jueves, 21 de junio de 2012

Menos mal que me pilló bajando.

¡Hola a todo el mundo!

Hoy he hecho una de esas rutas en las que piensas..."Menos mal que estoy bajando esto porque si lo tuviese que subir..."

Para resumiros, en la ruta de hoy, si os fijáis en el perfil, en la bajada larga que os presento llegué a alcanzar 90km/h. Eso en el sentido contrario en un 34-28 de libro. Es decir, medio ataque al corazón y una gran satisfacción al llegar a la cima.

Decidí subir hasta San Felices. La ascensión hasta este pueblo de Soria, como os dije el otro día, es preciosa. Lo que pasa es que el otro día no seguí más allá de este pueblo, a causa de la falta de tiempo. Aconsejado por Luismi, uno de los galgos locales a los que todo el mundo teme más que a un nublao, hoy continué en dirección a otra localidad soriana llamada Cigudosa.

Para llegar a este último pueblo, bajas un puerto...¡Qué puerto! Muy vistoso, con curvas por todos los lados, rampas muy duras. Vamos. Ingredientes suficientes para que tenga que volver otro día por aquí. El problema es que la carretera es terrorífica. Sí parece asfalto lo que hay en el suelo, pero disimula muy bien, la verdad.

Pero probablemente, el encanto de toda esta preciosa zona soriana sea ese precisamente. Su aislamiento. Para que os deis cuenta, mientras subía una rampa por esta zona, al darme el viento en contra -cómo no- un pedazo de ciervo no se dio ni cuenta de que estaba acercándome a él. Paseaba por la carretera como Pedro por su casa. Impresionante (no me dio tiempo a desenfundar la cámara)

Llegué a Cigudosa y he de reconocer que en este pueblo de 50 habitantes me perdí. Sí amigos. Como os lo cuento. Buscaba una carretera que llevaba un rato viendo desde lo alto del puerto y que parecía que conducía en dirección a mi hogar, pero no era capaz de dar con ella.

Una vez que la encontré y que superé un par de kilómetros de subida, de repente, comenzó la bajada de los 90 km/h. En unas cuantas subidas que había superado me acordé de Óscar y en esta bajada, claramente, rememoré a Juanjo, los dos miembros de la Grupeta Cicloturista León y pura ansia viva en cada uno de esos terrenos. ¡Menuda bajada! Cualquier día me estrello.

Y para completar todo esto, por fin hice una ruta con unos kilómetros lo suficientemente interesantes como para llegar a casa cansado de verdad. 90km después de lesión, mudanza y todo el rollo. Cómo estaba de desacostumbrado que, he de admitir,  llegué a casa un poco pajarero, pero luchar con el viento dos horas no es nada fácil y sólo llevé un plátano y un par de galletas. No volverá a pasar.

Así que hoy me he marcado un entreno de esos que me hacía con la grupeta. Bonito y largo. Pero lo hice solo. Espero poder enredar a algún compi de los de por aquí. Cuando no pueden ellos no puedo yo. Pero cuando coincidamos seguro que me descubren alguna de las múltiples trampas de las que hay por aquí.

¡¡Un saludo a todos y todas!!

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