viernes, 13 de julio de 2012

La Americana tiene motor.

¡Hola a todo el mundo!

Durante el entreno de hoy, pensé mucho acerca de lo que escribiría en el blog. Varias eran las ideas. La primera que me surgió fue hablaros acerca de las ráfagas de viento que hoy me azotaros durante 40 Km. Eran tan duras que durante estos kilómetros, rara fue la vez que llegué a 30 km/h. La arena que arrastraba, al golpearme, no es que me doliese, pero desde luego notabas el impacto. Podría decir que han sido los 40 Km más asquerosos en años.

Pero decidí que ese no sería el tema. Muy aburrido. Luego pensé que describiros el entreno que estaba haciendo podría ser buena idea. A parte del viento, que estaba consiguiendo que llevase muchos kilómetros tirando duro, el terreno por el que rodé hoy, era incómodo en todo momento. Siempre picando hacia arriba y con subidas de las que se agarran. Procuré llevar mucha cadencia, pero hubo ratos que era imposible. A pesar del grandísimo entreno que completé, con una media de pulsaciones de 150 ppm, me pareció muy aburrido también. Y eso que la ruta de hoy ha sido un gran descubrimiento.

Si conseguís ver un árbol me lo decís...
Mientras subía un puertecillo, que no llegué a completar por falta de tiempo, pero que lo haré un día de estos ya que promete, empecé a pensar en otro posible tema para el blog. 

"La Americana"
Durante la parada técnica, justo cuando decidí dar media vuelta en medio del puerto bonito, empecé a contemplar el panorama y me fijé en mi amiga "la americana". Ahí estaba. Tranquila, fiel, nerviosa en los descensos como ella sola, pero divertida.

Hacía tiempo de mi última auto-foto. Hoy no me pude resistir...
Ahí fue donde me di cuenta de que el tema de la entrada debía de ser mi relación con "la Americana". En estas nuevas tierras, por unas cosas y otras y, sobre todo, por la falta de tiempo libre, apenas puedo relacionarme más allá de lo normal y corriente. El poco tiempo que tengo, lo dedico a estar montado en bici. Es el motor -además de otros asuntos importantes que tengo en mente y personas muy queridas- que mueve mi día a día. Sé que suena super raro. Pero también sé que todo buen cicloturista y/o ciclista sabe de lo que estoy hablando.

Esta entrada te la dedico a ti Americana. Estás empezando a calar hondo dentro de mí, a pesar de que tu antecesora, mi vieja amiga Vasca, te había puesto el listón muy alto. Sois totalmente distintas, pero tú estás consiguiendo que mi día a día no sea un horror. Te estaré agradecido. 

Qué demonios. ¡¡Un poco de aceite para la cadena de mi amiga!! 

Adiós amigos!!

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