso, porque serían 23Km de subida, un recuerdo atravesó mi cerebro. El Puerto del Pontón. Me lo estaba recordando muchísimo y, sobre todo, el hecho de que en el puerto leonés, forcé mucho al comienzo del mismo y el final se me atragantó. Esto es. Llegué pajarero hasta arriba.

Así que empecé la ascensión final con prudencia. Busqué cadencia y mi marcheta, cosa que conseguí rápidamente. También descubrí, con el paso de los kilómetros, que el Pontón es más duro, pero aun así no me confié y mantuve la prudencia porque la ascención sería larga.

Es una subida curiosa porque tiene tres partes muy diferenciadas. La primera, hasta un pueblo llamado Lumbreras, con mucha vegetación y con una carretera que culebrea por la montaña sin llegar a tener unas curvas muy pronunciadas. La segunda parte, está marcada por el paso junto al Embalse de Pajares -tranquilos amigos astures, no se ha inundado Mieres ni nada parecido- que se caracteriza por un falso llano, y la parte final y tercera parte del puerto, es la más exigente, con una sucesión de curvas de herradura muy bonitas y más porcentaje en la pendiente. Además, si coincida que sopla el viento, como ha sido el caso de hoy, una parte de las curvas son un infierno y otra parte no, lo que puede hacer que se pierda el ritmo.

Tras superar la zona de las herraduras, me di cuenta de que estaba casi terminando el puerto y estaba perfectamente, lo que me hizo indicar que subí demasiado reservón, pero ágil aun así, por lo que, cuando llegué al cartel del puerto, en su vertiente Riojana...




...quedé satisfecho con el trabajo realizado y, sabiendo que me apuntaba dos C.I.M.A.'s, aún más contento. Ahora sólo me quedaba tirarme para abajo y gozar de las curvas de herradura en sentido descendente y sin restricción.

Una bajada extraña, porque fui muy prudente para lo que en mí es habitual. En mi mente sólo estaba ya lo que había dejado dentro de Klaus. La comida. Fruta, arroz, un yogurt. E incluso había fichado un lugar para comer...



Después de comer en un gran restaurante, como era este río, durante la sobremesa me quedé pensando que la zona por la que había estado rodando hoy y donde comí, me recordaban un montón a mi tierra, así que el día ha sido perfecto. Gran día de CICLOTURISMO, sí señor.

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