Hoy domingo, la grupeta casi al completo se fue a Sanabria
para pasarlo cañón. Óscar había preparado una ruta superchula allí en su
territorio, así que tenían un guía excepcional.
Yo no pude asistir a la cita, cosa que me fastidió porque
conozco la zona y esa subida de la Laguna de los Peces me parece muy guapa, pero como no
hay mal que por bien no venga, pude acudir a la salida oficial del Club Ciclista
León, cosa que no hacía desde hace un montón de tiempo entre lesiones y
mudanzas.
Y heme yo allí, en el lugar habitual con las ganas de
siempre, pero sin mucha idea de por dónde ir, si en la salida corta (75Km) o en
la larga (+ de 90Km)
Después del control de firmas habitual, todos tomamos la
salida en la misma dirección, lo que ocasionó muchas dudas entre los usuarios
normales de la ruta corta. Como uno de los chicos de las escuelas se confundió
y se metió en la larga, pues tomé la decisión de hacer esta última con lo que
todo ello implica. Ritmo alto y, sobre todo, lo que a mí más me preocupaba. Más
kilómetros de los que ahora mismo estoy capacitado para hacer, sobre todo a
esos ritmos.
Como sabía que se me iba a hacer larga la ruta, decidí ir
reservón en todo momento. Que si detrás de esta rueda, que si luego detrás de
la otra y así todo el rato. Pero a mí, para bien o para mal, no me gusta ir
demasiado retrasado en los grupos, así que siempre estuve dentro de los 10 ó 15
primeros (éramos unos 40 ciclistas)
La ruta se iba desarrollando con total normalidad, con todas
las características de la opción larga. Palo va y palo viene. Ritmos de más de
40Km/h, con nerviosismo para mantener la posición (sí sí…lo que estáis oyendo).
En los primeros 40Km se rodó por carretera buena en su mayor
parte, pero en ese momento nos metimos por la típica carretera bacheada, con
asfalto sueltecillo. Lo peor de todo es que empezaba a picar para arriba, lo
cual presagiaba tragedia. Yo seguía manteniendo una posición medianamente
delantera, por lo que no me estaba coscando demasiado de lo que pasaba detrás
de mí. Cuando me quise dar cuenta, se produjo un parón y, para mi desgracia, me
vi tirando del grupo antes de la primera subida del día.
El compañero que estuvo tirando antes que yo, ya había hecho
un trabajo de maduración muy interesante. De hecho, yo ya notaba que mi punto
de no retorno, en cuanto al fondo se refiere, se había acercado muchísimo
después del relevo del compañero, así que mi oportunidad de tirar del grupo fue
testimonial.
En cuanto abandoné mi pésimo relevo, se comenzó a subir. No
era ni mucho menos un puerto, pero fueron unos tres kilómetros que se me
hicieron “pelota”. Si a esto le sumamos que a uno de los superclase del grupo,
Rodrigo del equipo Más Madera Máster, le entró una abeja en el casco y
tuvo que parar justo delante de mí, esto hizo que me cortase (en compañía, eso
sí, de Rodrigo)
Paramos a llenar el bidón y yo ya estaba notando que no era
mi día para nada. Nos habíamos introducido en los 60Km y el último apretón en la subida
para enlazar con el grupo me había dejado maduro tirando a podrido. Pero bueno,
yo seguía adelante con la mejor de mis intenciones.
Lo que confirmó totalmente que en el resto de los kilómetros
de la ruta iba a sufrir, fue que en un par de repechos sin demasiada pendiente,
prácticamente me corté. Qué mal. Ya estaba bien metido dentro del punto de no
retorno.
Al llegar a Rioseco de Tapia, el grupo, que se había quedado
en nada (unos 10 valientes), se dividió en dos. Los que subirían El 18, con lo
que no se llegaría a 100Km, y los que tirarían en dirección a La Magdalena y
subirían El Cillerón. En mi actual estado de forma la decisión era clara.
Pues no. Decidí ir en dirección a la Magdalena, lo que suponía
marcarse unos 120Km y hacer una subida larga y tendida como es El Cillerón (una
de mis subidas favoritas todo sea dicho de paso)
Sorprendentemente, cuando hicimos esta mítica subida leonesa,
no me quedé y eso que lo subimos a buen ritmo, aunque para ser justos habría
que decir que los que estaban tirando en cabeza, miraban para atrás para que no
se quedase nadie.
Cosa distinta fue cuando comenzamos a darnos relevos con toda
la paliza que llevábamos. Yo me quedé cortado a los 4 kilómetros de coronar, pero
los compañeros me esperaron en la fuente de Lorenzana. ¡Qué majos!
¡Y maja! Porque hoy tuvimos una amiga dándolo todo en este
grupo. Nos sacó los ojos a todos. Y sobre todo a mí. Siempre es una alegría ver
a las chicas en bici, porque no es del todo habitual. Cada vez lo es más, pero
pocas chicas hay. ¡Desde aquí os animo a que le deis al pedal!
La conclusión del día fue que, por fin, hice un buen
entrenamiento de fondo, con 120Km, y a un ritmo escalofriante. Mañana a soltar
pierna. ¡Buff!
hola amigo
ResponderEliminarel 18 que es la subida de la magdalena a camposagrado?
y el cillerón?
un saludo y gracias
Hola Jandro!!!
ResponderEliminarEl 18 es la subida que va desde Rioseco de Tapia a, digamos, la carretera de La Hoja.
Es muy chula y durilla,aunque corta (unos 3Km)