¡Hola a todo el mundo!
Tras unos días de desconexión, he vuelto tanto al blog como al deporte. No ha sido posible sacar la bicicleta a pasear, salvo la de ciudad, mi vieja BH, pero he sacado tiempo para trotar tres cuartos de hora, que no está nada mal.
Una de las muchas cosas a las que me he dedicado estos últimos días está relacionada con el mundo de la bicicleta. Un curso de mecánica en el Rabal de BCN. He aprendido un montón de cosas y, sobre todo, he perdido el miedo a abrir partes que nunca se me hubiese ocurrido.
De hecho, hoy por la tarde, y tras una larga charla con mi amiga BH, hemos llegado al acuerde de que sería mi conejillo de indias. Si a la pobre ya le he perdido el respeto en este sentido, en el de abrirla, ahora se lo he perdido aún más.
Desde hace una temporada, cuando limpio a fondo la bicicleta, suelo incluso desmontar toda la dirección. Ahora y gracias a mis nuevos conocimientos, más partes están expuestas para mí. Sin ir más lejos, hoy me he quedado con los rodamientos del eje de la rueda trasera en la mano. ¡Qué momento tan especial! Y he de reconocer que dramático, porque no esperaba encontrármelos tan pronto y tuve que correr por media casa detrás de una pelotilla de acero que se quería escapar.
Superado este trance, la bici se ha convertido, a parte del evidente reto deportivo, en un reto mecánico, ya que hay zonas que aún no soy capaz de abrir. Debe de ser por falta de alguna herramienta en concreto, pero ya investigaré, porque si a ciertos ejes y a sus respectivos rodamientos, les das un buen baño de aguarrás y posteriormente procedes a engrasarlos, sólo esto hace que tengas, como quien dice, bici nueva.
Os seguiré informando....Cualquier día empiezan a sobrarme piezas y tendré un problema...
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