Hoy ha sido un día duro. Teníamos organizada una quedada dos compañeros y yo. Íbamos a ir a rodar y, a modo de premio final, nos esperaba un chocolate con churros, porque somos gente que tenemos lo del tema de la dieta muy pero que muy bien llevado (barrita energética = churro//bebida isotónica = chocolate caliente)
La cita se había concretado a las 10:30. Yo puse el despertador a las 8:45. Con tiempo porque me conozco. Me encontraba yo con el tema de los 5 minutitos más (9:10) cuando, de repente, suena el teléfono móvil. Uno de los compañeros de quedada.
F: Hola Dani!!
D: Muy buenas F, estoy despiertísimo, dime!!
F: ¿Has mirado por la ventana?
D: No, ¿qué ocurre?......
La noticia fue demoledora. Niebla. Lo peor. Peligro, frío y humedad.. F, de manera prudente, se retira dado que hay más días que sandías (el chocolate lo vamos a tomar algún día y lo sabes). Sólo me quedaba una gestión. Avisar a O para comentarle el problema. O no es de León y viene de manera puntual y, ya de paso, pues sale a rodar.
Empiezo a pensar que, dado que es martes, los señores más veteranos del Club Ciclista León, quedarán a la misma hora pero en otro lugar y, como yo voy a salir de todas maneras, decido avisar a O y decirle que chocolate no pero que bicicleta sí con la grupeta de edad. Le parece fenomenal, pero surge un problema. O no va a poder por un problema de logística.
Tranquilo Daniel, no pasa nada. Voy con mis veteranos amigos. La risa está garantizada, además acabas de escuchar al hombre del tiempo que el tema niebla va a levantar.
Salgo de casa. Voy al lugar convenido a la hora adecuada (hecho un poco raro en mi) Maldita sea!!! No hay nadie. Un momento. Sí que hay alguien. El Rubio!!!
Nos damos el parabién oportuno y nos percatamos de que somos los únicos dos tarados que han decidido salir a pesar del tiempo. Bueno, no pasa nada. Miramos el cielo y decidimos la dirección en función de la densidad de niebla.
La Sobarriba, con la subida de Castrillino para ver si entramos en calor es la decisión final. Problema. Hay que llegar a Castrillino sin hipotermia. El frío es terrible y, al haber niebla, el sol no nos calienta.
D: Rubio!! Me duelen los dedos. ¿Cómo vas tu?
R: He salido días en los que se me ha congelado el agua del bidón
"Siempre hay cosas peores", me digo, pero tengo frío y ese comentario no me reconforta.
Llegamos a la base de la subida de Castrillino. El ritmo no ha sido lo suficientemente alto como para entrar en calor y, para mayor complicación, la dirección de la ruta no ha sido la más acertada, porque la niebla se cierra más (me acuerdo del hombre del tiempo y es mejor que no sepais lo que dije). Comenzamos la subida. Algo calentamos, pero no lo suficiente. Arriba se abre un poco la dichosa niebla, pero como de inmediato bajamos, vuelve a cerrarse. Menudo infierno de día.
Tomamos la carretera de la Sobarriba, secundaria donde las haya, y gracias a los continuos repechitos de la misma y a que, de alguna manera que se me escapa, aquí la temperatura es francamente superior, logramos entrar en calor.
Casi sin darnos cuenta, alcanzamos los 40 km de ruta que, para lo complicado del día, es una proeza. Entre la niebla (que es muy cerrada) aparecen dos figuras casi fantasmagóricas. Otros dos ciclistas, estos beteteros, que están "disfrutando" del día. Tras los saludos, afrontamos la parte final de la ruta de hoy. El Rubio y yo somos unos héroes. Los beteteros de antes también. No nos encontramos a nadie más, así que no puedo englobar a nadie más.
Llegamos, por fin, a León con la satisfacción de haber rodado en un día complicado y tras haber mantenido una buena conversación y sin ningún incidente. A lo lejos, y ya de camino a casa, vemos a miembros del club. Nos preguntan que si vamos o venimos. Yo les contesto que no sé, pero sé que sufrimos. Lo más importante es que hemos salvado la etapa.
Grande Rubio!!!
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