miércoles, 18 de marzo de 2020

Diario del estado de alarma: echando humo.


¡Hola a todo el mundo!

En mi intento de mantener un buen ritmo de escritura para que, en la medida de lo posible, tengáis algo que leer aunque sea para ir al WC, hoy quiero contaros que en esta casa hay varias cosas que están echando humo.

Una es el rodillo. Ya no voy a insistir más en ello porque lo odio con toda mi alma aunque se está convirtiendo en una tabla de salvación estos días. Además, todo el universo ciclista está a tope con lo de dar consejos, colgar fotos, intentar motivar y todas esas cosas, ya sabéis. Ya os di mis truquillos para llevarlo mejor y espero que le haya servido a alguien. Hoy ya tuve mi sesión de ciclismo indoor que me ha dejado las patas tocadillas, la verdad. No sé que repercusión en el estado físico tendrán todas estas sesiones de rodillo pero al menos mentalmente me da la tranquilidad de saber que algo estoy haciendo. Por litros de sudor no será.

Pero no sólo mi particular potro de tortura está echando humo. La otra gran heroína de este periodo es la cafetera. Recientemente escribí sobre la relación del mundo del ciclismo con el café y más particularmente, la que tengo yo con este brebaje. No me atrevo a deciros la cantidad de veces que me voy a la cocina a preparar una taza de café. Más que no atreverme, me da hasta vergüenza. El efecto que tiene sobre mi sueño es nulo, os lo aseguro. Sin ir más lejos, mientras escribo esto alguna cabezada estoy dando. Lo que tengo claro es que el kilo de café que conseguí comprar el pasado viernes, no me va a llegar para todo este asunto creo yo. Tendré que conformarme con algún café del súper. Además, también añoro los cafés en el bar de algún pueblo en medio de una ruta. ¡Qué ganas! Pero ya queda un día menos, ¡leñe! ¡Vamos! Hay que motivarse...


También echa humo en este hogar la libreta y el bolígrafo. La razón es que cada poco estamos organizando nuestras salidas al exterior. Somos bastante responsables al respecto y, salvo para pasear a las perras, no salimos demasiado, así que planificamos todos los movimientos. Sólo un día hemos tenido que salir a comprar, que fue hoy, por cierto. Me sentí por un momento como un director deportivo de un equipo World Tour organizando la logística de una París-Roubaix.


Otra cosa que echa humo es mi cabeza, pero no por que me esté agobiando con esto del confinamiento y de más, qué va. María y yo lo estamos llevando “deluxe”. Lo que no hago más que pensar es qué puerto será el primero que vaya a subir según nos den vía libre para poder salir con libertad de casa. La primera semana que se pueda, aunque no tenga fondo ninguno, voy a hacer una escapadita a Asturias y subir algo, pero no sé qué. Tiene muchas papeletas La Cubilla, la verdad, pero no descarto alguna que otra cosilla como San Isidro para enlazarlo con Las Señales o algo así. Ya veremos porque mi futuro más inmediato es una nueva sesión de rodillo mañana por la mañana.

Vamos a ver cuánto tardamos en recuperar la normalidad e intentar que no se nos acabe la paciencia aunque, casi seguro que a nosotros se nos va a terminar el café bueno. Qué desgracia.

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