Hola amigos!!
Todos tenemos días buenos, regulares y malos. Desde luego que hay que procurar tener cuantos más buenos mejor. Yo soy una persona que intenta ver siempre algo positivo de todo, por lo que encontrarme algún día malo es difícil aunque los tengo (los exteriorice o no)
Cuando me topo con algún día malo de estos que os hablo, una de las mejores terapias que yo tengo es salir a rodar con mi bicicleta. Ya no sólo por el hecho de "desfogar" y relajarse, sino por el hecho de que en bicicleta, como ya os comenté hace alguna entrada, se da lo que los runners llaman "la soledad del corredor de fondo".
Cuando salgo a rodar yo sólo, es uno de esos pocos momentos hoy día, que puedo estar conmigo mismo. Sin nada a mi alrededor que interfiera mis pensamientos. Sólo el hipnotizante sonido de las ruedas contra el asfalto consigue hacerme salir de mis pensamientos.
En nuestra sociedad, nos hemos rodeado de aparatos que nos hacen compañía y emiten voces o ruidos que evitan, de esta forma, centrarnos en nuestros pensamientos. Muchas veces tenemos encendida la televisión sin hacerle caso. Sólo por el mero hecho de que haga ruido. Este tipo de comportamientos no permiten que nos escuchemos y nos sorprendería la cantidad de cosas que llevamos dentro y no hacemos caso.
Montar en bicicleta, por lo menos en mi caso, es un oasis en todo este mundo de interferencias. Yo empecé a disfrutar (porque os aseguro que es algo de lo que se disfruta) de esta sensación en mi etapa de corredor. Era genial poder sentirme tranquilo haciendo algo que me gustaba (no tanto a mis rodillas) Esta sensación se multiplicó cuando empecé a montar en bici de manera seria. En bicicleta, muchas veces, estás 3 horas o más sumido en un auténtico torbellino de pensamientos. A veces caóticos, otras veces muy claros, pero lo importante es que te relajas.
Cuando llegas a casa, después de una buena sesión de uno mismo, no te acuerdas ni de por qué estabas cabreado antes de salir a rodar.
Son tiempos muy difíciles para mucha gente y sé que para muchas personas harían falta 16 horas de tranquilidad total para poderse evadir de sus realidades, pero hay veces que en nuestra mente surgen locuras que, con un poco de trabajo a posteriori y con la televisión apagada, pueden transformarse en buenas ideas. Creo que de las situaciones difíciles hay que salir con ingenio. Puede que nos surja encima de la bici. ¿Quién sabe? Si nos escuchásemos más nos llevaríamos alguna sorpresa.
Suerte y fuerza a todos!!
Totalmente de acuerdo Dani. Sabia reflexión...
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