lunes, 17 de febrero de 2020

Chorradas ciclistas que se me van ocurriendo.


¡Hola a todo el mundo!

No sé si sólo me sucede a mí y espero que no porque de no ser así, quedo en mal lugar y daría a entender que soy un vago y alguien sin ningún tipo de inquietud, pero resulta que el otro día fui a Llamera, un pequeño municipio muy cercano a mi pueblo, es decir, Boñar.

La clave del asunto es que es la primer vez que me dio por coger el desvío hasta este pueblo de la montaña leonesa. Habré pasado por el desvío que te permite llegar hasta allí, aproximadamente diez millones de veces tirando por lo bajo y sin exagerar. Y resulta que hay una subida de unos 2 km al 5% súper bonita y muy entretenida se ascender, además de que Llamera es un pueblo muy bonito, ¡mira tú!

Mi reflexión es: ¿cuántos lugares me estoy perdiendo por pura pereza o por no “perder” quince minutos en desviarme un poquitín del camino? Porque es que ahora tengo unas ganas enormes de volver a subir a Llamera. ¡Que es del tipo de subidas en las que yo disfruto como un perrín pequeño! Al 5 o al 6 por ciento en donde te exprimes todo lo que quieras en función de las ganas que tengas. No de esas cuestas de cabras, que también adoro, la verdad, pero que en ellas sufres sí o sí.

¿Os pasa también a vosotros en vuestros territorios? Pensad en cuántas veces habéis pasado por delante de un desvío a un pueblo en el que pone “2 km” y no vas porque piensas que, para dos tristes kilómetros, no vale la pena.

Son de ese tipo de reflexiones que me da por pensar así, mientras preparo unas lentejas para comer y pienso en qué rutas voy a hacer esta semana. Chorradas ciclistas que pasan por mi mente.

Más chorradas ciclistas que pasan por mi mente. ¿Habré acabado por fin con ese dichoso ruido que parece provenir de las roldanas del cambio? Porque me lleva dando por el saco dos meses y hasta que no he desmontado y dejado impecables las dichosas ruletinas no ha parado de sonar pero necesito una segunda ruta de confirmación silenciosa. Y esto también me hace pensar en mi necedad al haber desmontado y limpiado en estos dos meses, no sé, unas diez veces el pedalier para llegar a la misma conclusión. El ruido no venía de ahí.

A ver que se me ocurra alguna otra chorrada ciclista. ¡Ah, sí! En relación con esto de los ruidos, no hago más que pensar en que si la industria de las bicicletas nos quita la posibilidad de poder tener máquinas con frenos convencionales, es decir, NO DE DISCO (dicho a sí en mayúsculas, maldita sea) ¿qué vamos a hacer los tarados de los ruidines con este asunto? Porque por encima del debate de que si los frenos de disco bien o mal (que para mi manera de verlo, MUY MAL), lo que es innegable es que los frenos de mier.... digooo, los frenos de disco son mucho más ruidosos que los de herradura, debido a pequeños desajustes y roces. Es cierto que se soluciona de manera sencilla, pero me parecen una castaña infumable. ¿Qué necesidad hay de complicar un aparato, la bicicleta, que siempre destacó por su sencillez, introduciendo elementos que complican el asunto como los ejes pasantes, el freno este de las narices y alguna que otra “innovación” más?

Y otra chorrada ciclista que va en relación con esto último es que si me diese a día de hoy por cambiar a La Americana por cualquier motivo, que hoy por hoy no se me ocurre porque mi bici es genial, me gusta, hemos vivido mucho juntos y cada día va más y más fina, la verdad, algo que me estoy planteando es encargar una bicicleta hecha de manera artesanal. Son varias las empresas que se dedican a ello y estoy viendo últimamente unas bicis construidas a base de titanio que son una verdadera maravilla y que si tú así lo quieres, te las montan con frenos de herradura. No se disparan mucho de precio a decir verdad, dentro de que no son baratas precisamente, pero según está a día de hoy este asunto de las bicicletas en el que cualquier bicicletucha de carbono (o más bien mucha resina con algo de carbono) te cuesta más de 2000€ montada con unas ruedas verdaderamente tristes, pues en relación calidad precio, una bicicleta hecha a capricho no sale tan mal.
Legend By Bertoletti. Bicicleta hecha de titanio

Como veis, un ciclista de andar por casa como soy yo tiene muchas chorradas en la cabeza que si las planteas a alguien que no esté en tu misma sintonía pueden parecer verdaderas mamarrachadas, pero los ciclistas somos así de frikis, la verdad. Saludo a todos los frikis ciclistas, por cierto. Como podéis comprobar, no estáis solos en vuestras comeduras de tarro.

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