El jueves, junto con el martes, podríamos decir que es el día
oficial de QDDA’S. Son los días en los que más compañeros nos juntamos y en los
que hacemos más kilómetros (entre semana)
Y este pasado jueves no fue una excepción y nos dimos cita en
el punto habitual unos 10 cicloturistas con ganas. Siempre aparecen dudas de
hacia dónde ir, aunque casi con total seguridad, y más ahora que hace buen
tiempo, nos solemos encaminar hacia La Robla.
Uno de los míticos integrantes del grupo de los jueves,
Daniel el doctor, suele tomar una determinación. Subir a Llombera. Y le hicimos
caso.
Así que en amor y compaña fuimos en dirección a La Robla con
el objetivo de tirar para Llombera, ya sabéis, eso paraíso del cicloturismo.
Subida de 5Km que tiene la sorpresa al final, con rampas de las que se agarran.
Hasta llegar a la base de la subida, la verdad es que pocas
cosas fueron reseñables. Fuimos a buen ritmo pero sin volvernos locos, yo por
fin conocí a Sergio, Juanjo se escaqueó sin disimulo alguno de dar relevos,
Elías cabeceaba como un pescaito frito de esos que ha devorado este verano…Todo
normal.
Ya en la subida, Manuel y Rafa se medio escaparon y
realizaron la subida en solitario. Tomaron mucha distancia, pero en el grupo de
los perseguidores, en el cual me encontraba yo, manteníamos la unidad. Creo que
lo dije en alto y si no, ya lo hago aquí, pero yo suponía que íbamos a llegar
casi a la par de los fugados. Manuel no conocía la subida y el final siempre se
atraganta la primera vez. Rafa, que está en un gran estado de forma, había
hecho unos cuantos alardes antes de llegar a escaparse en la subida, así que
eso lo pagaría.
Por tanto, en el grupo no hubo hostilidades. Mantuvimos un
ritmo muy majo hasta que ya encaramos el kilómetro final. Durante toda la
subida yo había estado chupando rueda (sí amigos, y no me pongo ni colorao al
decirlo) y no había forzado, porque sé que el final es durillo. Así que cuando
escuché que miembros del grupo subían coronas, yo bajé una y subí un poco el
ritmillo.
Me quedé solo en busca de Rafa y Manuel, a los cuales ya
tenía a unos 20 metros, pero como sabía del duro final (insisto tanto porque es
que es duro de verdad) aflojé un punto lo que permitió que conectase conmigo
otro de los integrantes que me siguió en el acelerón.
Lo que ocurre es que como tenía cerca a los fugados, me entró
el Ansia Viva y apreté de nuevo, aunque por
los cálculos que hice, ya no me quedaba espacio suficiente como para echarlos
mano, así que me conformé con una muy meritoria 3ª posición.
Ahora sólo quedaba encarar la vuelta a casa que nos llevaría,
primero por la “carretera” de la Mina (entrecomillo porque ya está a un paso de
convertirse en camino de lo mal que está) y después por la carretera de
Matallana (siempre dura por que solemos ir a cuchillo por aquí)
Después de un pinchazo en la “carretera” de la Mina por parte
de Óscar el segoviano, ya enfocamos la carretera de Matallana que, tras un
parón en la fuente de Pardavé, confirmaba las expectativas de dureza por el
ritmo desenfrenado que nos autoimpusimos.
Yo tenía ganas de jugar a ciclista y me mantuve reservón en
todo momento. Quería dejar a todos muertos con un devastador ataque en la parte
final. Veía como uno tras otro, los compañeros lo daban todo para endurecer el
ritmo. Juanjo, que hacía ya 50Km utilizaba como argumento el “es que voy justo”
para no dar relevos, ahora era, junto con Manuel, el que más cera nos estaba
dando.
Pero pronto llegamos a Villasinta, lugar que tenía marcado
para ir cogiendo posición y lanzar un ataque entre éste pueblo y
Villaquilambre. Cuando me faltaban dos turnos para dar relevo, bajé dos
piñones, me puse en bielas, apreté los dientes y reventé el grupo.
Los que más muertos se quedaron fueron Juanjo y Manuel ya que
su plan era atacar en este mismo punto, lo que pasa es que me adelanté. Juanjo,
que suele aguantar mis envestidas, a los 300 ó 400 metros logró cogerme el
rebufo y, a relevos, llegamos a León en solitario. Al poco, nos alcanzó Manuel
poniendo fin a nuestra aventura ciclista.
Lo peor fue que no pudimos despedirnos de todo el grupo
porque quedó muy fragmentado y cada unos tomo las de Villadiego, pero bueno, lo
pasamos “fetem”.
¡Mañana más!
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