martes, 3 de abril de 2012

Tesoros del cicloturismo. Col du Hautacam

Hola a todo el mundo.

El año pasado, en mi aventurilla pirenaica, tuve que determinar qué puertos y rutas hacerme. Yo iba con el objetivo claro de subir Tourmalet, pero todo lo demás estaba realmente muy abierto.

Mi mecánico (el de la tienda, no el mío particular) me dio alguna recomendación, ya que es un gran conocedor de la zona, así que entre eso y lo que hablé con la gente de por allí más alguna amistad que me eché en la cima del Tourmalet, que fue la ruta que hice el primer día, el segundo me decidí a hacer esta ruta en la que se incluía el mítico Col du Hautacam.

Para poneros en situación de como realicé la subida, lo primero que tengo que señalar es que el día anterior, subiendo hasta Luz Ardiden me dio tremenda pájara. Fui en coche hasta un lugar cerca de la base del Hautacam, así que me ahorré unos cuantos kilómetros.

Me pongo en funcionamiento y, lo que yo no sabía es que había dejado el coche justo en la base del puerto, así que sin pensar ni calentar, un puerto para mentalizarme. Esto no fue problema porque, al aprender de los errores, decidí que los alardes para los profesionales, porque el día anterior subí el Tourmalet en un tiempo que no os voy a decir para no quedar de sobradillo, pero lo subí muy rápido. El problema es que en el siguiente puerto lo pagué con creces. Eso no me iba a volver a pasar, así que meto desde el comienzo un desarrollo de subida extrema.

La primera parte del puerto no llama demasiado la atención. Se pasa por algún pueblo y ciertos cruces que hacen que te plantees si vas por el buen camino, pero por lo demás todo normal, hasta el momento en el que tomas un giro y en la fachada de una casa hay una pintura enorme con la imagen de una ciclista y el nombre del puerto. Esto te hace entender (por si no lo sabías ya) que estás en un centro de poder ciclista.

Ahora la subida ha cambiado. La carretera pasa por zonas con mucha vegetación. A parte de bonita, ésto hace de la subida algo más llevadero. Más en días como los que pillé yo cuando fui. Temperaturas de más de 30ºC.

Ya empiezas a ver a unos cuantos cicloturistas por la carretera. Al adelantarlos utilizo el clásico "Hi!" y ellos el muy nuestro "taluego", así que me siento un poco en casa.

No sé si es por la manera en la que me planteo lo subida, pero me parece más llevadera que las del día anterior. Disfruto más de lo que tengo a mi alrededor y de la subida en sí, porque ciertamente es una subida muy bonita. Así como el Tourmalet tiene un encanto proporcionado por la leyenda que es, lo cierto es que no es muy bonita, sin embargo esta sí lo es. Como os digo mucha, vegetación y poco tráfico. Las rampas, siendo duras, no son una bestialidad.

Según vamos ganando en altura, la vegetación deja paso a las praderas llenas de pasto y de ovejas y caballos. No sé si se encontraban en la fiesta de la feromona, pero los animalillos estaban nerviosos y cruzaban a sus anchas la carretera, así que cuidado con esto.

Dado que los kilómetros ya empiezan a hacer mella, la subida ya se vuelva más dura y algún kilómetro al 10% y al 9% hacen que dejes de mirar tanto a los animales y te centres en la subida en sí. Ya es un hecho. La subida se ha puesto exigente. Las curvas de herradura se suceden y te mantienes cada vez más tiempo sobre bielas.

Se hace obligado abrir el capó y concentrarse. Los últimos kilómetros de la subida se hacen exigentes. En el caso de mi subida dos son los motivos fundamentales.

El primero es que, como podéis ver en las fotos, el sol es de justicia. A mi eso me va muy pero que muy bien, pero una hora de máximo esfuerzo a más de 30º se te llega a hacer pelota, os lo aseguro.

El segundo motivo es que a esas alturas de subida, se apodera de mi el espíritu del ansia viva al localizar a otro cicloturista delante de mi. No soy yo muy dado al pique, pero me decidí a sobrepasarlo. Os pongo en antecedentes.

El día anterior, en la parte final de Tourmalet, al comienzo de la misma (es la zona realmente dura del puerto) localicé a un ciclista. Por la pinta parecía un máster o algo así. Era de algún equipillo, eso estaba claro. Yo le sobre pasé y él, se agarró a mi rueda como si no hubiese día de mañana. Eso no me pareció mal. Pasaban los kilómetros y seguía ahí. Ya faltaban unos metros y yo estaba pensando en compartir agua con él, charlar y todo esto que a mi tanto me gusta cuando, de repente, ¡¡ME ATACA Y SE PIRA!! Me pareció fatal. Así que eso no me iba a pasar en Hautacam.

Bajo piñones y a por el ciclista de delante. Esto ya es algo personal. Impongo un ritmo fuerte para lo que es un puerto. Me aproximo a él y le paso con facilidad. Pero él se cosca del tema y no se derrumba. Me sigue a unos prudentes metros de distancia. Lo que pasa a continuación queda reflejado en esta secuencia de fotos que os explico en el pie de foto.

Me despisto y me vuelva a coger rueda...
Se crece y me adelanta....


"Otro día que me pasa lo mismo" estoy derrotado...

"¡Y una leche! Este no puede conmigo". Me rehago.

Tomo impulso.

Yo sobre bielas meto miedo. Él lo estaba comprobando.

Se acaba de dar cuanta de que conmigo no se juega.
JAJAJAJAJA!! Arriba estuvimos hablando. Un belga muy majo. Conocía León por las llegadas de La Vuelta a España.

Una vez en la cima y después de hablar con este muchacho, me dispongo a disfrutar de la hazaña. Una especie de mercadillo de productos típicos hace que me detenga en la cima un buen rato. La gente es tremendamente amable. Es la cumbre más bonita tanto por las vistas como por el ambiente.

En resumen. Si estáis alguna vez por la zona, este puerto tenéis que subirlo y mi consejo es que no lo subestiméis. El final, después de todos los kilómetros se hace durillo. Merece mucho la pena quedarse un buen rato en la cima. Son las instalaciones de una estación de esquí. Veréis cómo lo tienen montado para aprovecharse hasta del verano. Las vistas son grandiosas. Un regalo para los sentidos.

Un saludo a todos y todas.

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