jueves, 23 de mayo de 2013

Cerezales' Girls son bien.

¡Hola a todo el mundo!

¿Qué mejor manera de pasar una tarde de sol (por fin) y buena temperatura, que a lomos de "La Americana"? Pues eso es lo que hice. Salir a andar en bici.

Hoy me apetecía ir a ver a las Cerezales' Girls. Trabajan en la Fundación Cerezales y son la mar de majas. Además, por la mañana, en un tema de conversación totalmente ajeno al mundo de la bici, salió dicha fundación. Cómo se pasa de hablar de café a hablar de una amiga es algo curioso, pero así fue.

Total, que cuando tuve ocasión, me vestí de romano. Tocaba arrebato por la Sobarriba. No haría muchos kilómetros, así que tenían que ser de los de calidad. De los de plato grande. De los de dolor de piernas. Así que para conseguir todo esto, tras subir el Portillín, metí plato y no volví a quitarlo hasta llegar a casa. 

Un terrible viento en contra se alió con el desarrollo para hacer de la ruta de hoy algo muy duro. Cada pedalada, un trauma. Cada metro, un logro. Cada repecho superado, un imposible. Sólo tenía ganas de llegar a ver a mis amigas y que me diesen la enhorabuena. No lo iban a hacer porque en cuanto me viesen llegar yo diría que no me costó llegar, para hacerme el valiente y tal, pero con esos ánimos iba.

Una vez en Cerezales, mis amigos estaban en medio de un curso, así que me tocaba esperar. Y qué mejor que hacerlo en el lugar del que surgió el tema de conversación por la mañana. En la cantina del pueblo tomando un riquísimo café. 

Por fin pude ir a ver a mis amigas. A una de las Cerezales' Girls no tenía el gusto de conocerla o eso creía. León es una ciudad muy pequeña y si tiras de la manta, al final, nos conocemos todos y este fue uno de esos casos. "Tu cara me suena". Esa frase que tantas veces he utilizado, pero que esta vez era totalmente cierta. Ya nos conocíamos y ahora que no me va a oír, recabando datos mentales, la he ido ubicando mejor en mi recuerdo y ¡me ha encantado volver a verla! La buena gente deja muy buen recuerdo.

Tras las risas y los abrazos, tenían que seguir trabajando y yo, con el plato grande por montera, volver a León. El resto fue más fácil porque el viento me favorecía, pero el plato grande no. De todas maneras, el camino de vuelta a casa se me pasó volando ya que yo tenía la cabeza ocupada pensando en lo buena gente que dejé atrás. 

Cerezales' Girl son bien.

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