martes, 27 de diciembre de 2011

Tesoros del cicloturismo: Montserrat.

Todo ocurrió el verano pasado. Aprovechando mi viaje a los Pirineos, estuve una semana en Barcelona con la bicicleta. Para mi era toda una oportunidad ya que sabía de la existencia de muchas zonas muy bonitas para rodar. Una era la zona de Collserola, otra Montjuic y la que más ganas tenía de descubrir era la zona de Monistrol con la espectacular subida de Montserrat. Sólo tenía un problema esta última subida. Había que encontrar una fisura en Barcelona para poder salir de la Ciudad Condal sano y salvo.

Un día por la mañana me disponía a encontrar la tan deseada grieta en el extrarradio barcelonés. Seguro que para los que salgáis por allí es muy fácil, pero os aseguro que para mi que estoy acostumbrado a estar en plena naturaleza en 15 minutos no lo fue.

Gracias a Google maps todo resulta más fácil, pero del dicho al hecho, ya sabéis, aguas mil. Todo iba según el plan previsto. Parecía que tenía todo controlado. Pasé junto al Camp Nou, seguí hasta Molins de Rei, Pallejá. Todo perfecto.

Conseguí llegar a la C-55 que es la carretera que te da acceso a la zona de Montserrat. Sencillamente es espectacular. Hasta llegar allí es tirando a feo, las cosas como son, pero cuando llegas allí es precioso. Además, una de las cosas que más chocante me resultó es que ruedas por una zona totalmente plana, pero a lo lejos siempre ves la montaña de Montserrat. Está siempre delante de ti. Desafiante.

Antes de llegar a Monistrol, punto de inicio de la subida a Montserrat, y junto al inicio del funicular, tomé un desvío que ya tenía yo echado el ojo de otras veces que había estado por allí (en tren, eso sí) El desvío hacia Collbató. Hasta llegar a este pueblo, hay que superar una dura subida en la que la sombra es algo que no se da. Si a esto le sumamos que elegí un día muy caluroso y que la humedad que hay por toda aquella zona es brutal, pues el resultado es un infierno. Pero fue superado de manera satisfactoria.

Después de esta subida, había quedado para comer, por lo que hice un alto en el camino en un restaurante donde tomé un menú reparador (el agua era lo que más me entraba) que me puso a tono para afrontar la subida estrella del día. Montserrat.

La subida empieza con un par de repechos que te ponen bien claro que con quien vas a tratar no es un cualquiera. Son las clásicas salidas de un pueblo que tienen, a modo de puente para superar un riachuelo, un repecho durísimo. Esto ya te pone el ritmo en su sitio. Sin alardes.

Se sale de esta primera fase y, lo que recuerdo es que la subida es muy noble, porque es dura pero de manera muy contínua. Lo que hace muy bonita esta subida es que vas bordeando la montaña y según se va tomando altura, las vistas son espectaculares. Pero al contrario que en las grandes subidas, ésta empieza sin vegetación para empezar a tener más según se sube. A unos 3 km para coronas hay una fuente a mano derecha que es lo más.

Al final, ya se me estaba empezando a atragantar un poco. Sobre todo por la tremenda pérdida de líquido. La humedad es lo que más recuerdo. Cuando llegué al cartel que anuncia que estamos entrando en el parking, hay que seguir porque ahí está el fin de fiesta de la subida. La rampa más dura se encuentra ya dentro del perímetro del Monasterio. Esto sí que es un fin de fiesta.

Después de las fotos de rigor, afronté la bajada con ganas. Por lo que acababa de subir, este descenso prometía. Y no me decepcionó. Rápido y con curvas muy bonitas (me encantan los descensos, cualquier día me estrello)

Pero lo más terrible del día estaba por llegar. Había planeado la salida de Barcelona, pero no la entrada. En coche por autopista sí sé, pero en bici y por carretera nacional no. Además, en alguno de los pueblos me confundí de salida y cuando me quise dar cuenta me encontraba en el casco urbano de uno de estos pueblos de las afueras de Barcelona. Vi que la montaña de Collserola se alejaba cada vez más y me estaba acercando demasiado al Aeropuerto del Prat, así que una salida que ponía Barcelona, supuso para mi en ese momento una salvación.

El problema fue que no me di cuenta de que me estaba metiendo en plena Ronda Litoral (como si dijéramos la M-40 en Madrid) No lo pasé mal, lo pasé peor. Y como me había desviado de la ruta, pues salieron más km de la cuenta. Ese día lo terminé con unos 160 km y mucha tensión por haber ido por autopista (menos mal que no me ligaron los Mossos)

Esta fue mi aventura en uno de esos tesoros del cicloturismo. Montserrat. Una subida preciosa, en un entorno privilegiado. Recomendable 100%

Barcelona-Collbató-Monistrol-Montserrat (y vuelta)

Tras coronar Collbató, necesitaba agua. Fue un día de mucho calor y, lo que es peor, muuucha humedad.

Montserrat. La montaña es muy bonita y la subida preciosa.

Vistas desde lo alto de Montserrat. Al fondo está Barcelona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario