domingo, 1 de febrero de 2015

La gran olvidada y parece mentira.

¡Hola a todo el mundo!

Estaba viendo un reportaje del ciclismo épico que a mí me gusta y me emociona. El ciclismo de la época de Gino Bartali. Para los que no lo sepan, por aquel entonces los ciclistas parecían señores mayores a pesar de tener treinta años o menos, se hacían etapas de 350 kilómetros y se subían los grandes puertos que suben hoy los Contador y compañía pero sin asistencia y sin asfalto. 

En mi vida como cicloturista y en mi vida en general, me suelo mover por emociones. Si las cosas no me emocionan, no hacen que mi corazón se mueva de su sitio con tremendos latidos, sencillamente no me interesan y no les presto atención. Soy muy emocional y así es como me gusta ser.

En el reportaje que estaba viendo, varias cosas hicieron que mi corazón palpitase bien fuerte, pero la que más fue algo que dijo el hijo de Bartali. Este señor comentaba que para su padre, el gran Gino Bartali, la bicicleta era su fiel compañera.

Y en esta frase me he visto muy representado y por eso me he emocionado. Resulta que me han podido pasar muchas cosas en mi vida, buenas o malas, pero siempre me acompaña algo. Mi bicicleta. Esa fiel amiga a la que cuides o maltrates, siempre hará de ti alguien un poquito más feliz.

No sé por qué razón, llevo unas semanas dándome cuenta de que el tiempo pasa. No es que esté entrando en ninguna crisis ni nada parecido, es más, me considero a mis 33 añitos un chaval, pero sí es cierto que recuerdo perfectamente el primer Tour de Francia que ganó Indurain y ya han pasado más de veinte años.

A lo que voy es que la bicicleta, ese artilugio en apariencia sencillo, hace de mí alguien feliz a pesar de lo que pueda haber alrededor. Es mucho más que dar pedales. Es un modo de vida. Puede incluso que no salgas a rodar desde hace meses, pero si te ha entrado el virus de la bici, seguirás pensando en porcentajes, en rutas, en grupetas y toda la parafernalia por muy fuera de forma que estés.

Muchas veces, el simple hecho de mirar mi bicicleta, hace que sonría después de un día de mierda o hace que, sin necesidad de dar pedales, me vaya muy lejos. Me vaya a lugares en los que las preocupaciones del día a día no te pueden seguir.

Sinceramente, no creo que valoremos como se merecen a nuestras bicicletas. Si miráis a vuestra máquina y no veis más allá de los componentes, me gustaría que hicieseis el esfuerzo ahora mismo. Recordad la cantidad de veces que habéis llegado a casa con la cabeza hasta arriba de cosas y os habéis vestido de ciclistas, habéis cogido la flaca y, a la vuelta, todo había desaparecido.

Parece mentira que la bicicleta sea la gran olvidada de nuestra actividad favorita. Así que, como ejercicio del domingo por la noche, os pongo deberes. Id a pedirle perdón a vuestras bicis ahora mismo. Rendid pleitesía a uno de los mejores inventos que el ser humano ha creado. La bicicleta.

3 comentarios:

  1. Precisamente estoy leyendo el libro de "En París se han vuelto locos", y en los primeros capítulos tratan ese ciclismo de época. Qué maravilla.

    Pero por eso mismo no siento mucha emoción al mirar las bicicletas actuales (jamás me fijo en las bicis de los demás). En cambio, veo mi primera bici: http://www.yofuiaegb.com/wp-content/uploads/2012/10/Bicicross-BH.jpg

    o la segunda: http://www.yofuiaegb.com/wp-content/uploads/2012/10/Bicicross-BH.jpg

    o la primera de carretera heredada con 3 o 5 coronas y cambio al cuadro, con la que subí aralla por primera vez, y entonces sí siento todo eso que dices.

    Buena entrada, me ha gustado.

    -
    sase

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