lunes, 21 de enero de 2013

Grupeta Cicloturista León: "El Bukanero me ha dejado el culo nuevo".

¡Hola a todo el mundo!

Corrían las 11:30 de la mañana y pude ver cómo el amigo Bukanero daba señales de vida en las redes sociales. Yo tenía la muy sana intención de salir a rodar pero no había decidido la hora a la cual hacerlo. 

"Qué pasa Buka?"
"Danielo!!! Qué haces?"
"Voy a salir a dar una vuelta con la bici. Te apuntas?"

El resto ya sobra. Por supuesto, él dijo que sí. Yo me encargaría de sumar para la causa a alguien más, así que en otro foro común de la Grupeta Cicloturista León indiqué con precisión el lugar y la hora de quedada. Sólo pudieron sumarse dos amigos más, pero era más que suficiente para liarla parda. Seríamos Jose "El Santo", Juanjo "Volador", Bukanero y un servidor.

La tarde pintaba bien y ya no sólo por la compañía sino porque hacía sol. Si a esto le sumamos que estos días había nevado, y mucho, la posibilidad de pisar nieve sin prisas porque nos atrapase una ventisca parecía cierta. Esto significaba que deberíamos de tomar un camino pocas veces andado...León/La Robla/Fenar/León. Y no miento, porque andando pocas veces o ninguna lo habrá hecho ningún compañero de grupeta, pero en bicicleta pues bueno. Alguna vez lo hemos hecho.

Empezamos con lo típico. Risa por aquí, risa por allá. Y comprobamos que la tarde se estaba convirtiendo en 100% leonesa. Mucho sol, sí, pero muchísimo frío. Pero como somos tipos duros y, además, yo llevo bigote, pues no nos importó demasiado, aunque al final se nos hizo pelota. Pero esto más adelante.

Juanjo, desde un primer momento tenía ganas de cambiar el agua al canario, pero por miedo a que le atacásemos mientras lo hacía, se resistía a parar. Esto se lo debe al intrépido JR que se ha visto envuelto en todos los ataques a la desesperada de este tipo. Ya le pillaremos a él, ya.

En menos de lo que tardo en saludar a la gente con un "aupa", llegamos a La Robla. No había nieve salvo en las montañas, pero en el momento en el que enfocamos la carretera del Fenar, la cosa cambió. Por esta zona sí que había caído de lo gordo. Fue aquí y sólo aquí cuando Juanjo no aguantó más y tuvo que fiarse de un..."mea tranquilo que nadie te va a atacar".

Mientras Juanjo estaba con algo entre manos y Jose supongo que estuviese pidiendo a Dios por nuestras almas, Buka sacó una llave Allen. Tenía que hacer un ajuste y yo no iba a ser menos porque con tanto limpia que te limpia la bici estos últimos días, había desajustado el sillín. No estaba rodando del todo agusto, así que solucioné el problema. Esto lo cuento para dar una explicación al llamativo título de la entrada de hoy. Pero será un poco más adelante.

Tras estos parones, continuamos con la subida al Coll du Fenar. El panorama era espléndido. Nieve por todos los lados. La carretera sin nada, ni siquiera hielo, pero las eras de los pueblos, los bosques y las montañas a rebosar. Justo al final de la subidita, no pudimos dejar pasar la oportunidad de echar pie a tierra y disfrutar un poco del paisaje.

Y no sólo disfrutamos del paisaje si no que interactuamos con él en forma de fotos. Para lo cual, tuvimos que utilizar todo nuestro ingenio...

Primero estuvimos jugando al Tetris con las bicicletas...


Tras esta agotadora tarea, nos pareció que la habíamos "petao", con lo que comenzamos a admirar nuestra obra...


Una vez comprobado que nada nos puede parar, empezamos a organizar la foto buena. Por mi parte, empecé a estudiar la posibilidad de apoyar el móvil en un pequeño nevero para así, poner el temporizador y salir los cuatro artistas. Pero entre que no se sostenía y que el Buka me dijo que el móvil no era "guater resistan", empecé a sacar fotos de strangis, aunque en una me ligaron Jose y Bukanero...


La que podemos considerar más oficial de todas es la siguiente...

Juanjo, Buka siendo agredido y el único sensato de nosotros, Jose.
Terminado el momento "retoce en la nieve", proseguimos por la carretera del Fenar. Había mucha nieve acumulada a medida que más y más bajábamos. Curioso que fuese así cuando normalmente es al revés, pero rápidamente entendimos por qué.

Al llegar al final de la bajada y una vez dentro de la carretera que nos conduciría a León, la carretera de Matallana, las temperaturas se desplomaron. 2ºC hasta casa. Nada más. Yo ya tenía los dedos de la mano izquierda que no entendían nada. Es más. Ahora mismo, mientras aporreo las teclas del ordenados, los dedos se resienten, así que frío hizo y del bueno.

Llegamos a Pardavé, que pasa por ser uno de mis puntos favoritos de esta ruta por su fuente y porque el pueblo es muy chulo. Fue en este momento donde yo lancé la frase lapidaria del día...

¿ Recordáis los ajustes que había hecho unos cuantos kilómetros atrás? Pues me habían venido como anillo al dedo. Me sentía perfectamente y el rodar era mucho más cómodo. Así que tuve que exponer al grupo esta nueva situación con un toque de humor para recordarlo...

"Buff chicos...el Bukanero me ha dejado el culo nuevo". Claro. Las risas no tardaron en brotar, pero no estaba mintiendo. Gracias a la herramienta de Buka, ahora tenía el culo mucho mejor...bueno, creo que no lo estoy arreglando, da igual...

Como decía, nos quedaban los últimos 20Km. En ese momento no lo sabíamos, éramos muy inocentes, pero se nos iban a hacer largos. Tomamos un atajo que nos llevaría por una carretera algo más secundaria, pero algo más bañada por el Sol. El frío estaba haciendo mucha mella en todos nosotros. Cuando salimos de esta carretera, a pesar de estar a tan solo 10Km de casa, decidimos ir por un carril bici que discurre por la ribera del río Torío...

¡Qué frío! Esto era por lo que se nos iban a hacer duros los últimos kilómetros. Frío húmedo que se te mete en los huesos. Las manos no las teníamos para tocar castañuelas, pero llegó un momento en el que no las teníamos ni para escribir en lápiz "avemaría".

Se hizo duro, pero como las penas, en compañía, son menos, conseguimos completar este extraordinario inicio de semana. Para que luego digan que los lunes no son geniales.

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