sábado, 14 de enero de 2012

Tesoros del cicloturismo. Vegarada.

Dentro de la sección "tesoros del cicloturismo", para mi, la zona de Vegarada es muy especial. Para situar a los que no son de por aquí, Vegarada es una zona que se encuentra en la montaña central leonesa, a unos 25 km de la localidad de La Vecilla, en dirección a Asturias. El puerto de Vegarada no tiene conexión asfaltada hasta la vecina Asturias, sin embargo, el camino de tierra que existe está en aceptables condiciones (si se asfaltase saldría un puerto tipo Mortirolo)

Centrándonos en la vertiente leonesa, comentaba que esta zona es muy especial para mi porque la utilizo para realizar entrenamientos de calidad y con kilometraje porque tengo una ruta ya fijada que pica 160 km. Mirad, es esta: León-Barrio-La Vecilla-Vegarada-Felmín-León. La ruta, como podéis comprobar, es dura, pero, además, es preciosa.

Pero lo más bonito de todo es la zona de Vegarada. Es un área, que podemos considerar alpina. Grandes cumbres, pocos árboles una vez alcanzada cierta altura. Sencillamente es espectacular. La ascensión hasta el puerto, para todo aquel que la ha hecho, en La Vecilla. Muchas son las altimetrías que sitúan el inicio en la localidad de Redipuertas, pero seguro que quien pone ahí el inicio, nunca la ha subido. Desde La Vecilla, el plato de 52 que llevo montado no se me ocurre meterlo en ningún momento, así que ya estamos subiendo.

En general, es una subida muy tendida. Salvo en algún momento, pasando precisamente Redipuertas, no existen grandes rampas, pero la belleza del lugar hace que, aunque las hubiese, no te dieses ni cuenta. En todo momento nos acompaña el río Curueño, el cual, con el paso de los años, los siglos, etc, ha creado el espectáculo que son las Hoces de Valdeteja.

Inicio de las Hoces.
 Junto con otras Hoces (o desfiladeros) vecinas de las que os he hablado alguna otra vez, las Hoces de Vegacervera, forman una de las zonas más espectaculares de toda la provincia y, para rodar en bicicleta, una experiencia única.
Uno de los puentes sobre el río Curueño a su paso por las Hoces de Valdeteja.

Sólo dejaremos la compañía del río Curueño para afrontar lo más duro de la ascensión, que nos lleva hasta la Estación Invernal de San Isidro por Ríopinos. Yo os contaré sólo hasta la frontera con Asturias.

Si llegamos hasta La Vecilla desde León, ya llevaremos cerca de 40 kilómetros con un cierto castigo. Si no hemos sabido regular puede que la subida se nos haga larga porque, como os comentaba, la ascensión empieza desde esta localidad.

Circulamos por la carretera LE-313. El asfalto es rugoso y la carretera angosta. Por lo escaso del tráfico, hay que tener cuidado al paso de los pueblos, porque la calzada suele estar manchada, tener piedras, etc.  La parte que mejor firme presenta es la parte dura. Desde Redipuertas hasta el final.

Según salimos de La Vecilla, ya nos encontramos con un par de rectas encajadas entre robles. Si es la primera vez que circulas por aquí, tendrás ganas de meter el plato. Incluso lo meterás, pero rápidamente se da cuenta uno de que es un error porque de súbito, tenemos una rampa que no sabe nadie a día de hoy quien la puso. Termina en una curva desde la cual ya nos dirigimos hasta Nocedo, tras dejar Montuerto. Nocedo es desde donde parte la subida de Valdorria.

Tras rendir pleitesía a la amenazante señal de Valdorria, continuamos el camino. Es en este momento cuando la naturaleza nos brinda el regalo de las Hoces de Valdeteja. Sencillamente espectaculares. Son un lugar único por la majestuosidad de la roca, como por lo solitario del lugar. Al no tener una salida cómoda hasta Asturias esta carretera, pues aquí nos encontramos realmente solos. Poca población, poco tráfico. Plena naturaleza.

Mientras quemamos kilómetros sin darnos casi cuenta por lo espectacular del paisaje, nos encontraremos con una estructura de la Confederación Hidrográfica del Duero. En este lugar, el Curueño cede parte de sus aguas al embalse del Porma. Seguro que esto no lo sabe todo el mundo, pero como he dicho en alguna otra ocasión, el cicloturista ve muchas cosas.

A partir de este lugar, salimos de las Hoces y el valle se abre. Se abre mucho. Y nos encontraremos con unas magníficas vistas de cumbres tanto a la derecha como a la izquierda. Al fondo está Tolibia de Abajo. Tras dejar esta localidad, hay que subir piñones porque Tolibia nos despide con una rampa. Corta pero intensa.

El paso por las siguientes localidades (Lugueros, Cerulleda y Redipuertas) se nos pasa sin darnos cuenta porque vemos que se nos aproxima algo en forma de montaña. Cada vez vemos que nos acercamos más y más y empezamos a sospechar que que algo vamos a tener que subir. Es en este momento cuando nos percatamos de que, desde La Vecilla, llevamos 20 km pedaleando y que si venimos desde León, pues llevamos más de 60 km. Nos quedaría la vuelta y, por lo que parece, subir algo.

La última vez que subí yo (en agosto) además de sospechar que subiría algo (bueno, yo ya lo sabía porque no era mi primera vez) me temía que al subir, las nubes bajas (desde allí) que estaba viendo, se convertirían en niebla según empezase a subir.

Con tanta cumbre como esta, algo acabas subiendo seguro.


Tras dejar Redipuertas, las rampas no se hacen esperar demasiado. Los dos kilómetros que siguen a Redipuertas presentan un 6% que, con la tralla que se lleva ese día, se hacen duros de verdad. A partir de aquí, y tras dejar la zona de curvas (la única de toda la ascensión) no nos vamos a encontrar nada por debajo del 4%. Esta subida, podemos decir que es fría y calculadora, porque te va trabajando durante un rato muy largo y, cuando estás bien tostadito, parece intentar acabar contigo.

Las curvas ya son cosa del pasado desde hace un rato en esta subida y, una de las características más acusadas de esta subida, son las rectas machaconas que te encuentras hasta llegar al final. Una última curva anuncia el final de este puerto tan particular. Un Coloso en toda regla sin duda. Dejamos a mano derecha el desvío hasta Riopinos y seguimos hasta un caserón donde hace años existía un mesón. Yo llegué a tomar algún café allí, pero hace años que ya no está el negocio.

Es ahora cuando, al girarnos para contemplar lo que hemos subido, te das cuanta de que este paisaje se ve en pocos sitios de Europa. En concreto, sitios así se ven por regla general en Alpes. Mirad.

La primera vez que subí hace años. Aún no habían arreglado la carretera.

Segunda ascensión. Grades praderas. Tierra de maquis en el pasado.

Estos dos ejemplo, es lo que nos espera en la cima de esta preciosa y, sinceramente, dura ascensión. Dura no por las rampas, sino por el castigo al que te somete. La recompensa merece la pena, de verdad.

NOTA DEL AUTOR: la recompensa merece la pena siempre que nos encontremos con un día como los que os muestro arriba, pero en mi última ascensión a Vegarada, el tiempo no fue tan benévolo. Mirad.

El mismo punto que en las fotos de más arriba.

Juro que era agosto.



3 comentarios:

  1. haber quien te sigue rueda este año.....

    ResponderEliminar
  2. Que bien describes la ruta ,pero andas en bici?.....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te guste amigo anónimo!!Pues algo ando,sí.Se hace lo que se puede

      Eliminar