jueves, 10 de mayo de 2012

Todo empieza a encajar. Carretera, auto-foto....

¡Hola a todo el mundo!

Como os llevo contando toda esta semana, he vuelto a los entrenos -poco a poco eso sí- después de cascarme la rodilla.

Así como el de ayer fue en lo físico pobre, dado que tuve por momentos miedo a volverme a destruir la rodilla, pero en lo psíquico muy bueno, dado que obtuve muchísimas conclusiones, el de hoy ha sido muy positivo en ambos sentidos.

Comencé la jornada seleccionando la carretera por la que rodar. Ahora, sobre todo busco que las carreteras tengan escapatoria, es decir, que llegado el momento, pueda acortar la ruta. La León-Matallana reunía esta condición. 

Una vez escogida la vía, escojo un objetivo, que es por cuál de esas escapatorias me meto para acortar. Hoy, en principio, había decidido darme la vuelta pronto. En teoría esta iba a ser la ruta. Como podéis observar, era corta y plana a más no poder, pero es que el entreno de ayer me dejó dudas y no quería mangarla.

Esta ruta, también deja claro que la lesión de rodilla me dejó KO del todo. A día de hoy, ha sido la lesión más complicada que he tenido. Supera incluso a una operación en mi pierna izquierda que me dejó chungo un mes, pero que luego recuperó estupendamente.

Según iba avanzando en la ruta, tenía una sensación muy buena. Era la sensación del alivio. ¿Por qué este alivio? Mientras le daba vueltas a esta cuestión, de repente, me di cuento. Rodaba libre de cargas. Estos días pasados, me obligué a estar a punto para la  Clásica de Los Lagos de Covadonga. Una vez que he tomado la determinación de no asistir, me siento mucho más libre. Sin presión.

Y os aseguro que esta libertad mental ha sido un chute de potencia para mi rodilla -aunque chute y bici, en la misma frase, suenen a políticamente incorrecto- que hoy se ha comportado como una campeona. Ni un solo indicio de molestia. Ni uno sólo.

Aun así, mi plan de ruta seguía siendo el mismo, ya que no quería verme atrapado por el ansia viva. Pero a medida que iban pasando los kilómetros, me sentía tan sumamente bien que decidí ir hasta el más allá. En este caso no me refiero al cielo -o el infierno- si no a Garrafe de Torío.

Así que al final, la ruta que hice fue esta, siendo lo mejor de todo la ausencia de molestias, insisto una vez más, ni una sola. Ni siquiera en alguno de los pequeños repechos por los que pasa la ruta.

Tan contento y entusiasmado estuve que pensé que hacía muchísimo tiempo que no me sacaba una auto-foto, así que eso debía de solucionarse.

Las auto-fotos han vuelto.
Así que, la conclusión del día ha sido que me encuentro cada vez mejor y que la lesión de rodilla ha sido heavy-metal para mi, pero la situación se está reconduciendo.

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