martes, 19 de junio de 2012

Qué paz he sentido hoy. Impresionante.

¡Hola a todo el mundo!

Hoy pintaba la cosa muy bien en lo que a la bici se refiere. Después de unos cuantos días -de ahí mi silencio por el que os pido perdón- disponía de un hueco para poder entrenar algo.

En cuanto llegué a casa, después de comer, empecé a pensar por dónde ir. Fue en ese momento cuando entré en contacto con ciclistas locales. Parecía que saldrían a rodar. Después de unas cuantas vaciladas y unas risas parecía que quedábamos para salir juntos. Las 5:30 era la hora estipulada.

Yo salí, como siempre, con el tiempo justo , así que marché de casa a toda leche. En cuanto me situé en la calle....¡lluvia! Casi me hacía ilusión y todo, no os digo más. Me recordaba a esos días húmedos de León, con olor a mojado. Así que me puse el chubasquero y me dirigí al punto de encuentro.

Pero como marché tan apresuradamente, no me fijé en los mensajes finales y desconocía la actitud de los chicos con respecto a la lluvia. Tras esperar unos cuantos, me di cuenta de que la actitud es no salir con lluvia, así que me puse en ruta.

No tenía muy claro a dónde ir, pero sabía que quería hacer kilómetros y por sitios bonitos. No me apetecía mucho ponerme a subir una de las ascensiones de por aquí que, en algún caso, no son subidas, sino que son trampas.

Así que me encaminé hasta un pueblo que se llama Aguilar del Río Alhama. Hasta llegar allí se atraviesa una zona muy vistosa. De las mejores de por aquí. Además, al atravesar media montaña, se puede uno refugiar del condenado viento.

Pero hasta llegar allí, primero tuve que esquivar las nubes, con sus cortinas de agua correspondientes, para no mojarme del todo, porque algo ya me había mojado, pero nada escandaloso.

Tras mucha imaginación, interpretar que si el viento por aquí sopla de este lado y por allí puede que no sé qué, conseguí llegar al pueblo del que os hablo sin mojarme res de res. Entonces fue cuando me acordé de una señal que ya había visto más días al pasar por este pueblo. El nombre del pueblo que señala la indicación, me recuerda a un personaje de uno de mis libros favoritos y que, desde aquí os recomiendo. "El clan del oso cavernario". El pueblo al tenía pensado ir se llama Gutur.

Y digo que tenía pensado porque no encontré el pueblo por ningún lado, la verdad, sin embargo, con lo que me encontré fue con una maravilla de ruta. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto. Os cuento.

La carretera, para mis lectores de León, es del estilo de la del puerto de Aralla. Según avanzaba, miraba a un lado y a otro y me encontraba como en trance. Muy cómodo, una temperatura perfecta, un paisaje con árboles y un par de lomas a ambos lados.

De repente, sin darme cuenta, me topé con una curva de 180º y, sin tiempo para asumirlo, comenzaron 4 km al 6%, aunque en algún momento algo más. Al llegar a la cima, puedes ver todo lo que has subido que, junto con las vistas, hacen de este lugar una maravilla.


Así que, una vez allí, y como ya me había animado, pues decidí continuar sin tener la más remota idea de a dónde llegaría, porque el Moncayo se veía muy cerca, la verdad.

Un pequeño descenso entre árboles frutales y un trigal. Así continuaba la carretera hasta que se terminó. De golpe terminó. Pasó a ser una pista de tierra. A mi izquierda se veía una ermita a la que me acerqué pensando en encontrar una fuente que encontré, sí, pero un "NO POTABLE" me desanimó un montón. Por tanto, tras comer el plátanito de rigor, di media vuelta por donde había venido. 

Y fue aquí cuando comencé a pensar en que hacía como 15 km que no me cruzaba con un coche, con una persona. Me detuve y simplemente empecé a escuchar. Viento, pájaros...nada más. Me di cuenta de que hacía mucho tiempo que no me encontraba en un lugar donde la sensación de estar en medio de la naturaleza se hacía tan patente. Simplemente disfruté de ese momento. Qué paz.



Así que, con la sensación de haber estado en un remanso de paz absoluta, seguí con la ruta que al final fue esta. Una jollita, con un asubidina muy recomendable, unas vistas impresionantes. Bonitos logares por esta zona que, por cierto y para que os situéis, está en La Rioja, junto a Soria.

Hasta la próxima amig@s!!

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. La verdad es que hubo un rato que estuve como en trance!!! Qué paz absoluta....creo que esa paz terminó cuando empezaron las rampas!!!!jajajaja

      Genial en todos los sentidos la ruta, la verdad!!

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  2. Es muy bonito saber escuchar de vez en cuando el silencio..

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