jueves, 11 de octubre de 2018

¡No perdáis las buenas costumbres, por el amor de Dios!


¡Hola a todo el mundo!

A lo largo de los años he acompañado en sus primeros kilómetros a unos cuantos compañeros y compañeras ciclistas, además de la época de los niños en las escuelas. Centrándome en los cicloturistas, siempre he tratado de enseñarles los truquillos que al final cada uno aprende por sí mismo, pero hay algo sobre lo que hago especial hincapié. El café en medio de la ruta.

Resulta que el amigo Buka, hace un par de semanas quedó con un colega que está empezando en esto de la bici y salimos los tres juntos. Nuestra nueva adquisición está a tope. Tiene la pedrada adecuada como para ser un Asfalto más, pero le falla una cosa. ¡Que no para a tomar café! Dice que si no, la media no sé que y no sé cuánto. Casi me hago pis de la risa que me entró.

Pero, tranquilos todos y todas, que ya me he puesto en contacto con el colega y ya le he dicho que hay que parar a tomar café o lo que surja, en medio de la ruta. Cuando le expliquemos que hay días en invierno que básicamente salimos para comer un pincho de tortilla, no sé qué nos dirá, pero bueno. Iremos poco a poco con él.

Y es que esas paradas en un bar de algún pueblo son lo mejor de las rutas. Esa cantidad de chorradas que se dicen, esas risas, esas tapitas, esos cafés. Cómo se entra en calor algún duro día de invierno y cómo se refresca uno, en el maravilloso verano.

Hace muchos años yo no paraba nunca. No sé cuál era la razón. Puede que no hubiese ninguna en concreto pero la verdad que yo ahora mismo no entiendo una salida sin no parar aunque sea a tomar un cortadito rápido. Los días que no me da tiempo parece que llego a casa sin haberlo hecho todo, no sé si me entendéis.

Esos descansos son, además de todo, necesarios para hacer piña con los compañeros. Las conversaciones que más o menos hilvanas sobre la bici en plena ruta, en la parada las rematas, decides por dónde sigue la ruta, te echas las risas, nos metemos los unos con los otros. Ya sabéis. Lo típico.

Así que cuando me topo con alguien que nunca para, siempre pienso…”cuánto le queda por aprender”…pero ahí estamos en el C.C. ASFALTO LEÓN para redirigir a las ovejas descarriadas. De hecho, esto del Club nos lo sacamos de la manga durante más de una parada a tomar café entre colegas. Se podría decir que El Club es la consecuencia de alguna que otra conversación alambicada pero bueno, el resultado no fue malo, la verdad.

Conclusión de todo esto. Si estáis empezando en las artes del ciclismo, lo mejor es que vayáis acostumbrándoos a hacer una paradita en algún bar para tomar algo porque si algún día os apetece rodar con nosotros, a lo cual os invito, y no estáis hechos a ello, os va a tocar pagar el café. He dicho.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con Dani en lo importante que son las paradas para hacer piña, pero tambien os confieso que son estupendas para coger un poco de aire cuando estoy bajo de forma.

    Los miembros de la grupeta no siempre tenemos el mismo nivel de entrenos, el trabajo, la familia, la vida...pues la parada del café es fundamental para reagrupar y respirar, incluso para consensuar la ruta de regreso.

    La grupeta que toma café unida, vuelve para casa con una sonrisa y con ganas de repetir.

    Posdata: Ojo! Que cuando hay que dar cera se da cera y cuando hay que ser competitivos lo somos, pero tan importante es batir tus récords como mantener la amistad.

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