jueves, 6 de febrero de 2020

Salir con lluvia. ¿Ida de olla, accidente o todo junto?


¡Hola a todo el mundo!

Llevamos un año un poquitín lluvioso por aquí. Y digo un poquitín porque en León somos de diminutivos. De no ser de donde soy, de León, pues imagino que os diría que este año está lloviendo de cojones o algo así. Me parece más bonito poner el “decir” leonés.

Vamos a recapitular. Noviembre, creo que libraríamos sin agua unos cinco o seis días. Diciembre, hubo más días de sol, pero se nos desbordaron los ríos para que os hagáis una ligera idea. Primero nieve y luego agua, dan como resultado desastres en las riberas de los ríos.

Si tu actividad principal es el tenis de mesa, el gimnasio, leer o el muy prestigioso “sillonball” no tienes demasiados problemas ante estas condiciones atmosféricas pero si te gusta más la bici que a un oso pardo la miel, como es mi caso (me encantan la miel y la bici) tienes un pequeño problema. Nos va a tocar tener que tomar decisiones. Decisiones que en cualquier caso son una especie de cara o cruz. ¿Salgo y me cae la del pulpo o me quedo en casa, luego no llueve y me cago en todo?

En mi caso particular, si miro por la ventana y veo que ya está lloviendo suelo quedarme en casa a no ser que lleve varios días sin entrenar y me esté subiendo por las paredes, cosa que ya me hacen ver en casa. Al tercer día sin bici suelo recibir las primeras indirectas. Es genial.

Si veo que está el cielo negro como la misma noche, compruebo dos o tres aplicaciones para ver cómo puedo escaquearme de un chaparrón. Por si le sirve a alguien os cuento el truqui. Miro “ElTiempo.es” a ver qué predicciones hay por los diferentes pueblos de alrededor. Cuando localizo en los que no dan agua, chequeo otra de las aplicaciones. “AlarmaDeLluvia”. Esta te indica dónde está lloviendo en ese momento o, más bien, hace pocos minutos. Más o menos te da una idea de por dónde vas directo al matadero o por dónde va a estar la carretera hecha un asco pero sin lluvia. La última aplicación que miro es “Windy”. Ésta última es muy completa y tiene información por un tubo. Desde webcams, pasando por información acerca de nieve, tormentas, etc y, de ahí su nombre y por lo que yo más la consulto, la dirección e intensidad del viento.

En función de todos estos datos decido salir o no. Pongamos que decido hacerlo. La primera medida a tomar es pedirle prestado a María su chaqueta de invierno impermeable. Me queda algo pequeña pero entrar, entro. ¡Menuda adquisición! De esas ofertas que sólo se ven una vez y sobre las que fardas décadas. Que si valía ###€ y me costó ##€, ya sabéis, lo típico. Pero es que además de eso, es increíblemente eficaz ante una buena chupa de agua.

Porque, en efecto, amigas y amigos, a veces sales a rodar y te cae la del pulpo. Este año sin ir más lejos, no ha habido semana que no me haya pillado una buena chupa de agua. Por aquí está lloviendo más de lo normal como ya os he comentado. La última fueron 35 kms bajo, primeramente, un leve orvallo para pasar, seguidamente, a un buen chaparrón. Nada agradable ya que calor, calor, lo que se dice calor, como que tampoco hacía.

Siempre que está lloviendo y veo cómo me mira la gente de los pueblos o los conductores de los coches que me adelantan pienso que creerán que estoy chiflado y un poco de razón tienen, pero de verdad que no lo hago adrede. Son cosas que pasan, de verdad de la buena.

Muchas veces lo paso peor por la bici que por mí porque en realidad, cuando a la lluvia le trae sin cuidado tanta aplicación del móvil acerca de las predicciones y tanto niño muerto y decide hacer lo que le sale de las nubes, el esfuerzo físico es mucho mayor, no sé muy bien por qué, y estás a pleno rendimiento, con lo que no pasas mucho frío y no te da tiempo a pensar en demasiadas cosas. Hablamos de lluvia normal, no de tormentas brutales en las que lo mejor es buscar refugio y, si tienes un trasto de carbono, alejarte de él. Carbono y rayos se atraen, así que ojito con eso.

Igual pensáis que me encanta salir con lluvia si os cuento que me han pillado en plena ruta un montón de tormentas pero para nada. No me gusta en absoluto y digo más. Si puedo salir con sol de justicia y 40ºC mejor que mejor pero ando mucho en bici y quien juega con fuego al final acaba quemándose. Lo que quería deciros con esto de las tormentas es que en este caso, las precauciones son otras y mucho más importantes porque en estos casos la cosa se pone peligrosa de verdad.

Son varios los recuerdos que tengo pero uno especialmente destacable me sucedió entre Riaño y el puerto de Panderrueda. La zona es montañosa, de hecho estamos en Picos de Europa, y hay pocas zonas en donde refugiarse. La tromba de agua fue de tal calibre que en el momento en el que logré llegar a Vegacerneja, dejé a La Americana en donde pude y me metí debajo de una pequeña marquesina de autobús esperando a que parase la tempestad que, por cierto, lo tenía todo. Sus rachas de viento terribles que te azotaban y te ponían en medio del carril, sus truenos, sus rayos sobre la superficie del pantano que daba la sensación de que pedaleabas en medio de la playa de Omaha el Día-D y toda su parafernalia.

Por otro lado, en favor de estos días tengo que decir que son fuente de apasionantes historias que contar a la grupeta. Además mola mucho poner estas anécdotas en común porque todos tenemos que contar alguna película de este tipo a cada cual más dantesca. Da para escribir un libro y una entrada de un blog cualquiera.

En resumen. Si ves a algún ciclista en medio de un día de lluvia no necesariamente está mal de la cabeza. Sencillamente puede ser un error de cálculo o también puede pasar que esté fatal del tarro, ojo, que eso puede pasar perfectamente. Y si estás empezando en la bici y te pilla el agua, tranquilidad porque no estás solo en esto del aquabike.

No hay comentarios:

Publicar un comentario