lunes, 5 de noviembre de 2012

Resurrección.

¡Hola a todo el mundo!

Hay veces que cuesta creer ciertas cosas. Varios son los ejemplos. Sin ir más lejos, no sé, los vampiros, los hombres lobo (en general la saga Crepúsculo no me la creo mucho), la muerte de Elvis (está vivo por mucho que se empeñe la gente). Cosas así.

Algo en lo que tampoco creía era en la resurrección. Y hablo en pasado porque desde hace una semana he recuperado para la actividad a una vieja amiga. Qué grandes momentos viví con ella. Mi fiel compañera de viajes. Mi vieja BH de carretera. 

Con ella subí hasta el cielo. Hasta donde tantas veces soñé y sólo con ella podía acometer tal empresa. Hasta la leyenda donde nos hicimos grandes...y sí, estoy obviando la tremenda pájara que me entró en Luz Ardiden.



Pero yo era consciente de que en algún momento todos los paseos, los entrenamientos, las tormentas inesperadas, el par de caídas que vivimos, le pasarían factura. Ya llevábamos varios años dando lo mejor de cada uno.

Y ese momento llegó una templada tarde de final de verano. Se partió uno de sus pedales y nos fuimos al suelo. Sus materiales habían entrado en el punto de no retorno. A partir de ahí aparecieron ruidos que ya no podía solucionar. El final de sus servicios al máximo nivel habían acabado.

La aparición de La Americana supuso, no os voy a engañar, un chorro de aire fresco. Nuevas sensaciones de pilotaje. Es tan nerviosa la pobre... Pero no pasa ni un solo día sin que me acuerde de mi vieja amiga BH. ¡Cómo respondía de bien! Siempre por su sitio. Le pedías esto, pues esto. Le pedías lo otro, pues lo otro. No tenía ni trampa ni cartón. Sensaciones del pasado.

Sensaciones del pasado hasta que me he ido a vivir un pelín alejado del centro de León. Llevo unas semanas en las que he recuperado para la actividad plena a la vieja BH. Pero sus labores ahora son de transporte urbano. ¡Y CÓMO VA!

Puede que en un entreno le coman la moral esas orgullosas bicis llenas de carbono, pero en ciudad, las fixies se postran ante su imperial presencia. Las adelantamos y mi BH parece decirles: "¿Tu sabes por dónde he estado yo bonita?"

¡Qué contentos estamos los dos! Ella porque vuelve a estar a tope y yo porque hace que el centro de León esté a 5 minutos de la puerta de mi casa. Para los escépticos, en coche, entre ir y aparcar hasta la Plaza Mayor, tardo 20 minutos. Y no está de más recordar que, a día de hoy, el litro de sin plomo de 95 cuesta 1'40€. 

Y esto es sólo el comienza porque tengo intención de remozarla un poco. Ya que ahora se ha hecho underground y yo tengo algún que otro tatuaje, tendré que hacerle a ella uno, ¿no? Dado que ha resurgido de sus cenizas, pide a gritos un ave fénix.

Cuando me remangue la voy a dejar como una Kat Von D pero en bicicleta. 

¡Bienvenida máquina! 

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