¡Hola a todo el mundo!
En mi intento de mantener
un buen ritmo de escritura para que, en la medida de lo posible,
tengáis algo que leer aunque sea para ir al WC, hoy quiero contaros
que en esta casa hay varias cosas que están echando humo.
Una es el rodillo. Ya no
voy a insistir más en ello porque lo odio con toda mi alma aunque se
está convirtiendo en una tabla de salvación estos días. Además,
todo el universo ciclista está a tope con lo de dar consejos, colgar
fotos, intentar motivar y todas esas cosas, ya sabéis. Ya os di mis truquillos para llevarlo mejor y espero que le haya servido a
alguien. Hoy ya tuve mi sesión de ciclismo indoor que me ha dejado
las patas tocadillas, la verdad. No sé que repercusión en el estado
físico tendrán todas estas sesiones de rodillo pero al menos
mentalmente me da la tranquilidad de saber que algo estoy haciendo.
Por litros de sudor no será.
Pero no sólo mi
particular potro de tortura está echando humo. La otra gran heroína
de este periodo es la cafetera. Recientemente escribí sobre la relación del mundo del ciclismo con el café y más particularmente,
la que tengo yo con este brebaje. No me atrevo a deciros la cantidad
de veces que me voy a la cocina a preparar una taza de café. Más
que no atreverme, me da hasta vergüenza. El efecto que tiene sobre
mi sueño es nulo, os lo aseguro. Sin ir más lejos, mientras escribo
esto alguna cabezada estoy dando. Lo que tengo claro es que el kilo
de café que conseguí comprar el pasado viernes, no me va a llegar
para todo este asunto creo yo. Tendré que conformarme con algún
café del súper. Además, también añoro los cafés en el bar de
algún pueblo en medio de una ruta. ¡Qué ganas! Pero ya queda un
día menos, ¡leñe! ¡Vamos! Hay que motivarse...
También echa humo en
este hogar la libreta y el bolígrafo. La razón es que cada poco
estamos organizando nuestras salidas al exterior. Somos bastante
responsables al respecto y, salvo para pasear a las perras, no
salimos demasiado, así que planificamos todos los movimientos. Sólo
un día hemos tenido que salir a comprar, que fue hoy, por cierto. Me
sentí por un momento como un director deportivo de un equipo World
Tour organizando la logística de una París-Roubaix.
Otra cosa que echa humo
es mi cabeza, pero no por que me esté agobiando con esto del
confinamiento y de más, qué va. María y yo lo estamos llevando
“deluxe”. Lo que no hago más que pensar es qué puerto será el
primero que vaya a subir según nos den vía libre para poder salir
con libertad de casa. La primera semana que se pueda, aunque no tenga
fondo ninguno, voy a hacer una escapadita a Asturias y subir algo,
pero no sé qué. Tiene muchas papeletas La Cubilla, la verdad, pero
no descarto alguna que otra cosilla como San Isidro para enlazarlo
con Las Señales o algo así. Ya veremos porque mi futuro más
inmediato es una nueva sesión de rodillo mañana por la mañana.
Vamos a ver cuánto
tardamos en recuperar la normalidad e intentar que no se nos acabe la
paciencia aunque, casi seguro que a nosotros se nos va a terminar el
café bueno. Qué desgracia.
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